Memoria #1

377 34 6
                                    

Desde los más frondosos valles y los bastos bosques, más allá de las constelaciones, donde nacen las altas montañas. En el corazón del valle se alza un reino muy poderoso y próspero. Bendecido con tierras fértiles y clima cálido, con una riqueza envidiable. 

Reinado por dos reyes, una hija de la Luna y un hijo del Sol.

Al norte Émeraude, al sur Jade, al oeste Or, y en medio, siendo el corazón del reino estaba Saphir.  

Saphir, capital de este poderoso imperio, es actualmente uno de los reinos comerciantes de joyas y piedras preciosas más. Siendo el zafiro la más solicitada. 

Cada reino tenía una forma distinta de reinar, y ningún rey o reina podría reclamar las tierras de los reinos vecinos, ley que estaba estipulada en el libro sagrado y proclamada por los fundadores de hace siglos. Siendo una ley que nadie podía romper.

Cada capital tenía sus propias leyes. Y en cada reino eran muy distintas, algunos reinos como Jade eran bastante estrictos con estas y si cometías un crimen deshonroso se encargaban de hacer cumplir las penas con todo el peso de sus leyes. Saphir y Émeraude eran un poco menos estrictos, pero no soportaban las injusticias. Luego estaba el reino de Or que era más compasivo y sus leyes solo se aplicaban en ocasiones bastante necesarias, pero no te dejes engañar, si rompías alguna de ellas, las leyes fácilmente se convertían en armas letales.

Cada palacio tenía una corte real y, por supuesto, monarcas descendientes de la Diosa Luna y del Dios Sol. Siendo ellos seres supremos y venerados en todos los rincones del reino.

 Cada familia real tenía sus costumbres y designios propios que fueron heredados de generación en generación. En algunas familias el linaje sanguíneo debía ser puro, como en Saphir y Jade. Es decir, solo miembros de altos cargos y de familias adineradas podían contraer matrimonio. Y en otras familias no existían tales designios y podías casarte con quien quisieras, como en Or y Émeraude.

La calidad de vida en cada reino era distinta. 

En el reino de Saphir...

«¡El reino de papi!» exclama Jean emocionado.

«Así es, mi amor. Es el reino de papá» concede Harry acariciando la mejilla de su bebé. 

Louis estaba sonriendo en el fondo escuchando también la historia con Phillip entre sus brazos y sus hijas a sus costados.

«¿Y cuándo será el reino de mami también?» pregunta Averie apoyando su cabeza en el hombro de Louis.

Louis y Harry sueltan una risita.

«Todavía no hemos llegado a esa parte, cariño. Deja que mami termine, ¿de acuerdo? Sé que te gustará mucho cuando lleguemos a esa parte» concede Louis. 

Todos los cachorros asienten y observan a Harry.

En Saphir, los reyes Katrina y Karl, mantenían un equilibrio perfecto de su reino. Nada se movía sin que ellos se enteraran, tenían el poder absoluto de todo, hasta del último detalle era reportado a sus majestades. 

Parecía un régimen, pero para ellos funcionaba y así debía ser. Mantenía las cosas en su sitio.

Tuvieron tres hijos.

La princesa Zara, y los príncipes Raphael y Louis. 

Y pronto el príncipe Louis heredaría el trono de Saphir.

«Papi Lou» dicen emocionado los cachorros abrazándose a él y besando su rostro.

Louis se endereza y calma a sus pequeños lobitos. Los silencia amablemente y les pide que guarden silencio.

How I Met Your Father ||Larry||Where stories live. Discover now