Epílogo

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         Camila

   Me senté en el porche de la casa de Henry y Letty, viendo lo bonito, extenso e infinito del mar,  suspiré y sonreí. Hoy era un día importante, después de tantos años pensé que este momento no era necesario, pero ya al estar aquí y lo bien que todo se sentía, me daba un poco de arrepentimiento no haberlo hecho antes.

—¿Lista? —Me preguntó una voz detrás de mí, me giré.

—¡Vaya! ¡Que guapo te ves! —Le dije a mi hermano menor, aunque ya estaba por cumplir dieciocho años, ya no era tan pequeño.

—Lo mismo te digo —Se acercó a mi lado y también se concentró en ver las olas llegando a la orilla de la playa. 

—¿Estás bien? —Pregunté intrigada a su silencio.

—Si, creo que sí, solo estoy muy feliz. —Sonreí. —Hoy te casas con Lauren, ¿no es una locura? —Reí. 

—Una locura en el buen sentido, ¿no? —Asintió. 

—No sabes lo agradecido que estoy contigo y con ella, me han enseñado a ser un mejor hombre cada día. —Me miró y una lagrima iba a correr por mi mejilla. —¡Hey! Sin llorar, por favor no, no lo permitiré. —Me abrazó. 

—Bueno creo que todos estamos listos, ¿nos vamos ya? —Dijo Henry saliendo de la casa, ya su cabello había perdido el color dejando ver las canas de la experiencia, como les suele llamar, Letty siempre le decía que aceptara la realidad, pero él se negaba, esas discusiones eran algo gracioso de ver. —Vaya, que bonita estás Camila. —Agaché mi cabeza sintiendo algo de vergüenza. 

   Mi vestido color azul claro, con su corte hasta mis rodillas, mi cabello ondulado suelto, con un cintillo de pequeñas flores blancas sosteniéndolo solo un poco, sabía que la brisa de la playa podía hacer de las suya en plena ceremonia. 

   Entre Lauren y yo decimos que no tenía que ser la gran boda, algo sencillo y al atardecer era suficiente. Además, que su forma de pedírmelo después de hacernos el amor, fue extraño pero muy dulce a la vez, le dije que cualquier chica hubiese corrido si esta se tratara de su primera cita, reímos toda la noche, pero yo no veía a nadie más en mi vida, cada día amanecía más enamorada de ella.  

—Si, andando. —Respondí animada. 

[...]

   Al llegar al sitio quedé enamorada con toda la decoración que habían hecho las chicas, era perfecta. En el camino venía pensando todo lo que había pasado estos años, Lauren se convirtió en la presidente de unos de los periódicos de la ciudad, ahora era más llamativo e integraba todo lo actual con las nuevas y frescas ideas que ofreció durante todo su tiempo trabajando allí, yo pude graduarme de la universidad, monté una cafetería y este año inauguraríamos otra, mi carrera en mercadeo me abrió muchas puertas, vivía agradecida por ello y que en cada uno de esos momentos mi hermano y Lauren estuvieron conmigo. 

  Daniel ya pronto se iría a la universidad, decidió estudiar periodismo, de tanto estar con Lauren, a quien quería como una madre, se enfocó en ser mejor que ella, al menos eso se decían a la hora de la cena, Lauren solo le respondía que, siguiera intentando.

—¡Mila! —Llegaron a mi con un fuerte abrazo nuestras damas de honor. —¡Estás muy bella! —Me dijeron al unísono. 

—¡Chicas esto les quedó genial! —Las abracé por separado, me sentía tan alegre de que todo esto se diera.  

—Solo hicimos nuestro mejor esfuerzo, y seguimos todas las indicaciones, algo sencillo pero memorable. —Dijo Dinah, asentí sonriendo, detallando cada cosa. 

A SECRET HEART. | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora