38

53 3 3
                                    

Narra Dereck

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Dereck

—Cámbiate, vamos a salir, no quiero que digan que voy con él maestro de matemáticas buena onda.

—¿Cómo que maestro de matemática buena onda?

—Mira, generalmente te vistes bastante bien, algo básico, pero bien. Dime: ¿En qué momento se te ocurrió esa camisa cuadriculada con pantalón beige.

La camisa me la regalaron y hoy decidí usarla, no pensé que me viera mal.

—Pareces maestro de matemática, pero eres joven así que serías de los buena onda —contesta encogiéndose de hombros y se dirige a la cocina.

Empiezo a quitarme la camisa para cambiarme y me percato que estoy siguiendo la indicación del pelinegro sin ni siquiera cuestionarlo un poco. Es viernes y no veo mal salir a algún lado, pero no esta de más seguir con las costumbres.

—¿En qué momento te dije que iba a salir contigo?

—En ningún momento, no fue una pregunta, fue una orden.

—¿A dónde se supone que vamos?

—A los bolos.

—¿En serio? Pensé que íbamos a alguna fiesta o algo, suena aburrido —respondo un poco decepcionado del plan.

—Créeme, te va a gustar —contesta con una mirada divertida. Sospecho que algo trama mi amigo y no estoy seguro que me guste. Últimamente mi vida a estado bastante tranquila y sinceramente estoy muy cómodo con eso.

Negando con la cabeza me dirijo al cuarto para cambiarme lo que Oliver llama ropa de maestro de matemática buena onda.

Narra Odette

—No tienes idea de lo feliz que estoy de que por fin estés aquí —dice mi amiga pelinegra abrazándome.

—Yo también —digo respondiendo su abrazo al separarnos noto una pequeña lagrima que ella rápido borra.

—Aww ¿me extrañaste mucho?

—Pues si tonta, llevo meses sin verte —lo siguiente que recibo es un golpe en el brazo y me quejo indignada. Las personas voltean a vernos por lo que jalo a mi amiga para irnos.

—No puedo creer que hayas aprendido a manejar —comento al subirme al su auto.

—Envídiame —dice abrochándose el cinturón—. La verdad es que Mike es buen instructor, no sé cómo me tubo tanta paciencia —me cuenta.

—Para llevar ya casi un año contigo, definitivamente tiene paciencia —me burlo y ella me saca la lengua.

—¿Novedades? ¿Algo que contarme?

—Absolutamente nada —contesto—. Todo ha estado aburrido —digo.

Y hablo enserio. Me tome un tiempo lejos de todo para centrarme un poco en mi salud mental. Los primeros meses fueron difíciles, la muerte de mamá fue algo que me dejo en un lugar muy oscuro. Papá desde el inició quería que regresara con él, me repetía que no le gustaba que estuviera sola pero yo sentía que era lo adecuado, y le agradezco a mis abuelos por estar ahí para mí, entre nosotros nos apoyamos. Cuando me sentí preparada empecé a ir a terapia, fue un proceso difícil y doloroso, tuve que enfrentar muchas cosas y conocer cosas de mí que tal vez no conocía o no quería admitir.

La pieza perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora