IV

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La Luna brillaba hermosamente justamente arriba del claro, las estrellas encendian y se apagaban, a millones de años luz de nosotros.

Suspiré parandome al centro del claro, todos estaban haciendo sus cosas mientras que yo me distraía viendo el cielo, acababa de descubrir cuanto me gustaban las estrellas.

Era extraño el pensar que los humanos somos una cosa minúscula en el vasto espacio, somos menos que un gramo de arena en este universo.
Las estrellas brillaban con intensidad, las estrellas fugaces iban y venían con rapidez, cerré mis ojos con fuerza y uní mis manos, apretandolas.

"Quiero salir de aquí... "

Pedí un deseo a las estrellas como si fuera una niña, abrí mis ojos y seguí viendo al cielo.

Y decir que probablemente muchas de esas estrellas ya hicieron supernova, o que ni siquiera son estrellas si no planetas u algún otro tipo de sistema. Se dice que hay más estrellas que granos de arena en el planeta, ¿sera cierto? Creo que sí.

Me sentía impotente al saber que estaba en un lugar desconocido como este, ¿un claro? ¿Unas cuantas hectáreas se convertirá mi hogar? Vaya vida. Quería despejar mi mente pero no podía negar la realidad en la que estaba. Encerrada para toda la vida con varones.

Suspiré, sintiendo mis ojos cristalinos, mis ojos pedían a gritos dejar salir las lágrimas pero no quería que me vieran débil, al menos no sabiendo que era la única mujer, el lugar me traía malas sensaciones, sentí escalofríos ya que había mucho aire.

Mi sueter estaba siendo limpiado, o al menos eso decía Alby. Era extraño como tenían electricidad, pensé que serían más primitivos.

Voltee hacia la fogata que alumbraba, encaminandome hacia allí, limpié una que otra lagrima que se escapó, volviendo mi mueca triste a un rostro serio, al menos sabía que no estaba sola en el lugar y que podría entablar amistad con alguno que otro habitante, yuppi.

Me senté al suelo de un tronco, cuando escucho unas pisadas cerca mío, me giré viendo a la persona, preparada para soltar una que otra maldición pero no era necesario.

"Muy solita, ¿por?"

Preguntó, pasandome un plato con comida, comencé a devorarlo en seguida, tenía demasiada hambre, no sabía que la tenía hasta que tenía la comida en frente.

"Ja, ja. La comida no se acaba, come tranquila"

Me pasó un vaso con agua mientras reía.

Por fin acabé mi comida, me recosté en el tronco, estaba llena.

"Nunca habíamos tenido a alguien como tú, independientemente de que seas mujer, fuiste la primera en ser tan agresiva, todos se cagaban los pantalones o corrían, también se desmayaban pero tú... Tú atacaste y dejaste las cosas claras, es curioso."

Sentía su mirada sobre mi rostro, estaba estudiandome.

"No me mal entiendas, no tengo un particular odio hacia los hombres ni nada como eso, tampoco soy agresiva, creo, soy bastante tranquula, pero, ¿una chica con 60 hombres con cuerpos acostumbrados al trabajo duro, que tienen de 16 a 20 años, que me doblan la estatura y no han tenido contacto femenino desde hace mucho tiempo? Eso asusta. Gracias a los cielos no pensaron que necesitaban reproducirse o algo así, porque si no, estaba jodida."

Él sonrió, asintiendo con la cabeza.

"Probablemente más que uno pensó eso pero, no te preocupes, no te pasará nada y si acaso quieren hacerte algo, tienes la pequeña daga en tú Correa. "

Vi mi pantalon holgado, no me hacia nada de Justicia, pero era lo que había.

Newt solo me veía, había volteado de nuevo hacia los muros, apreté el vaso y lo acerqué a mi boca tomando lo que quedaba del agua

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