viii.

113 13 40
                                    


Subir aquella cuerda creada a partir de sábanas se había convertido en uno de mis mayores miedos. Sobre todo porque mi cuerpo aún seguía con el presentimiento que si me dejaba caer, iba a aparecer de nuevo en aquel horroroso lugar. Pero al caer sentí mi cuerpo impactar sobre algo blando, reconociendo que se trataba del colchón. Abrí los ojos, encontrándome al resto de los chicos, quienes me miraban con una mezcla de preocupación y alivio. Max tiró de mi, poniéndome de pie y envolviéndome en un abrazo angustioso.

-Estoy bien, Max. Estoy aquí. —Murmuré, presionando mis labios suavemente en su cabeza. La chica asintió con la respiración alterada, seguramente porque aún no procesaba ver a su hermana siendo atacada por Vecna. Y, siendo sincera, yo tampoco procesaba todo lo que acababa de ver.

-Lo mejor será que vayamos a otro sitio para hablar. —Sugirió Steve, ayudando a Eddie a levantarse. —Así no levantamos sospechas al haber movimiento en la caravana y Phoebs nos puede contar que ha pasado sin estar al lado del portal.

-Nuestra casa está enfrente. —Dijo Max mientras se separaba del abrazo. Todos accedimos a ir, saliendo de la caravana de la forma más cautelosa posible. Una vez dentro de nuestra casa, me senté en el sofá, viendo como todos se colocaban a mi alrededor para escucharme.

-Bien...Phoebs, ¿recuerdas algo antes de ser atacada por Vecna? Algún síntoma, alucinación...—Preguntó Nancy, sentándose frente a mi.

-Bueno, cuando llegamos a la caravana me empezaron a pitar los oídos bastante, de ahí que casi perdiera el equilibrio o que estuviera pálida. —Expliqué, ganándome una mirada de culpabilidad por parte de Nancy y Eddie, quienes se habían percatado de aquello. — También recordé todo lo que le pasó a Chrissy, subí la cuerda y ahí es cuando todo cambió.

-Nunca llegaste a subir la cuerda. —Resaltó Eddie. —Supongo que ahí había empezado ya a atacarte, yo me giré más tarde y ya estabas con los ojos en blanco. —Murmuró, cerrando los ojos al recordarlo. Me sentía mal por él, tuvo que experimentar aquello de nuevo.

-¿Y qué pasó cuando te soltaste de la cuerda? ¿Te teletransportó a otro sitio o algo por el estilo? —Preguntó Robin, intentando asimilar la situación. Ladeé la cabeza dudosa, sin saber cómo explicar lo que había ocurrido.

-Sí, algo así. Al soltarme parecía que estaba cayendo al vacío, era como si mi cuerpo estuviese rodeado de oscuridad. —Intenté hablar de la forma más coherente posible, sin dejarme llevar por las emociones. —Aterricé en la caravana de Eddie, por lo qué al principio no noté nada raro. Después...—Tragué saliva, siendo imposible impedir que las imágenes regresaran a mi mente.— Me percaté de que el cuerpo de Chrissy estaba a mi lado. —Susurré.

La habitación se tiñó de un profundo silencio. En ese momento supe que todos estaban sintiendo pena por mi, y era una de las cosas que más odiaba. No me gustaban las miradas de tristeza que suelen echarte cuando lo cuentas, tampoco me gusta que intenten buscar palabras de ánimo dónde no las hay solo para cubrir un poco el dolor. Entiendo que lo hacen porque se preocupan por mi, pero hay veces que la empatía de los demás te hace sentirte vulnerable. No soporto ser vulnerable, no frente a otros. Por eso nunca le conté a nadie como la vida de Max y mía ha caído en picado tras la muerte de Billy, porque solo iban a sentir lástima por nosotras. Y la lástima que siento yo es suficiente para las dos.

-Ahí supe que no estaba donde pensaba estar. Y después me habló. —Confesé.

-¿Te habló quién?—Preguntó Steve. Miré a los chicos por varios segundos, tomando una bocanada de aire.

-Vecna. —Aquella revelación provocó que abrieran los ojos con sorpresa. —Me dijo que sabía que lo estabais buscando, al igual que sabía que Nancy y Robin habían visitado a Victor Creel.

SWEET CHILD O'MINE | EDDIE MUNSONWhere stories live. Discover now