Cuento n°10 - Final

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Tierras del Oeste

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Tierras del Oeste. Casa de la Luna, palacio real.

Año 3079, cuarto día de la semana - Antigua Era del imperio de Taishō Tōga.

Shōri corría, bueno, más bien escapaba de las bolas de nieve que Tsurara le lanzaba. Había nevado toda la noche y las niñas no desaprovecharon la oportunidad de iniciar una guerra "campal". Tsurara, como yuki-onna que era, se sentía en su elemento.

Jaken se hallaba con ellas en el jardín, gritándoles de que no corrieran por la resbaladiza tierra porque podrían resbalar. Shōri y Tsurara se miraron con complicidad y sonrieron con maldad. La divertida enemistad quedó olvidada y ambas empezaron a avasallar al pobre Jaken con una lluvia de nieve que casi le entierra por completo.

Desde los balcones interiores, Sesshōmaru y sus padres contemplaban la escena con parsimonia. Tōga rio con ganas.

━Tiene espíritu de lucha. Será una gran guerrera en el futuro ━alegó.

Irasue le dio una mirada desdeñosa.

━Ha heredado vuestras mañas, sin duda ━acusó la daiyōkai, tensando los labios en una fina línea.

━Mi amada esposa, ¿qué culpa tenemos nosotros de que nuestro pequeño girasol tenga el porte de mis antepasados? ━remató Tōga elocuente.

Sesshōmaru no pronunció palabra, sino que se limitó a seguir observando a la hanyō. Futuro... Siempre que pensaba en el futuro de su hija una sensación nostálgica invadía su pecho. La había criado él solo, tras la prematura muerte de su madre, y se había asegurado de que nunca le faltara de nada. Los hanyōs eran rechazados por toda la sociedad humana y sobrenatural, y para ellos el mundo se convertía en un lugar cruel y hostil. Por eso, velaba día y noche por su seguridad, asegurándose de que nadie se atreviera a ponerle una mano encima.

Hubo un tiempo donde lo único que le importaba era la supremacía y el poder absoluto, un ser frío e imperturbable que sólo se regía por sus propios intereses. Una vez Tōga le dijo: "¿Sesshōmaru, tienes a alguien a quien proteger?". En ese momento no entendió esas palabras y se burló con soberbia. Hasta que un día conoció de casualidad a Chise, y ella le dio lo que hoy en día era la razón de su felicidad.

Shōri.

Y ver como pasaban los años, que ella crecía volviéndose en una mujer fuerte y que conocería a alguien que la separaría de su lado... Su corazón de hielo se llenaba de tristeza. Las palabras de su padre ahora tenían sentido para él.

Podría negarse, incluso retrasarlo lo máximo posible, pero el príncipe sabía que aquel día llegaría.

Con aquellos pensamientos rondándole por la cabeza, saltó y aterrizó al lado de la hanyō. Los tres integrantes del jardín se detuvieron. Tsurara retrocedió unos pasos e hizo una reverencia. Jaken, en cambio, se apartó.

━Papá, ¿ocurre algo? ━preguntó Shōri confundida.

El inu-yōkai negó con un gesto seco de cabeza. Su pétrea mirada se suavizó y acarició con mucho cariño el sonrojado rostro de ella. Segundos después besó su frente, justo en la media luna.

━Que el brillo de tus ojos nunca desaparezca, hija mía.

Shōri no comprendió a qué se refería, pero como siempre, le regaló una de sus preciosas sonrisas. Y él la atesoró como si fuera un diamante en bruto.

Sesshōmaru, un yōkai que poseía una larguísima longevidad, deseaba que el tiempo se detuviera para poder disfrutar de su hija toda la eternidad.

FIN

FIN

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CUENTOS DEL OESTE 西の物語 ━ Sesshōmaru Donde viven las historias. Descúbrelo ahora