Epilogo

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Dulces momentos.

La vida dentro de Gusu Lan era relativamente tranquila para la joven pareja de recién casados. Aunque al inicio había sido un poco duro para el joven Jin, el no tener a sus padres cerca le causaba cierta melancolía. Su esposo la mayor parte de las veces lo trataba de animar llevándolo de un lado a otro para que éste se olvidara por unos momentos de sus padres.

La familia Lan era tan amable con el castaño qué en ocasiones se llegaba a sentir mucho más cálido. Sí, había sido complicado cambiar su rutina de un día a otro, pero Sizhui lo haría más tarde por él. Debía ser equitativo el sentimiento, por esta razón trato de sobrellevar bien las cosas. Salía de cacería nocturna con el clan Lan. De vez en cuando Hanguan-jun y Wei Ying los acompañaban, era divertido ver como los esposo se desafiaban el uno al otro, a pesar de que se sentía una tensión extraña entre ambos hombres se notaba a miles de kilómetros el amor entre ambos. ¿Sizhui y él se veían así?

La compañía de Jingyi le ayudaba más de lo que había llegado a imaginar. Las peleas entre ambos eran constantes, pero eran de esas que no tenían sentido y que a los pocos segundos se resolvían. Las veces en que Sizhui debía atender un asunto personalmente, le pedía a Jingyi qué cuidara de Jin Ling, su amigo de mala cara aceptaba pero de inmediato corría hasta en busca del castaño. Era una relación amor odio entre ambos, sin embargo, el estima por parte de ambos existía.

— No entiendo, ¿por qué a ti te dan más arroz qué a mi? -preguntaba indignado el pelinegro-.

— Porque tienes una cara fea y a los feos se les debe dar menos comida o sino sus caras engordaran más -respondió el castaño-.

— Ah, vaya ahora todo tiene sentido -dijo mientras asentia con una sonrisa en el rostro-.

— ¿Qué tiene sentido?

— El porque tu cara ahora es más redonda.

Los ojos del castaño se abrieron tanto que casi se salían de sus orbes. La indignación inundó todo su ser. Se giró a ver a su esposo y le pregunto con seriedad.

— ¿Estoy gordo?

Sizhui casi se ahoga con su té. Se limpio correctamente la boca antes de hablar.

— No A-Ling, estás bien.

— Dime la verdad. ¿He engordado?

— No.

— Lan Sizhui está prohibido mentir. Va en contra de tus principios.

— Y por eso mismo no estoy mintiendo. Tú estás en buena forma A-Ling. Y sabes que lo estas porque cada noche te lo digo.

El joven castaño se sonrojo demasiado ante las palabras de su dulce esposo. Por otro lado la cara de Jingyi se contrajo e hizo unas muecas de asco ante las palabras escuchadas.

Tiempo después de terminar aquella comida los tres chicos salieron en dirección a buscar a los mayores. Wei Ying estaba pintando algo en un par de papeles, mientras que Lan Zhan leía unos pergaminos con aquella aura de frialdad pero elegancia.

— Hanguan-jun, Mayor Wei, ya están listos para que se vayan a Lanling.

Jingyi había mencionado aquellas palabras casi ahogándose entre lágrimas. Los mencionados dejaron de hacer sus actividades rápidamente.

Ya habían pasado los seis meses correspondientes, era hora de que la joven pareja fuera a la Torre Koi y disfrutar su estadía por seis meses más, y después decididr en donde se quedarían de por vida.

— ¿Y-ya es hora?

Wei Ying definitivamente no quería que su pequeño A-Yuan se fuera lejos de él, se negaba rotundamente a dejar a su pequeño rabanito en manos de los Jin pero estaba seguro de que su shijie lo iba a cuidar, aunque no confiaba en que podía llegarle a hacer ese pavo real.

𝑨𝒍𝒊𝒂𝒏𝒛𝒂 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒄𝒕𝒂𝒔. •𝒁𝒉𝒖𝒊𝒍𝒊𝒏𝒈•Where stories live. Discover now