Juego De Guerra

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Autor.

He vueltooooo.

Sí, ya sé, mucho tiempo de hiatus y varios seguro se fueron, pero esta historia debe continuar, sobre todo por el apoyo que me dieron; como dije, siempre trataré de corresponder a su amabilidad y en este tiempo, me han estado mandando palabras de apoyo, dibujos e incluso ayudando con ideas para continuar.

Es así que por fin les traigo este capítulo y en la semana espero seguir escribiendo más.

Sueño con volver a tener veinte capítulos en stock para cualquier eventualidad, ¿será posible ese milagro?

Disfruten.

Una hora pasó.

El plan de Eris resultó bastante original. Los árboles talados fueron dispuestos alrededor de la ciudad, en varias zonas clave que conformaban torres de vigilancia y resguardo de los defensores.

Junto con algo de brea, algunas hierbas y materiales inflamables, ella ordenó prenderles fuego. Pronto, grandes columnas de humo se levantaron por todo el campo de batalla, el plan era provocar todo el que fuera posible, pero no sólo eso.

Magos de viento comenzaron a dirigir la espesa nube de humo alrededor de las murallas, obstaculizando la vista; según ella, si el enemigo no puede ver, no puede pelear y sobre todo, no podría saber dónde está la mayor concentración de nuestras tropas, dejándolo incapaz para responder; además, un factor que también nos favorecía aunque no lo tomó en cuenta, fue que a la larga causaría gran daño en el enemigo respirar en aquel ambiente.

Comenzamos a usar las catapultas para lanzar ataques entre el humo; piedras gigantes, barriles de aceite y cadenas de cobre ardiendo eran arrojados hacia la ciudad de forma aleatoria y si bien, seguro había vampiros que podían detener algunos de esos ataques, sería difícil considerando que su visión estaba obstruida. No estábamos arriesgando tropas ni agotandolas, el plan inicial cambió y ahora, los guerreros vampiros que estaban apostados para responder, tenían que hacer eso, responder. Fue nuestra ventaja y Eris se aprovechó de ello.

Nunca se me hubiera ocurrido sacar provecho de la propia función de los soldados enemigos.

Aún así, nuestros guerreros se impacientaban, venían a pelear y eran demasiados como para dejarlos atrás.

—¿Cuanto duraremos así? —cuestioné a Eris.

—Nuestro plan es debilitarlos y ya que tenemos muchos árboles y varios días... Podemos iniciar el ataque mañana o pasado, finalmente entendí que no tenemos porqué pelear directamente.

Ellos esperan una invasión, pero nosotros no tenemos utilidad para esta ciudad —.

—Tiene sentido —el rey Román habló mientras observábamos desde la colina—. Esto es como dices, una gran broma, pero también es agotador mantener a tantas tropas durante días en un mismo lugar, si despliegas un ejército, tienes que hacerlo pelear un poco.

—¿Qué sugiere?

—Mandar un pequeño grupo, usar el humo para causar grietas en partes específicas de la muralla y entrar.

La cola de Eris se movió ondulante y me miró pidiendo mi opinión, no podía dejarle todas las decisiones frente al rey vecino y fue algo que entendió sola.

—Alice, ¿crees que puedas escabullirte a la ciudad y darnos detalles de la distribución de las tropas enemigas?

—¿Con este alboroto? Seguramente sí, pero me tomará unas horas ir y volver, también tengo que encontrar un lugar para cruzar la muralla.

Reina Salvaje (Volúmenes 18 en adelante) Where stories live. Discover now