Capítulo 9

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Luego de esperarlo unos minutos, Max salió de la estación con las llaves de su auto en mano, se dirigió a un coche en específico y volteó a verme

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Luego de esperarlo unos minutos, Max salió de la estación con las llaves de su auto en mano, se dirigió a un coche en específico y volteó a verme.

—Ven. —Me llamó.

Me acerqué, me abrió la puerta y me acomodé en el asiento del copiloto. Procedió a abrochar el cinturón.

—Puedo hacerlo yo... —Murmuré.

—Déjame hacerlo.

Su aliento fresco cerca de mi cuello y su perfume varonil me hicieron perder la noción, mi corazón se agitó.

Dios, que bien se ve.

Me di cuenta de que le estaba costando abrocharlo, no me quedé quieta.

—Deja que te ayude. —Tomé el cinturón de seguridad y nuestras manos se rozaron.

Hicimos contacto visual por unos segundos y nuestras manos seguían tocándose. No tardé mucho en darme cuenta que estábamos muy cerca, no tanto como el día en el que pegó mi cuerpo hacia el suyo, pero podía sentir su respiración, tal vez él también sienta la mía.

Sin darme cuenta apreté las piernas y mis pezones se endurecieron. Sentí una tensión sexual intensa al tenerlo tan cerca, mucho más que el día en el que parecíamos un solo cuerpo.

¿Cómo es posible que me haya excitado con alguien que apenas conozco?

Desvié la mirada y ambos salimos de nuestro trance, él se apartó, cerró la puerta del copiloto, dio la vuelta hacia el asiento del piloto y se subió al auto. Encendió el motor y arrancamos.

Un silencio incómodo abundó cuando empezó a manejar, tomé mi celular simulando que estaba haciendo algo y por eso no estaba hablando. Pero me sentía tan incómoda que rompí el silencio.

— ¿A d-dónde va-vamos? —Tartamudeé nerviosa.

Joder, tenía que actuar natural.

—Lo dices como si te fuese a secuestrar —Rio entre dientes—. Vamos a comer.

—Eso ya lo sabía. —Rodé los ojos, él soltó una carcajada.

Luego de media hora, llegamos a una feria, hay de todo. Desde ventas de comida, foodtrucks, hasta un área de diversiones. Es como una feria en un parque de atracciones.

¿Por qué me trajo aquí?

—No te bajes aún. —Dijo, me quedé quieta como una estatua.

Se bajó, me abrió la puerta y cuando estaba por salir me hizo señal de «Espera» con la palma de su mano y desabrochó mi cinturón de forma rápida, me dio la mano y me ayudó a bajar del coche. Acto seguido entramos a la feria.

— ¿Qué quieres comer? —Me preguntó.

Observé las ventas de comida, hay foodtrucks de hot dogs, hamburguesas, pizza, entre otras chatarras.

Razones para estar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora