Capítulo 19.-

362 23 0
                                    

Amaia Domínguez García 

León, Guanajuato, México

Al terminar de hacer el amor, sentí un mareo un poco fuerte acompañado de una sensación maravillosa que me llevaba a sentirme en las nubes. Axel lo notó y permanecimos, así como estábamos abrazados. Él acariciaba con ternura mi cabello y poco a poco noté que comenzaba a darme sueño, había notado que me pasaba muy seguido.

–Amaia mi amor, es nuestra primera vez aquí en mi oficina – Axel se emocionó mucho al decirme eso – Te amo, preciosa y gracias por esto.

A mí también me había encantado, pero no teníamos que estar tanto tiempo desaparecidos, a mi papá no le gustaba que en una fiesta me le perdiera.

–Gracias a ti mi amor, pero debemos de volver o van a sospechar algo – Le recordé – Además afuera está Cecilia, tu esposa.

Le remarqué, pues me hubiera gustado que no estuviera ella aquí, pero no podía hacer nada, yo era la amante y me tenía que aguantar.

–Y está Luis Miguel – Axel lo dijo con cierta molestia – Amaia cariño, ¿Cuándo me ibas a decir que ese chico era tu novio? Creo que tú y yo, habíamos quedado en algo.

Me separé de Axel para que ambos nos pudiéramos acomodar la ropa, para poder salir de nuevo donde se estaba llevando a cabo la fiesta. Axel comenzó a arreglarse primero y yo, solo reacomodé mi vestido como pude así sentada en el escritorio.

–Axel, mi amor, lo que pasa es que Luis Miguel y yo, nos vamos a usar mutuamente – Empecé a explicarle – Él necesita que yo sea su novia falsa, porque en su casa ya quieren que siente cabeza con alguien y él está como yo, no quiere casarse y yo, lo necesito porque de lo contrario ¿Cómo haré para escaparme contigo todos los fines de semana? Tú ya sabes cómo se pone Ale de intensa y te recuerdo Axel que yo, vivo con ella.

Alguna excusa tenía que inventarme para poder salirme de casa, ya que Ale tenía sus reglas, no todo era color de rosa en casa de mi hermana.

–Eso me queda claro cómo es Ale, pero Amaia, yo no quiero que todo el tiempo te estés besando con él, hace rato, me estaba volviendo loco de celos – Dijo mi Axel, haciéndome sonreír – Te amo y te quiero solo mía y te recuerdo que, en la intimidad, no puedes estar con nadie más.

No me gustaba que empezara con reclamos en dado caso, que él no hubiera empezado trayendo a su esposa y yo no me hubiera besado con Luis Miguel. Se podría decir que estábamos iguales, pero yo salía perdiendo a fin de cuentas. Porque yo no me iría a acostarme con mi amigo.

–Entiendo que yo no puedo, pero tú sí y no me vengas a decir nada más Axel – Me enojé – Yo sé cómo quedamos y no me lo tienes que repetir a cada rato y lo siento mucho si estás celoso, imagínate o ponte un poco en mi lugar, en unas horas cuando te hayas ido a tu casa con tu esposa y le hagas el amor, porque no me creas tan imbécil para pensar que no lo harás con ella y menos con ese vestido tan sugerente que trae puesto.

–Amaia, tienes que calmarte preciosa. Por favor. Lo siento mucho y sí, estoy muy celoso, pero de lo de Cecilia, tú sabías cómo era mi vida cuando empezamos esto, no tiene caso que te pongas así, menos después que nos hemos entregado de esta manera y que sabes que es a ti a quien amo.

Claro que sí, tenía que entenderlo, pues una cosa era decirlo y otra cosa no pensar en todo lo que le iba a hacer cuando cerraran la puerta de su habitación. Porque si su mujer quería hacer el amor con él, tenía que cumplirle, no había pretexto para negárselo.

–Eso lo sé y lo siento Axel, pero a ella debes de cumplirle, porque ella es tu esposa y yo… no soy nadie – Dije sin poder evitar llorar – Así que, no porque yo supiera cómo es tu vida, no significa que no me duela. Te recuerdo que no soy de palo.

Yo sola me había metido es este dilema, pero no por eso no iba a sentir nada, al saberlo de otra. Saber qué me había hecho suya, pero que en muy poco tiempo estaría de la misma forma, con su mujer.

–Lo siento cariño, no quise nunca hacerte sentir así – Axel me limpió las lágrimas – Te amo Amaia, siempre lo hice y siempre lo haré.

–Yo, también te amo a ti Axel. – Dije a pesar de mi dolor.

Él me besó nuevamente y volvió a acercarse tanto a mí de un modo tan peligroso que, movió de nuevo algo en mi interior, algo que pedía a gritos ser liberado y que exigía en silencio que él volviera a hacerme el amor. En medio del beso, con urgencia le quité la corbata y le estaba abriendo la camisa, mientras él acariciaba mis piernas llegando hasta dónde yo, amaba que llegara y comenzó a acariciarme con sus dedos.

–Te deseo, cariño. – Me dijo de nuevo, Axel.

–Y yo a ti. – Yo le respondí.

Yo estaba viendo estrellas, estaba totalmente expuesta de esa parte, pues, no me había bajado del escritorio ni me había puesto mi ropa interior que seguía tirada, por algún lado en el suelo. Axel, estaba a punto de desabrocharse el pantalón para volver a hacerme su mujer, cuando tocaron la puerta de su oficina.

–Axel, Amaia ¿Están aquí? Mi papá los está buscando afuera – Era Ale – Axel, ¿Están ahí?

Axel y yo nos separamos y él se reacomodó de nuevo la ropa, me bajó del escritorio y tomé mi ropa interior del piso y cuando me la iba a poner, Ale iba a abrir la puerta, noté como comenzaba a dar vuelta la perilla y yo con mi ropa interior en la mano y a velocidad del rayo, terminé escondida debajo del escritorio, dejando a Axel con el problema y justo a tiempo, pues, escuché cuando Ale abrió por completo la puerta.

Nos habíamos salvado por nada, esto había sido mucha adrenalina que estaba temblando. Empecé a respirar con lentitud esperando que no se escuchara mi respiración. Pues tanto era lo acelerado de mi corazón que pensé que lo podía escuchar.

–Axel, ¿Qué haces aquí ahorita? No me digas que trabajando – Lo cuestionaba Ale – Por cierto, ¿Has visto a Amaia?

–No, Ale, no la he visto – Respondió Axel de un modo que, hasta yo le hubiera creído eso – ¿Qué no estaba con su novio?

–No, no está allá afuera. Desapareció después del karaoke.

–No te preocupes Ale, ahora que me acuerdo cuando te fuiste a bailar con Luis Miguel, ella se salió, tal vez ya allá regresado– Axel seguía derrochando seguridad – O debe estar afuera fumándose un cigarro.

El Socio de Mi PadreWhere stories live. Discover now