[00] Envidia

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Los rayos del sol iluminando las montañas apuntaban a que hoy iba a ser un día caluroso. Bendita fue la suerte de las princesas para que las criadas notaran esto y decidieran alistar un vestido de tela ligera, de esos que no pesan nada y que están diseñados para no abochornarse. Fueron peinadas de la misma forma, por gusto propio, claro. Ambas eran tan unidas que aveces fingían ser gemelas; aunque en realidad una era mayor que la otra. El postre favorito de las dos princesas fue elaborado por los cocineros del reino a petición de la reina Aemma. Pensando que ellas estarían en la hora del desayuno, fue tan grande la ironía cuando Rhaenyra se escabulló de su habitación para traer a su hermana menor y juntas marchar a dónde yacen los dragones en cutiverio. 

—¡No, Rhaenyra, detente! —negaba entre risas la princesa menor —. Volvamos al castillo.

—Vamos, ______, está será la última vez —la mayor seguía tratando de convencer a su hermana montar el dragón de escamas azules.

—Que sea la última vez. No volveremos aquí hasta cuando nuestra madre de luz a hermanito.

La cara de Rhaenyra cambió completamente por un rostro sombrío; ella se volvió hacía su dragón syrax para montarlo.

—¿Crees que sea un niño? —preguntaba la menor de las hermanas.

—Más bien, yo pienso en una hermana.

Las princesas montaron sus dragones luego de subir por las escamas de la piel, y estando en las sillas tiraron de las cuerdas. Las bestias salvajes abrieron sus alas de par en par expulsando aire y ocasionando que el polvo se levantase del suelo. Dos dragones volaban por el reino; uno de ellos con escamas de color azul cristalino, de ese azul que se ve en las joyas de zafiro. Su piel y escamas brillaban con los rayos del sol, y estéticamente comparando, la bestia era mil veces más bello que syrax.

Luego de su viaje largo, fue tiempo de volver para la hora del desayuno y ambas princesas aterrizaron en Kings Landing nuevamente, como era de esperarse, ya había caballeros escoltando su regreso antes de que ellas llegaran. Un carruaje las esperaba y de este viajaba Alicent Hightower, hija de la mano del rey, Otto Hightower, y mejor amiga de las hermanas.

—Me quedaré siempre como la espectadora —bufo la castaña bella.

—Cuando tenga el permiso de tu padre para montar un dragón, seré la primera en ofrecerme a ser tu guía —Rhaenyra sostuvo su mano mientras viajaban en el carruaje —, Syrax amará tenerte como jinete.

—¡Hermana!—la menor exclamó, algo apenada. —Los dragones solo puden ser montados por aquellos que tengan sangre Targaryen.

Las dos damas se miraron entre sí y rieron dejando en un ridículo amistoso a la princesa.

Las reuniones con los altos mandos no es lugar donde la princesa menor deba estar, pero sin embargo su hermana Rhaenyra ha tomado un hábito extraño de estar presente en cada reunión mananera para oír y escuchar los avances o retrasos del reino, y cómo debe acturar un rey con corona que maneja siete reinos. Es por eso que después de ver a sus madre, la reina, ____ se ha quedado sola, pues su hermana está en el consejo escuchando quién sabe qué -en palabras de la princesa-.

La segunda hija mujer de los reyes de los siete reinos, pasea sin observación por los pasillos de la fortaleza roja, mirando los criados trabajar día a día, y sin ser cuidada por alguien más. Con una libertad de movimiento que seguramente su hermana Rhaenyra carece. Ingresa al salón dónde se halla el trono de hierro, y cierra las puertas con silencio, sin ser escuchada por los guardias.

El largo de su vestido roza el suelo con cada paso que ella da, y su cabello blanco se mueve en hondas suavez a ritmo de cada pisada; _____ es una hermosa princesa, como todas las mujeres Targaryen nacidas de la realeza. Ella admira con detalle el salón a oscuras donde se sienta su padre, el rey Viserys l, y dónde seguramente uno de sus próximos hermanos se sentará.

Traición por Amor || House Of The Dragon [Daemon Targaryen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora