un joven azabache de cabello rizado caminaba por los pasillos de la gran institución, nervioso al haberse perdido otra vez, la escuela era demasiado grande y él demasiado tímido como para hablarle a alguien y pedir indicaciones.
el único que se dió cuenta de su divagar parecía ser un rubio de la casa rival, quien se acercó a él, listo para burlarse de que estuviera perdido, hasta que vió sus ojos llorosos tras los lentes.
— ¿qué te pasó?
el asustadizo Dericc dió un saltito en su lugar, girandose a ver al Malfoy.
— me perdí.
balbuceó apenas, temiendo de que el Slytherin lo molestara como había hecho con otros compañeros de su casa, siendo este un Gryffindor.
— ¿a dónde vas?
extrañamente la actitud amable de Lucius no parecía tener segundas intenciones.
— a mi casa, necesito buscar algo.
el Malfoy le indicó que le siguiera, comenzando a caminar por la institución, seguido del Dericc, quien al llegar a su destino le agradeció al rubio, quien le amenazó con que si le decía a alguien de aquello iba a hacerle comer arañas.
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el rubio y el azabache, de ya 16 años, se encontraban peleando a los golpes en la habitación del primer nombrado, gritándose varias cosas y hasta lanzándose lo que tuvieran al alcance.
— ERES UN MALDITO TRAIDOR, LUCIUS, JAMÁS DEBÍ CONFIAR EN TI.
el azabache gruñó molesto, volviendo a lanzarse sobre el rubio, golpeando su rostro una vez más.
— NO ES MI CULPA QUE SEAS UNA IDIOTA, ¿CÓMO CREÍSTE QUE SERÍA AMIGO DE ALGUIEN TAN PATÉTICO COMO TÚ?
ambos en el suelo seguían golpeándose, hasta que el prefecto de Slytherin apareció para separarlos, llamando al primer profesor que encontró, el cual ayudó a separar a ambos adolescentes.
— TE ODIO, MALFOY, OJALÁ QUE TE PUDRAS EN EL INFIERNO.
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