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Ninguno de los cuatro nos atrevimos a pronunciar palabra tras aquella revelación. Steve entendía la gravedad del asunto, por lo que no tardó mucho en coger a Eddie de los hombros, arrastrándole hacia otra habitación pese a la quejas del de pelo rizo, quien no comprendía aquel cambio de ambiente. Steve aseguraba explicárselo, pero tenía que dejarnos hablar solas.

La puerta se cerró detrás de Max, quien se estremeció al escuchar el golpe sordo de la madera, encajándose y dejándonos a las dos envueltas en aquel pesado silencio. La menor se abrazó a sí misma, esquivando mi mirada mientras balbuceaba sin saber cómo articular la siguiente frase.

-Chrissy empezó con las migrañas hace una semana —Noté como su voz empezaba a romperse a medida que iba avanzando las frases, como su cuerpo temblaba como si se tratase de una hoja arrastrada por el viento. — Fred hace seis días. —Levantó la mirada, retándose a sí misma mirarme con los ojos vidriosos. —Yo llevó con ellas desde hace cinco días, Phoebe.—Un escalofrío me recorrió la espalda, aún incrédula ante lo que estaba realmente pasando. — No sé cuánto me queda, solo sé que Chrissy y Fred murieron en menos de 24 horas después de la primera visión.

-Pero tú no has tenido ninguna visión Max. Tal vez tu cabeza ha estado así por el estrés de la nueva cas- —A medida que me iba acercando a Max iba perdiendo las palabras. Su mirada seguía puesta en mí, no se relajó en ningún momento.

-Hace una hora he tenido la visión, Phoebs. —Reveló. Sentí como mi corazón se estrujaba en mi pecho,  mientras empezaba a negar con la cabeza, rechazando aquella idea. —¡He visto un reloj hace una hora Phoebe, un reloj que nadie más podía ver! —Su voz se desgarró, dándome a entender que las lágrimas empezaban a caerle por la cara. —Voy a morir mañana.

-No vas a morir mañana Max. Todo va a salir bien, vamos a encontrar una forma de-

-¡Para! No vengas a decirme que todo va a salir bien. —Verla en aquel estado mi partía el almas. ¿Por qué ella? Es solamente una niña. — Toda mi vida he escuchado los discursos de la gente, los putos discursos donde aseguraban que todo iba a mejorar...y nunca mejora Phoebe, y lo sabes.

-Max...voy a hacer todo lo posible para que esta vez mejore, lo prometo. —Confesé. Max me miró por varios segundos, lanzándose a mis brazos y aferrándose a mi como si tuviera miedo a desaparecer. Nunca te enseñan como actuar en estas situaciones, nadie piensa que le vaya a tocar vivirla. Pero cuando te ves frente a ella, te das cuenta que no puedes verte débil, ni siquiera te puedes permitir llorar. Tienes que verte fuerte para la otra persona. Tengo que verme fuerte para Max, necesito que confíe en mí, que confíe que todo va a salir bien.

Aunque no tenga ni idea de cómo ayudarla y sienta que el mundo se me viene encima.

Acaricié la cabeza de Max con tranquilidad, intentando mantenerla a mi lado todo lo máximo posible. Ese tal Vecna puede haber atacado  a mi mejor amiga, puede que le haya quitado la vida a otro chico inocente. Pero a mi hermana no la iba a tocar, no se lo iba a permitir. Nadie se mete con Max mientras yo siga con vida.


[Eddie's POV]

-Joder Harrington, ¿por qué tanta impaciencia con dejarlas solas? —Encaré al chico una vez que cerró la puerta. Se giró, pudiéndose notar una cierta preocupación en su rostro. —¿Y esa cara que traes?

-No entiendes la gravedad del asunto, ¿verdad? —Preguntó. Fruncí el ceño levemente, sin saber a qué se refería. Suspiró con pesadez, pasándose la mano por el pelo. —Siéntate anda. Te lo voy a contar con un solo motivo.

-¿Y cuál es ese famoso motivo, Harrington? —Pregunté mientras me sentaba a regañadientes en una de las sillas de la habitación.

SWEET CHILD O'MINE | EDDIE MUNSONWhere stories live. Discover now