XV

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T/N


Cuando piensas en la 'Isla del monstruo', te imaginas un montón de rocas escarpadas y huesos esparcidos por la playa, como en la isla de las sirenas.

Pero la isla del cíclope no tenía nada de eso. 

Bueno, si había un puente de cuerdas sobre un abismo. Y para mí eso era como un gran cartel publicitario que decía: "Por acá hay malas vibras, mejor ni te acerques."

Pero el lugar, aparte de eso, era hermoso. Tenía prados verdes, árboles de frutas tropicales y playas de arena blanquísima. Mientras navegábamos hacia la orilla, inspiré profundamente aquel aire perfumado.

"El Vellocino de Oro." dije.

"¿Se morirá la isla si nos lo llevamos?" preguntó Percy

Negué con la cabeza.

"Perderá su belleza, eso sí. Y volverá a su estado anterior, fuera cual fuese."

 En el prado que había al pie del barranco, se agolpaban varias docenas de ovejas. Parecían pacíficas, aunque eran enormes, tan grandes como hipopótamos.

Más allá, un camino subía hacia las colinas. En lo alto de ese camino, cerca del borde del abismo, se levantaba el roble descomunal que había visto. Había algo dorado que relucía en sus ramas.

"Esto es demasiado fácil." dijo Percy "¿Subimos allí caminando y nos los llevamos?"

Entorné los ojos.  

"Tienes razón. Pensaba que cuando llegáramos íbamos a ser atacados por ovejas carnívoras o algo así..."

Percy se rió.

Justo en ese momento surgió entre los arbustos un ciervo. Trotó por el prado, seguramente en busca de pasto, y de repente todas las ovejas se pusieron a balar y se abalanzaron sobre él. Ocurrió tan deprisa que el ciervo se tambaleó y desapareció en un mar de lana y pezuñas.

Hubo un revuelo de hierba y mechones de pelaje marrón.

Unos segundos más tarde, las ovejas se dispersaron y volvieron a deambular pacíficamente. En el sitio donde había estado el ciervo sólo quedaban un montón de huesos blancos.

Percy y yo nos miramos.

"¿Cómo supiste...?" preguntó él.

"Te juro que estaba inventando."

"Son como pirañas."

"Estamos acabados." dije " Vamos a ser comidos por pirañas con lana. ¿Cómo vamos...?"

"¡t/n!" Percy me agarró del brazo "Mira."

Señaló hacia la playa, justo debajo del prado, donde un bote había sido arrastrado hasta la arena... Unos de los botes salvavidas del CSS Birmingham.

***

Fuimos a amarrar el Vengador de la Reina Ana a la parte de atrás de la isla, donde los acantilados se alzaban en vertical a unos sesenta metros de altura. Allí sería menos probable que el barco fuera visto.

Aquellos acantilados parecían escalables. Debían de ser tan difíciles, más o menos, como el muro de lava del campamento. Al menos, no había ovejas come carne por aquel lado. 

Remamos en un bote hasta el borde de la roca y empezamos a subir muy despacio. Yo subí primero ya que según Percy como era distraída me podría tropezar. En ese caso el estaría abajo para atraparme.

ᴘᴇʀᴄʏ ᴊᴀᴄᴋsᴏɴ: ᴍᴏɴsᴛʀᴜᴏsWhere stories live. Discover now