18. El papi de Naty.

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29 de abril
13:14p.m

Brad.

-¿Qué te pasa? -pregunté a María mientras salíamos del coche.

-No, nada, solo que... Lo mismo nos hemos pasado un poco. -respondió ella, frotándose el brazo.

-María, ya lo hemos hablado -dijo Natalie con una mirada tranquilizadora -, no es tan grave, solo sirve para asustar y para que te deje en paz de una vez.

-Sigo sin estar muy convencida. -espetó ella.

Suspiré y me agité el pelo con la mano.

-De todas formas, poco podemos hacer ya.

-¿No me dijisteis que lo podía romper cuando quisiera? -preguntó.

-¿Quieres romperlo? -respondió Natalie con otra pregunta. -¿No nos habías dicho que estabas cansada? ¿Que sentías demasiada responsabilidad? Me pareció una buena idea, te alejarás de eso de una vez por todas.

Suspiró, agachandoa mirada y asintiendo lentamente. Comenzó a caminar, siguiendo a Natalie. Cerré el coche y me guardé las llaves en el bolsillo mientras las alcanzaba. Natalie ordenaba las hojas y las releía por enésima vez. Yo palpé las dos pulseras que llevaba en en el otro bolsillo, para asegurarme de que seguían allí. Cada vez le veía más salida a esto. Torcí una sonrisa y miré al bloque de apartamentos que teníamos en frente, al cual tenía unas ganas incondicionales de entrar.

Le puse la mano en el hombro a María y apreté ligeramente para tranquilizarla. Ella alzó hacia mí una mirada llena de confusión. Suspiré y la rodeé por los hombros con el brazo, dándola la mitad de un abrazo. La di un beso en la cabeza.

-Tranquila, ¿vale? -dije, ella asintió intentando sonreir y volvió su mirada al frente.

No sabe el favor que la estamos haciendo.

Yo pensaba que la charla con Natalie la había ayudado a convencerse, pero se la veía insegura. Cosa que no entiendo, porque es una de las mejores ideas que podríamos haber tenido.

Llegamos al portal y llamamos al portero para que nos abriese la puerta. Era un hombre pasado de la mediana edad con el pelo canoso y un chaleco que no le cerraba bien. Se acercó a nosotros y nos miró con recelo, inseguro.

-No os conozco. -dijo con una voz imponente.

-Venimos al segundo a. -dijo Natalie esbozando una sonrisa.

-¿Quiénes sois? -preguntó.

Natalie y yo fruncimos el ceño.

-¿Qué más dará? -cuestioné.

-Conozco muy bien a todos los residentes. Si alguno esperase visita, lo sabría.

Torcí una sonrisa autosuficiente y abrí mi abrigo para sacar la placa de policía. Se la mostré, dejando claro mi autoridad. Él puso una mueca aburrida y me miró a la vez que bufaba.

-Me da igual. He hablado esta mañana con los del segundo a y no esperan a nad...

-Soy María. -dijo María, haciendo acto de presencia. Sonrió débilmente.

El portero abrió los ojos como platos y estiró los brazos.

-¡Hombre! ¡Pero si no te había reconocido! -dijo este, dándo dos besos a María. Miré a Natalie sin comprender nada. -¿Qué tal todo? Me extrañaba no haberte visto por aquí, que me contaron que te despertaste hace ya...

-Ya, bueno... -respondió ella rascándose la nuca.

-Uuh, ¿problemas en el paraíso?

-Creo que mejor subimos ya, Henry. -dijo ella, excusándose.

Total disaster. /\- SDE3 ~ David (Auryn)Where stories live. Discover now