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La llegada de los becados.

Brian considero está fecha algo que no era importante, se daba cada seis meses y llevaba ya un año de experiencia, no le importaba.

Como siempre los llevaron al gimnasio donde se hacían todas las actividades.

Logro ver como siempre en el escenario a 10 personas sentadas las cuales eran los becados, a dos profesores y a la directora, todos en la institución estaban presentes.

Desde maestros hasta los conserjes.

Literalmente todos estaban allí.

Brian se sentó junto a su amada novia, un delicioso dulce olor a miel percibió y que llegó a sus fosas nasales con rapidez, Brian no evitó cerrar sus ojos ante el exquisito aroma que hizo que muchos de sus instintos se pusieran alerta.

Ese delicioso aroma se hizo más potente.

Un rubio sentado en el escenario había movido su cabello acomodandolo haciendo que el olor que tenía (el cual desconocía por completo) se apreciará más.

Brian claramente se vio afectado por aquello, al abrir sus ojos las pupilas estaban muy grandes, el olor era delicioso.

Era miel.

Un dulce olor a miel.

Claramente pensó que la persona dueña de ese olor era su novia Anita, así que hablo.

—Mi amor, hueles a miel. Es exquisito. ¿Que perfume es?. —Dijo Brian dándole un cumplido a su novia, la cual lo miro confundida y hablo.

—¿De qué hablas, Bri?. Me puse el mismo perfume que siempre, el que tú me regalaste que dices que huele a lo que yo huelo.

Brian inmediatamente dejó de sonreír, su cara paso a ser de pánico, fingió una sonrisa a su novia y hablo.

—Por alguna razón hueles a miel.

—Debe ser que mi olor está cambiando...

—Seguro, jeje.

La conversación acabo, Brian suspiro nervioso, aún percibía el aroma.

Sus pensamientos no hacían más que nublarse, el aroma lo tenía como un idiota.

Eso significaba una cosa que Brian se negaba a aceptar.

Alguien en ese gimnasio era quien debía morder.

...

Al terminar el evento, las personas volvieron a sus trabajos, actividades y clases.

Camino con rapidez con la excusa de querer ir al baño, pero en realidad estaba siguiendo ese delicioso olor.

Caminaba con rapidez siguiéndolo, era cada vez más fuerte y a la vez lo ponía peor.

Ese instinto que nunca se había encendido se encendió, ese instinto insano que todos tienen.

Ese instinto animal que lo forzaba a querer encontrarla solo para morderla y que después en un par de meses viniera a él como la perrita que es con su celo solo para quitárselo con buenas ganas.

𝐃𝐮𝐥𝐜𝐞 𝐚𝐫𝐨𝐦𝐚 𝐚 𝐦𝐢𝐞𝐥. [𝐌𝐚𝐲𝐥𝐨𝐫/𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞]Where stories live. Discover now