6. "Pero..."

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        10:43 a.m


Carla

–Sarian, me cago en tu vida, deja de correr. –se quejó Ana mientras la chica seguía encabezando la caminata desde el parking hasta donde se supone que estaban los chicos.

–No me seas vaga, a mover el culo.

–Tía, que el jetlag nos afecta. –me quejé yo esta vez.

Sarian nos ignoró y disminuyó un poco el paso, pero solo para poder sacar el móvil y comenzar a escribir. Odio andar deprisa, es casi peor que correr. Me llevé la mano a la garganta mientras intentaba recuperar aire y saqué la lengua para jadear exageradamente. Pasamos, por fin, frente a la puerta del hospital, pero seguimos recto sin entrar. Al final iba yo a necesitar oxígeno por la mierda de carrerita.

–Oh, vamos. Tenéis una sorpresa esperandoos. –dijo Sarian, captando mi atención y la de Ana. – Si corréis, no me quejaré si gritais de emoción al verla.

Miré a Ana dubitativa. Luego me encogí de hombros y me puse a trotar, ella bufó y tuvo que hacer lo mismo. Esto era un chantaje emocional muy gordo, pero bueno. Rodeamos el edificio sanitario y en seguida nos encontramos con un enorme terreno lleno de césped. Sarian saltó una pequeña verja que no llegaba ni por encima de los tobillos, y tomó un caminito de tierra. La seguí con Ana detrás. Había árboles y arbustos. Interesante. Troté un poco más deprisa para alcanzar a Sarian y el camino de tierra se fue haciendo más grande.

Vimos varias máquinas, por así decirlo, rojas para que los abueletes hicieran ejercicio. Esto de subir escaleras con los dedos y balancearte de un lado a otro. Ana lo miró con deseo; quería subirse. La tiré de la manga de la chaqueta y seguimos avanzando, hasta que se volvió a formalizar otro caminito de tierra entre árboles. Las dos nos quejamos como niñas, gritando que si faltaba mucho, Sarian simplemente nos ignoró. Que amor de chica, oye.

Luego vimos un parque infantil, y Sarian aminoró el paso. Y a medida que nos íbamos acercando, pude divisar unos columpios ocupados por dos siluetas masculinas. Y a su aldrededor, sentados, otras cinco. Siete en total. Fruncí el ceño y Sarian nos metió prisa. La chica se llevó el móvil a la oreja, y entonces uno de los sentados en el columpio se giró; era Álvaro. Sonrió y volvió a mirar a su grupito de gente mientras se levantaba. El corazón se me disparó y comencé a pegar a Ana en el hombro. Todos se levantaron del suelo. Y ahí si que les diferencié a cada uno.

Mi HappyMeal, en ese momento me di cuenta de cómo les había echado de menos. También estaban Paola y Michael, a cada uno de los lados de Dani. El niño tenía en brazos a Cheddar, y una sonrisa de subnormal se me dibujó en la cara. Le di más fuerte a Ana en el hombro, pero ella tenía la boca abierta y no se movía.

Fue la sonrisa más sincera que había salido de mí misma en meses mientras contemplaba la escena sin poder reaccionar. Entonces, Sarian me dio un codazo en el costado y volvió a caminar hacia el parque. Solté un chillido de niña pequeña y empecé a correr el corto espacio que nos distanciaba. Evité los charcos de barro y seguí corriendo. Y justo cuando crucé la verja del parque, paré en seco. ¡Joder! Todos me miraban. Obviamenete, no es muy normal pegarse la carrera para luego parar así. Me puse una mano en la cadera y respiré.

–¡Muy buenas!– dije en voz alta para que todos me escucharan. 

Entonces ocurrió algo parecido a ver el cielo. 

Imitando el grito agudo que había lanzado antes, David dio un saltito exagerado en su sitio y luego vino corriendo hacia mí. Sí, debería haber corrido para hacer un momento más especial, pero no pude reaccionar hasta que noté que me envolvía en un abrazo y me elevaba ligeramente del suelo. Le rodeé el cuello con los brazos y le agarré con fuerza. Él me dio un ligero beso en la sien.

Total disaster. /\- SDE3 ~ David (Auryn)Where stories live. Discover now