CAPITULO 7

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Si alguien pudiera describir su estado de ánimo, lo haría sin dudas, pero...ni él sabía cómo debía sentirse en esos momentos, tampoco creía lo que sus ojos habían observado, quizás solo le estaban haciendo una mala jugada, pero no, él sabía que no era así, no lo comprendía, o más bien, se negaba a aceptar tal espectáculo, se negaba a querer ver más de lo necesario. Solo habían pasado un par de semanas desde que Caín llegó y se comprometió con su hermana, semanas en las cuáles a toda costa evitó al rubio con todo su ser, aunque su corazón quería estar cerca, él no quería hacerlo, se había negado a muchas cosas, aunque tuviera la obligación de hacer que el rubio conociera más acerca de su pequeño pueblo, pero sabía que no era debido, y se negaba a querer hacerlo. No porque quisiera olvidar sus repentinos sentimientos hacía él, sino, porque todo sería más complicado, más después de que su hermana le confesara lo que sentía por Caín en tan poco tiempo. Tanto él, como ella se habían ilusionado demasiado con Caín.

Pero, ella podría estar con él, tener una vida con él, en cambio Yahwi por su parte sabía que, no podría ni verle la cara sin sentir remordimiento por los actos pasados en veces anteriores, Yahwi no quería olvidar el tacto de aquel hombre, sus manos acariciando su piel, pero ahora, él ya no lo iba a tocar, ya no tendría el derecho de tocar a Caín.

— ¡Woah! — se escucho a una mujer murmurar observando hacia el frente. — La boda ha estado tan increíble, es tan genial, todo se ve tan perfecto.

El kimoto que la mujer llevaba iba decorado con flores de cerezo y su color cielo claro hacían relucir de ella y de su vestimenta.

— ¿Si? — la observo con incredulidad, aún cuando su rostro estaba tan perdido, no quería enloquecer pensando que esa persona que estaba tomado de las manos de su hermana ya no sería más suya, pero, ¿que va? Si nunca lo fue, ¿verdad?

Sus ojos se cristalizaron, y sus lágrimas comenzaron a salir recorriendo su mejilla.

— ¿Estas bien? Estas llorando...— pregunto acercándose a él y tomando su mano con delicadeza.

— ¿Lo estoy? No me di cuenta...— sonrió forzoso mientras ella limpia las lágrimas que seguían fluyendo.

— Necesitas que llame a alguien, o ¿puedo hacer algo por ti?— pregunto

— No, no hace falta, solo estoy llorando de felicidad, estoy muy feliz...mi hermana se casó, y mis lágrimas salieron de la nada. — susurró mientras sentía como sus ojos comenzaban a gotear nuevamente. — Saldré un momento, y, te agradezco por querer ayudarme.

Yahwi salió del lugar respirando aire fresco, sintiendo como sus lágrimas recorrían su delicada mejilla, quería dejar de llorar, él no era culpable de nada, ni de sus sentimientos, ¿verdad? Él solo se enamoró sin consentimiento, sin saber que era ese sentimiento, solo se enamoró sin razón o motivo.

Cerro sus ojos mientras se recostaba en un árbol lejos de todo y todos. Sintió como una mano pasaba de manera delicada por sus ojos, intento abrirlos, pero la mano presionó impidiendo que pudiera observar, la presión que ejercía era delicada sin querer lastimarlo. Sintiendo como la persona se acercaba y unía sus labios en un pequeño beso.

— Suelta me.— pidió intentando alejar la mano sobre sus ojos. — ¡Déjame ya!

Sin embargo sus labios fueron sellados de nuevo en un beso, Yahwi no era estúpido, sabía a quién pertenecían esos labios.

— Caín...— susurro en medio de aquel beso.

— Déjame...besarte una vez más. — pidió mientras apartaba su mano de Yahwi y así, este pudo ver su rostro. — Solo quería besarte, ¿por qué no me dijiste que serías tú el prometido de mi hermana?

Una Noche Where stories live. Discover now