Mafia boss [SN]

14

Sai veía el cuerpo frente a él, totalmente asustado y sin saber qué hacer, nuevamente era cómplice de un crimen de su padre. Lágrimas caían por sus mejilla arrepintiéndose en el momento que había aceptado ayudarlo, al igual que involucrar a su novia.

Danzo nuevamente había matado a una mujer inocente, la cual estaba en frente de Sai, quien no había dicho nada desde que había visto como su padre apuñalaba a la mujer.

— Vámonos, Sai, deja de llorar. —Dijo el alfa con su rostro serio.

— ¿La dejarás aquí? —Danzo asintió. — ¿Es en serio? Esos dos sabrán que estuvimos aquí.

— Esa es la idea, grandísimo idiota.

Sai suspiró y sacó de su mochila el hilo negro, formó un corte con la navaja en el cuello de la mujer y la coció.

— ¿Ya lo hiciste?

— Sí.

Ambos salieron de la casa de la mujer y se dirigieron hacia el auto, dando en marcha hacia su próximo destino y posiblemente otro cuerpo inocente.

Sai nuevamente recapacitaba por que estaba aún involucrado en todo esto.

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La puerta de la oficina de Sasuke fue tocada un par de veces, el alfa desde adentro musitó un "Pase" al abrirse la puerta y ver de quién se trataba al instante se acomodó en su asiento y espero que Sakura le dijera algo con respecto a las cámaras.

— Señor Uchiha, lamento interrumpirlo, pero tengo información sobre las cámaras. —Sasuke la invitó a sentarse a lo que Sakura gustosa lo hizo.— Hinata me pasó los videos por si quiere verlos. —Le dijo mientras sacaba un pendrive y se lo entregaba. — En los videos no hay mucha información, solo Danzo diciendo que jamás lo encontrará y cosas así.

— ¿No encontraron nada más en la casa? —Sakura negó. — Gracias, Sakura y gracias a Hinata también.

— No hay de qué. —La alfa hizo una reverencia y se retiró de ahí.

Sasuke conectó el pendrive a su computador y entró en la carpeta en lo que estaban los videos, tal cual como había dicho Sakura, era Danzo diciéndole que jamás lo encontraría y que dejaría una hilera de cuerpos si el gustaba.

Sasuke apretó sus puños, frustrado de no poder obtener mayor información que unos simples videos. Mañana iría a la fiscalía para saber algo con respecto a lo de Sai, por mientras tendría que contarle a Naruto lo recientemente.

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— Naruto-ah. —Lo llamó el alfa mientras entraba a la habitación. — ¿Qué haces? Sakura ya me dio información de las cámaras.

Naruto quitó su vista del computador y miró al alfa esperando a que le dijera la información.

— Bueno, no hay mucho que decir, Danzo solo dijo un par de amenazas y cosas así, pero nada de lo que debamos preocuparnos. Mañana iremos a la fiscalía por lo de Sai, quizás alguno de sus compañeros sepa su paradero. —Naruto asintió de acuerdo a todo lo que el pelinegro había dicho. — También había pensado en pintarme el cabello.

— ¿Y por que no te pintas los pelos del...

— Porque no.

Naruto soltó una pequeña risa.

— ¿Y de que color te lo vas a pintar? —Sasuke frunció sus labios.

— Morado oscuro, pero solo las puntas.

— Mañana te acompaño a que te lo pintes, ¿sí? Porque tú solo te vas a dejar la mierda en el pelo. —Le dijo el omega recordando la vez que el alfa se había pintado el pelo de color azul.

— Está bien, no es como que ya compré la pintura y el decolorante y venía a pedirte a ti que me lo pintaras, no claro que no. —Confesó Sasuke mientras miraba hacia otro lado pasa no chocar con la mirada asesina del omega.

Naruto suspiró cerrando sus ojos y contando hasta diez en su mente.

— Te dejaré calvo que hasta un avión podrá aterrizar ahí. —Sasuke abrió su boca sin poder creer lo que su omega decía.

— No puedes dejarme calvo.

— No te verías tan mal. —Naruto sonrió. — Lastima que yo no quiero estar con un alfa calvo.

— Uzumaki. —Dijo en tono de advertencia.

— Te ayudaré, pero mañana. —Sasuke asintió. — ¿No quieres dormir un poco conmigo? He estado todo el día en el computador, necesito descansar mis ojos.

— Deberías descansar todos los días, cargar con tanta hermosura debe ser agotador. —Naruto comenzó a reír.

— No lo sé, tú debes estar bastante agotado entonces. —Sasuke también rió y se acercó hacia el omega, besó sus labios dulcemente y sin segundas intenciones.

Más que darle cariño y dejarle en claro cuánto lo amaba.