Capítulo 3

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-ELIÁN-

   La habitación quedo en absoluta oscuridad, solo podía oírse la respiración entrecortada y los jadeos y gemidos de dolor de Elián.

Elián tenia tanto miedo, no entendía que le sucedía. La sangre en su cuerpo la sentía como fuego liquido, cada respiración le dolía enormemente, sus músculos se contraían rítmicamente al compás de las oleadas de dolor.

De pronto, todas las marcas que había visto anteriormente se iluminaron con el enfermizo color de la sangre.

Se había formado un pentagrama gigante de seis puntas y en el centro estaba él, rodeado de runas y símbolos desconocidos. El pentagrama en el suelo no era el único en la habitación, las esquinas y el techo también estaban iluminados de círculos de runas mas pequeños.

La tortura a la que estaba siendo sometido no tenía fin, parecía ir en aumento conforme pasaba el tiempo. Su piel se sentía abrazada por las llamas y al mismo tiempo había demasiado frío para soportarlo, sus dientes castañeaban y tenia los labios ligeramente azules y ensangrentados de las mordidas que les proporciono.

Cada mínimo movimiento enviaba señales de dolor a sus terminaciones nerviosas, no podía ahogar sus alaridos de sufrimiento por mas que lo intentara.

Su cuerpo se estaba partiendo en pedazos, podía ver un charco creciente de sangre a sus pies, goteando de múltiples y dolorosas y ardientes laceraciones en su piel. No podía creer el nivel de sadismo que pudiera tener alguien para hacer algo tan perverso e inhumano.

Por mas que quisiera culpar al creador de tan desalmado ritual por someterlo a un sufrimiento extremo, esta únicamente recaía en Elián. El sabía todo lo que hizo mal y las consecuencias que le podría traer el ignorar su instinto y a sus amigos.

—¡AYUDA...! ¡POR FAVOR...ALGUIEN...! —Elián grito con voz ronca. Llevaba demasiado tiempo encerrado ahí adentro, pensaba que para ese entonces sus amigos ya deberían haberlo encontrado.

Se sentía traicionado. Abandonado.

Pensó que podía confiar en ellos para ayudarlo cuando lo necesitara, ¿porqué no habían ido en su ayuda? Había gritado tanto por nada.

Lo que Elián no sabía es que esos no eran sus pensamientos, los pentagramas le inducían aquellas ideas, que en un estado coherente nunca tendría. El confiaba plenamente en la lealtad que le tenían sus amigos.

 El confiaba plenamente en la lealtad que le tenían sus amigos

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Divina Oscuridad [Original]Where stories live. Discover now