Capítulo XVIII

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    El sonido de una notificación en mi celular me sacó de mi sueño ligero, anoche me quedé dormida con un montón de trabajos sobre la cama, estás últimas semanas veníamos trabajando en una nueva edición de una revista, estaba siendo coordinadora del proyecto, agradecí la oportunidad que mi jefa me había dado, pero entre lo de Camila, cosas personales, y esto, de verdad estaba haciendo mi mejor esfuerzo y que nada saliera mal.

   Achiné mis ojos cuando la luz del dispositivo me dio como destello de sol en mi cara, era un mensaje de Camila. 

"Hola, espero hayas dormido bien. Oye... ¿Puedes cuidar a Daniel hoy? Sé que es un abuso de mi parte pero, hoy mi turno y el de Zoey chocan, solo serán un par de horas :) "  Le respondí que si, que si quería me lo dejara todo el fin de semana, quería despejar mi cabeza después de tanto trabajo y con Daniel era un plan excelente, las chicas ya no estaban, Logan trabajando día y noche, Henry hace algunos días me comentó que se metieron a un concurso de pesca, y estaban más que ocupados.  

   Desde nuestra ultima conversación nos habíamos calmado, por alguna razón ya no sentía esa tensión cada vez que la veía, era una persona diferente, aunque Zoey me dijo que esa era la Camila real, la Camila de la sonrisa brillante, de buenos modales y que su energía solo traía paz, le pregunté el porqué nunca la había abandonado, cuando su actitud cambió de esa manera, ella solo me devolvió otra pregunta, ¿Tu lo hubieses hecho? Negué, sonrió y me dijo que allí estaba su respuesta. 

    La veía cuando se iba a trabajar, varias veces la he acercado a su trabajo, ella cuando regresa a casa los martes y jueves me trae la langosta mas rica que he probado en mi vida, en ocasiones se queda a cenar, luego se va a casa, hablamos de todo un poco, me alegraba escuchar que le estaba yendo muy bien, solo habían pasado unas semanas, pero seguía con la misma motivación, con sus objetivos muy claros. El sonido a mi puerta me alertó a levantarme apresurada de mi cama, me había quedado tonteando con mi teléfono, corrí hasta la puerta abriéndola bruscamente, asustando un poco a Camila y a Daniel, dieron un pequeño brinco hacia atrás al verme.

—¡Buen día! —Sonreí —No, no me quedé dormida. —Camila se quedó escaneandome con su mirada, eso hizo que me sonrojara un poco, tenía un short corto y una blusa suelta algo escotada que hacían juego, me crucé de brazos sintiéndome avergonzada, miré la sonrisa picara de Camila asomarse a sus labios. 

—¡Lauren! —Daniel me abrazó y le respondí de la misma manera llenándolo de besos, enseguida pasó yéndose a mi cuarto, Camila lo quiso regañar pero la detuve.

—Tranquila, esta es como su casa también, así que de mi parte tiene permitido hacer eso. —Negó entregándome su pequeña mochila, nuestra manos se rozaron y mi piel se erizó.

   No podía evitarlo, tenerla cerca siempre me aceleraba el corazón, me sentía tan enamorada de ella, que el sentimiento no se me iba, pero antes de entregarme de esa manera nuevamente, quería saber y estar segura que estábamos en la misma pagina, que ella de repente no se iba a volver de nuevo la villana, había algo que aún no me dejaba confiar plenamente, pero eso ya lo había pensado muchas veces. 

—No creí que la mañana estuviera tan fría. —Me quedé viéndola sin entender, dirigí mi vista a donde su mirada se había posado, pero después de haberme hablado la apartó aun con su tonta risita, mis pezones se me notaban claramente endurecidos, dejé la mochila de Daniel a un lado y volví a cruzarme de brazos. —A todas nos pasa, no tienes porque sentir vergüenza. 

—No la siento, solo que sí, tienes razón, la mañana está algo fría. —Bajó su cabeza tratando de no reírse. —Vete ya, vas a llegar tarde. — Ya quería ir a colocarme un suéter diez tallas mas grande.  

A SECRET HEART. | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora