Y aquí este capítulo, traído a ustedes en mi infinita generosidad, correspondiendo también al arte entregado por Rodrigo Guideon sobre esta gran historia.
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Aquí un dibujo de Lucy.
Disfruten y denme más amor.
Besos.
Estábamos en una situación difícil, presionados por el campo de batalla cuando el rey Román hizo una declaración imposible.
—Quiero a tu capitán de choque.
—¡¿Qué?! —perdí el estoicismo de siempre, que petición tan descabellada—. No tendrá a Eris.
—Parece muy apegada a su capitana.
Dadas sus palabras, recordé retomar la compostura, no podía permitirme este tipo de exaltación.
—¿Usted se desprendería tan fácilmente de su guardaespaldas?
—Muy cierto, a veces un gran soldado resulta ser más valioso que una fortaleza o una joya preciosa, es por eso que debe entender muy bien mi interés en ella.
—Y es por eso también que debe entender porqué me negaré. Ninguna paz en el reino libre valdrá la pena ni será tan duradera si la pierdo a ella —segura de mis palabras, miré a Eris, quien trataba de ocultar su sonrojo—. Además, ¿sus tropas tolerarán el ser comandadas por una demonio?
—Un encanto podría arreglarlo.
—Básicamente, le pide que vaya con usted a un lugar donde tendrá que ocultar su naturaleza, su origen y su persona, ¿piensa que alguien podría funcionar bien en una situación como esa?
—No, no sería todo el tiempo, únicamente al comandar; ella funciona bien bajo presión.
—Y tendría no solo la presión de comandar a las tropas, sino de no ser descubierta por ellas mismas, ¿no tiene Betherlord suficientes generales y capitanes capaces? —comencé a pensar, esto no era normal, el rey trató de reclutar a Eris desde el inicio, una líder capaz, pero finalmente una líder que sus tropas no conocían, que no tenía el apoyo de ningún noble, ningún historial en su reino y...—... Usted ya es bastante viejo —concluí.
—¡¿Cómo te atreves?! —Amora levantó la voz, era como un perro aferrado en proteger a su amo.
El rey levantó la mano para detenerla y con intriga me instó a seguir.
—¿A qué quieres llegar?
—¿Cuantos años tiene? ¿Sesenta y cinco?
—Exactamente sesenta y cinco, tiene buen ojo.
—Mucho tiempo para cualquier rey humano, la mayoría habría heredado el reino en vida hace años o cuando menos hubiera empezado a delegar responsabilidades, pero se encarga usted mismo de todos los asuntos importantes, me intriga saber el ¿por qué? —comencé a conectar toda la información que tenía y a buscar más.
