Divina Oscuridad [Original]

Capítulo 5

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-ELIÁN-

   Pasaron los días y la tortura que Elián pensó, había terminado, continuo.

Se sentía exhausto, física y mentalmente. Busco la causa de su suplicio en Internet, libros, fue tan lejos como para acudir a múltiples brujos. Todos le contestaron únicamente de dos maneras:

"Una entidad maligna te acecha"

"No hay nada malo en ti, joven."

Las dos le inquietaban de igual forma, la primera por si tenían razón -aunque también existía la posibilidad de que solo querían sacarle dinero en "dudosos tratamientos"-, y la segunda por una, más que probable, paranoia y perdida del sentido común.

Muy en el fondo sabia que era algo mas profundo que eso.

Lo único que se le ocurría, era que algún tipo de fantasma extraño pudo haberlo seguido o maldecido. Pero, sin importar cuantas veces lo intento, nunca pudo encontrar ningún indicio de entidades externas con su vista espiritual.

Si, puede que sus dones sean mas débiles que los de Zophiel, sin embargo, estos nunca le habían fallado y no empezaría a dudar de ellos justo ahora.

Aguantaría lo mas que pudiera.

No se rendiría, encontraría al causante de su sufrimiento.

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   Harto de sentir lastima por si mismo, Elián decidió salir a dar un paseo en un pequeño y colorido parque cercano a su departamento.

Camino a paso lento, sumergido en su mente, brincando de un pensamiento a otro,  mirando sin ver realmente las vivaces flores y los relucientes arboles a su alrededor. Seguía dándole vueltas en su cabeza, a pesar de que lo único que quería era olvidarse de su problema.

Fue una enorme casualidad y suerte que lo haya visto.

Estaba de cuclillas, cabizbajo, observando a los niños jugando con una mirada de añoranza. Sus ojos verdes similares a los de un felino, cubiertos parcialmente por su flequillo revuelto, estaban llenos de soledad y tristeza, dando una desalentadora imagen.

—Hola. —murmuro suavemente, parado unos pasos detrás de aquel misterioso personaje. Se le hacía sospechoso que apareciera un fantasma cerca de su casa, justo cuando estaba pasando por tantos problemas.

El pequeño fantasma volteo levemente la cabeza para poder verlo por el rabillo del ojo.

Permaneció en silencio, sin dejar de ver a los niños, parecía querer unirse-les, a pesar de que no podía, ya no al menos. 

—¿Quieres jugar con ellos?—Elián insistió por una respuesta al fantasma. Este, por fin, se giro completamente a verlo a los ojos.

—No, los humanos son malvados. —el fantasma hizo una pequeña pausa.— Y de todos modos, no puedo. Estoy muerto, por si no te has dado cuenta.

—No todos somos malos, aunque no te mentiré, hay algunos que son peor que la escoria.

—Y, ¿tú? ¿eres malo o peor que la escoria? —preguntó con genuina curiosidad el fantasma.

—Ninguno, pero tampoco me considero bueno. Siento que, a pesar de lo que podamos creer, ninguno de nosotros, humanos, somos enteramente buenos o malos. Estamos en una linea gris, inclinándonos constantemente al blanco o negro, dependiendo de la situación. —contesto Elián en voz baja.

—Interesante. Tu eres interesante y raro. Eres diferente a los otros humanos que he conocido.

—Espero ser raro en un buen sentido y que no sea un insulto. —Elián bromeo ligeramente con una cálida sonrisa en su rostro.

Las sospechas se había ido, ese fantasma no era el culpable.

Un poltergeist no tenia esa clase de poder, en el pasado se había encontrado con algunos. Con su vista, era fácil diferenciarlos de otros fantasmas.

Si, puede que ese poltergeist de cabello blanco tenga un aura mas oscura que cualquier otro que haya visto, pero algo le decía que su circunstancias había vuelto su aura así.

Con solo ver el estado de su cabello y ropa, se hacía una idea de lo que podría haberle pasado.

No podía cerrarse a las posibilidades, puede que el Poltergeist no fuese aquel que lo maldijo, pero fácilmente podría ser un espía. Tendría que irse con cuidado a la hora de interactuar con los fantasmas. 

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