Día 250

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Si no fuese por su embarazo, Zenitsu ya habría perdido la cuenta de cuanto tiempo llevaban encerrados en la maldita cuarentena. El juraría que llevaban años, pues si bien le gustaba la comodidad y tranquilidad de su hogar también le gustaba de vez en cuando salir de paseo con su esposo, a comer, algún parque o ir al cine.

Aunque tuviesen que improvisar algunas de esas cosas al interior, realmente no se sentía igual.

Un mes, le faltaba solo un mes para que su durazno naciera y le animara un poco mas su hogar y su corazón. Sabía que sería difícil cuidar de un bebé, pero al mismo tiempo estaba ansioso por verle y llenarle de mucho cariño y sabia que Tengen se encontraba de la misma manera.

Solo había que verle animad frente al computador llenando su carrito de compras con cosas para el bebé. Además de que ya empezaba a buscar un departamento mas grande, pues el que tenían seria viable solo los primeros meses que el bebé requiriera de la mayor atención de su madre, después debería tener su propio cuarto.

Y si que necesitaban una casa mas grande, pues entre las compras ya hechas, los cuadros acumulados de Uzui y las plantas de Zenitsu, su departamento apenas y tenia espacio para que ellos caminaran.

—Tengen, ya deberías dejar de gastar el dinero en cosas para nuestro hijo.

—No digas tonterías, para eso trabajo —agregando un móvil de estrellas que brillaban en la oscuridad al carrito. Era extravagante y su bebé lo necesitaba. ¿O no?

El rubio suspiro derrotado, era imposible hacer cambiar de parecer al otro, por esa cuestión de que estaba emocionado por ser padre.

Zenitsu se regreso a la habitación, tenia que ponerse el vestido de maternidad que su esposo le dio para pintar el penúltimo cuadro de su colección. Colección que no le permitía ver aun, insistía que era una sorpresa, a veces oía a su marido hablar por teléfono de cosas ajenas al profesorado, pues de vez en cuando a su esposo le invitaban a galerías de arte. Esperaba que esos cuadros no fuesen parte de un museo o si no moriría de vergüenza.

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En otro día, hizo un listado de las cosas más básicas y necesarias para cuando su bebé naciera y tenerlo a la mano, como pañales, toallitas húmedas, ropa y cobijas. Y de eso ya tenían mucha dotación, cortesía también por sus amigos que le deseaban un feliz embarazo y un parto no complicado.

—Este es muy lindo —sostenía entre manos un mameluco color verde con rayas y algunas aves de estampado. Casi toda la ropa de su bebé era de todos los colores. A Tengen le importaba poco la opinión pública (su extravagancia al vestir lo indicaba) e independientemente de su género, él lo vestiría del color que fuese, al final de cuentas era ropa.

—Tu padre derrocha mucho en ti bebé —acaricio su enorme barriga y se sentó en la cama, y procedió a acariciar su espalda. Ya no soportaba el dolor de cargar ese peso extra pero sabia que al final valdría la pena.

—Por favor, ya sal de ahí, a mamá le duele la espalda.

Y como si Tengen le adivinara el pensamiento abrió la puerta del cuarto trayendo consigo una compresa de agua caliente para aliviar el dolor de espalda del rubio.

—Supongo que necesitas esto —señalando la compresa.

— ¿Adivinas mis pensamientos o me espías?

—Un poco de esto, un poco de aquello —ayudo al doncel a acostarse en la cama, apoyándose de su cojín de maternidad y el albino poniendo la compresa caliente en la espalda—. ¿Mejor?

—Mucho mejor —Uzui beso a su esposo y se recostó a su lado, poniendo una mano sobre el vientre de Zen. Pudo sentir las patadas del bebé, que en ese momento estaba activo y en movimiento—. Últimamente se mueve mucho.

—Supongo que ya esta ansioso por salir, igual que nosotros por conocerle —Tengen lleno de mimos a su esposo, sabiendo que este ultimo mes era complicado, debido a los dolores previos y todo lo que su cuerpo realizaba para poder finalizar el embarazo.

~Cuarentena_Uzuzen~ [M-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora