Golden Raven - [Minsung] [2do Libro || "La Revolución De Girasoles"] [✓]

IX

Minho sintió que era incapaz de hacerlo de nuevo. No podía soportar la desgracia que lo perseguía y que parecía agobiarlo obligándolo a enfrentar el pasado con un escudo de cristal y una espada de cartón. No era capaz de luchar contra un sentimiento que renacía con más facilidad que el apagar de una vela y que trató de ocultar como un suspiro en una habitación vacía. No podía soportar esa mirada cargada de emociones, que a su vez, no soltaba nada. No era capaz de aguantar estar con Jisung y fingir que su corazón no se aceleraba; era absurdo.

Jisung tragó duro, pero bajó la mirada, hizo una reverencia como saludo elegante y formal y transformó todo su cuerpo para trabajar como lo hizo siempre desde la realeza; a través de una mentira bien camuflada. Él juró acabar con todo lo que le hacía daño y Minho encabezaba la lista. Debía mantenerse firme y terminaría por creerse sus propias palabras. ¿Verdad? Tenía que funcionar, porque se negaba a poner en peligro su corazón nuevamente. La intemperie le había dejado heridas que no soportaría volver a llorar.

—Nos encontramos nuevamente, príncipe Minho —declaró Jisung, apretando sus labios al final e ignorando una posible respuesta. Dirigió su mirada directo al rey de Alsanne, quien no podía dejar de pensar en lo incómodo que era todo—. Buenas tardes también a usted, rey Christopher. Es un honor volver a visitar su pueblo y gran castillo. Espero que está reunión repentina no le haya generado inconvenientes.

Minho vio pasar a Jisung por su costado y todo su cuerpo tembló. Que lo ignorara dolía aún más que un sentimiento de odio. Miró hacia Felix y este pareció comprender todo con esa mirada, haciendo una mueca parecida a un "Hola, lo siento". No estaba cómodo allí, no lo estaría nunca si Jisung también formaba parte del mismo espacio que él, pero no podía irse tan fácilmente, atado al dolor y caminando en la cuerda floja de la estabilidad emocional. ¿Estaba destinado a caer?

—Buenas tardes, príncipe Jisung. El honor de tenerlo aquí es mío. ¿A qué se debe esta visita tan agraciada? —Chris indicó que tomaría asiento, pues no podía soportar la cantidad de emociones que le generaba ese ambiente tenso. ¿Ellos ya se habían encontrado antes? Ni siquiera se miraban a la cara.

—Nosotros nos retiraremos, se ve que tienen para rato. —Felix tomó el brazo de Minho y este apenas pudo reaccionar con un suspiro, sin poder moverse de su lugar. Estaba condenado a romperse él solo el corazón.

—No será largo, de hecho, no me gustaría hacerlo perder tiempo en algo innecesario, majestad. —Jisung no se sentó, su mano se metió temblorosa en una carpeta que llevaba bajo el brazo y sacó una hoja de papel prolijamente estirada. Minho miraba cada movimiento desde la puerta de la enorme habitación—. Estos son los papeles del gran campo de girasoles. —Minho se tensó, Jisung tragó duro—. Me gustaría devolverle sus tierras.

Minho abrió la boca cuando un jadeo se atoró en su garganta y sintió que el aire no llegaba correctamente a sus pulmones. Chris abrió los ojos y miró directo a su hermano, mientras que Jisung permanecía en su lugar, con la mano en el papel y sintiendo que si se movía apenas un centímetro, se arrepentiría de todo su plan. No podía dar un paso atrás. Estaba avanzando, ¿verdad? Eso era lo que quería, seguir adelante y lograr superar el pasado. Entonces, ¿por qué estaba doliendo tanto?

—Príncipe Jisung, me toma por sorpresa. ¿Lo ha...? ¿Lo ha pensado correctamente? Esto fue un regalo. No pensé que se arrepentiría.

—Minho, vamos —insistió Felix en un susurro, pero el pelinegro estaba esperando la respuesta de Jisung, resignado a morir de rodillas ante él si eso era lo que quería. La debilidad del negro siempre sería ese dorado.

—Lo he pensado correctamente. —Jisung jugaba con sus manos, perdiendo lentamente la fuerza de voluntad—. No le he estado dando mucha importancia últimamente, ni siquiera lo he visitado en los últimos dos años. No quiero que por mi descuido quede en manos equivocadas. Usted sabrá cuidarlo mejor que yo.