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Límites de Tierra Dragón

En cuanto uno de los dragones que actuaba como guardia avisó que los cambiantes se dirigían hacia ellos, Spike preparó a todas sus tropas y a los ciudadanos que se apuntaron a luchar, todos dirigiéndose a los límites de sus tierras, esperando pacientemente a la llegada de sus enemigos. Al frente, estaban Spike y Kilian, con todas las tropas de los dragones a sus espaldas, listos para luchar por sus tierras y por recuperar el Cetro Dragón.

A pesar de ser más grandes, ellos sabían que los cambiantes eran enemigos poderosos, y que su habilidad para adoptar cualquier apariencia iba a ser un problema, porque podían transformarse en ellos mismos y hacerles pelear entre sí. Smolder, por otro lado, decidió no unirse a la pelea. Aunque deseaba con todas sus fuerzas darle una paliza a Ocellus, el saber que estaba siendo controlada por el Cetro no se lo permitía.

Por otro lado, en el horizonte, las tropas de los cambiantes se movían rápidamente. Frente a ellos, liderando el camino, se encontraba Ocellus, levitando el Cetro Dragón, con una sonrisa que reflejaba superioridad. A su lado estaba Gael, el cambiante que llevó a Sunny y compañía ante Ocellus, con una sonrisa siniestra ahora que por fin se podrían deshacer de los dragones. Quién sabe, tal vez podría convencer a su reina de atacar a los ponis de una vez por todas.

Finalmente, conservando unos 50 metros de distancia, los ejércitos de ambas criaturas se detuvieron. Ocellus decidió que, para hacer las cosas un poco más justas, no usaría el Cetro a menos que fuera necesario, por lo que lo colocó justo en medio de los dos ejércitos.

- Gael... - llamó la Reina cambiante - Debo agradecerte. Sin ti, creo que nunca hubiera reunido el valor para por fin poner a los dragones en su lugar

- Estoy para servirle, majestad - respondió Gael con una sonrisa - Para eso es que vivo

Lo último lo dijo no muy feliz, pero si las cosas salían bien, si su plan no fallaba, tenía que seguir con su fachada. Spike, por su parte, sintió su sangre arder y la ira recorrer su cuerpo en cuanto vio la sonrisa tan egocéntrica de Ocellus.

- Kilian... - dijo el Lord Dragón - Si algo sale mal, si no salgo vivo, recupera el Cetro y cuida de nuestra gente. Has sido leal y un gran acompañante, pero más importante aún, has sido un gran amigo...

- Lord Spike, yo no...

- Prométemelo, Kilian - interrumpió Spike al mencionado - Prométeme que cuidarás de ellos.

Kilian quería protestar más que nunca en su vida. Fue instruido solo para estar al servicio de su Lord, pero con el tiempo, se volvieron más cercanos, prácticamente mejores amigos, aunque Kilian aún tenía la costumbre de ser formal con él. Pero justo ahora, le pedía algo que él sentía que no le correspondía... y que de todas formas estaba dispuesto a hacer, si eso implicaba asegurar el futuro de los dragones.

- Lo prometo... Spike - contestó el dragón, por primera vez llamando a su superior por su nombre, y no por un título

Las miradas de Spike y Ocellus chocaron en cuanto quitaron sus vistas de sus acompañantes. Ambos sabían que lo que estaba por pasar era inevitable. En el caso de Spike, era triste que no hubiera otra salida, pero en el caso de Ocellus, y por alguna razón de Gael, era estupendo que al final terminaran en esto.

- ¡Dragones! - gritó Spike, con sus tropas listas

- ¡Cambiantes! - anunció Ocellus, con sus tropas también preparadas

- ¡A LA GUERRA! - gritaron ambos gobernantes

Con un grito de guerra viniendo por parte de ambas criaturas, comenzó la guerra que definiría quién se quedaría con el Cetro: si los cambiantes, o los dragones. Los cambiantes trataron de confundir a los dragones para hacerlos pelear entre sí, pero gracias a que Spike era diplomático y al hecho de que logró enseñar el valor de la amistad en sus tierras, los dragones se conocían muy bien entre sí, y podían distinguir entre el original y los cambiantes.

My Little Pony: El Dragón, Los Cambiantes y El ImperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora