Capítulo 6

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-¿Cuál es tu nombre? -sin dejar su posición encorvada, el poltergeist le preguntó al humano en un susurro casi imperceptible.

-Elián. -respondió el humano con una tensa sonrisa.

Por su apariencia, sabía que debía de juntarse con los peores fantasmas o al menos habérselos topado aunque sea una vez, podría intentar obtener información del mundo espiritual con su ayuda. Tras una pequeña pausa y rogando por dentro que este no huyera al sentirse presionado por él, comentó casual y cautelosamente al contrario:-Me enseñaron que es de mala educación preguntar el nombre de otra persona sin haberse presentado primero.

-¿Mi nombre? Hace años que nadie pregunta por el, en realidad, creo que nadie lo ha hecho. Aunque no se porque, ¿será por qué a nadie le interesa? -el Poltergeist bajo levemente la cabeza, parecía pensar profundamente en la respuesta a su propio cuestionamiento.

El peliblanco internamente sopesaba si revelarle su nombre a Elián o no.

Al parecer, era más listo de lo que aparentaba a los ojos de Elián.

Muchos de los nuevos fantasmas no sabían que los nombres tienen poder, sobre todo para los paranormales o los seres con cualquier tipo de magia. Decirle a alguien tu nombre, era darle un arma de doble filo que podía usar en tu contra.

-Dagan.

Le sorprendió enormemente que le confiará tan fácilmente su nombre, no cabía en si de lo atónito que estaba. Lo que Elián no sabía, es que Dagan al igual que muchos otros fantasmas podía ver el aura de mis seres vivos -y no vivos, claro-, después de un tiempo de haber "renacido" como paranormal.

-Eres bastante conocido entre los fantasmas, al igual que tu amigo de mechón blanco. -comentó Dagan con voz y rostro inexpresivos.

-T-tú, ¿Cómo sabes de él? ¿cómo nos conoces? -Elián empezó a ponerse nervioso, no podía parar de pensar que todo aquello era una trampa orquestada por el dueño de su maldición.

Dagan ladeó la cabeza hacia un lado, pareciéndose curiosamente a un cachorro, mientras lo veía de manera extraña, parecía no entender las emociones que emanaba de su aura.

-Algunos fantasmas que conocieron empezaron a hablar de ustedes y su grupo, dicen que son molestos y fastidiosos, pero no malvados. No les creí hasta que te vi. -hizo una tensa pausa.- Como dije antes, eres extraño para mí. Nunca había conocido a alguien como tu, siempre me topo con "humanos" crueles y malvados. -Dagan escupió la palabra humano con odio y furia, pero por lo demás no mostró mayor emoción que ello.

-Quizás no has sabido buscar al indicado. Espero ser la excepción en tu lista.

Dagan observó suspicaz a Elián, que no lo vea como una amenaza no significaba que confiara inmediatamente, había vivido muchos años y con ellos aprendió la desconfianza y la cautela.

-Puede ser. -el albino no mencionó nada mas después de lo ultimo dicho, al parecer, ya había acabado la conversación de su parte. Elián no tenía problema con ello, el también había llegado a su limite de socialización.

Hamilton se retiró después de unos minutos y al poco tiempo Dagan le siguió, ya se había sumido demasiado en el autodesprecio, la envidia y el anhelo.

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Pasaron los días y Elián siguió pensando en su encuentro con el fantasma en el parque, se preguntaba, ¿En donde viviría? ¿Qué estaría haciendo?

Le dio mucho en que pensar, objetivamente, sabía que había muchas, no, demasiadas personas perversas, el mismo había sido victima de algunas de ellas, pero no creía que su experiencia se comparara al de Dagan, era muy probable que el pequeño poltergeist haya sufrido demasiado, sobre todo teniendo en cuanta como se crean o nacen los Poltergeist.

Los Poltergeist tienen una triste historia. Ellos son victimas de primera mano de la crueldad y el egoísmo humano.

Antes de convertirse en lo que son, obviamente estaban vivos, pero no por mucho tiempo. Eran niños, bebes o recién nacidos, que fueron asesinados por sus padres o familiares, se les concedió la "bendición" -muchas veces, era mas una maldición para algunos- de poder divertirse y jugar en el mas allá. Pero, con el tiempo, los poltergeist se aburrían de lo mismo y aumentaban sus "bromas" a los humanos, siendo cada vez mas y mas peligrosas, hasta que causaban accidentes que se iban haciendo graves con el paso de ellas.

Elián salió de su habitación después de una noche de stream y se dirigió a su sala de estar a descansar un rato. Se quedó estupefacto al ver un invitado no invitado, acostado en su sofá, sacudió la cabeza exasperado, decidió mejor no darle demasiadas vueltas, con un fantasma era difícil adivinar sus verdaderas intenciones.

-No es que no me alegre verte pero, ¿Qué haces aquí? No recuerdo haberte dicho donde vivía.

Dagan lo miró como si fuese un estúpido: -Te seguí, obviamente.

"Ok, y eso no es absoluto espeluznante."

"No, no, no. Tranquilo Elián, no pasa nada, solo tienes un intruso en un lugar que se supone esta protegido contra cualquier tipo de entidad paranormal. Nada grave. Todo normal"

-¿Puedo saber el porque me seguiste?

-Quería ver donde vivías, hablar un poco mas y conocerte. Eso es todo. -dijo simplemente Dagan con un encogimiento de hombros. -Tengo curiosidad. Nada más.

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Divina Oscuridad [Original]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon