Capítulo 147.-

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Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Pasado ese hermoso fin de semana, en el que celebramos nuestro primer año juntos, Axel y yo, salimos el lunes por la mañana muy temprano de la nueva casa de Martha, pues ambos, queríamos ver a Elisa, antes de irnos a nuestras respectivas obligaciones. Llegamos a casa de Elisa y ahí seguían Martha y Lore, ambas al vernos llegar, nos dieron la bienvenida.

–Hola, chicos – Nos saludaron las dos – Se ven felices y muy descansados y nos da mucho gusto.

Por supuesto que estábamos felices por esa celebración por nuestro primer año juntos y esperaba que pudiéramos celebrar muchos más, pues yo lo amaba demasiado y no quería que lo nuestro nunca acabara. 

–Hola – Saludamos Axel y yo.

–Llegan justo a tiempo, para desayunar – Nos dijo Lore – Pasen y siéntense. Hemos hecho molletes.

Era un desayuno que siempre me había gustado y estaba lista para hacerlo, solo que aquí me faltaba alguien, de seguro seguía acostada, siempre había de dejarla dormir lo que más se pudiera, así siempre se recuperaba la gente.

–Muy bien, muchas gracias a las tres, por su hermoso detalle del fin de semana – Las abrace – Por cierto, ¿Dónde está Elisa?

–Sí, ¿Dónde está Elisa? – Preguntó también Axel – Me atrevo a pensar, que no se ha levantado.

–Aquí estoy, chicos – Nos saludó Elisa – Me fui a lavar las manos. Se ven muy contentos, parece que han disfrutado a plenitud, del fin de semana.

Si les digo a ellas que ha sido maravilloso, me quedo corta, me hubiera gustado que el fin de semana durara más, pero teníamos que regresar a nuestra realidad, teníamos que cumplir con nuestras obligaciones, que demandaban nuestra presencia.

–Hola, Elisa – La abracé – Claro que lo disfrutamos, les estaba diciendo a tus hermanas, que les agradezco mucho, nunca olvidaré el hermoso detalle, que han tenido con nosotros.

–Lo hicimos, porque los queremos mucho – Respondió Elisa – Pero ya, vamos a desayunar, que tengo mucha hambre.

–Sí hermanita bella – Axel, la abrazó tiernamente – Ya somos dos, que tenemos mucha hambre.

Nos sentamos todos a desayunar y a relajarnos un poco, platicando con Lore, con Elisa y con Martha. Después, nos pusimos de acuerdo para la tarde, pues Lore tenía clientas para citas de cabello y uñas y Martha, tenía que ir a checar su hotel. Yo me ofrecí, para venir a relevar a Lore, saliendo del Tec y hacer mis tareas del Tec, estando con Elisa, eso para nada, me iba a afectar, por el contrario, yo disfrutaba mucho, de poder estar con ella, pues la quería mucho y era mi amiga.

–Nosotros ya nos tenemos que ir – Dijo Axel – Mi Amaia, tiene clases y yo, tengo trabajo.

Esa era nuestra realidad, cumplir para poder seguir creciendo cada día más, terminar la carrera y hacer una maestría y todo lo que se pudiera, no me iba a limitar a solo estudiar eso, tenía que seguir adelante y superarme a mí misma.

–Que les vaya bien – Nos dijo Elisa – Al ratito, los veo a los dos.

–Claro que sí Elisa, yo vengo saliendo del Tec – Le aseguré – Me esperas por favor, Lore.

–Claro que sí Amaia, yo estaré aquí, hasta que vuelvas – Respondió Lore – Vayan, con cuidado y que tengan un buen día.

–Gracias.

Axel y yo, salimos de la casa de Elisa y Martha, nos alcanzó, para despedirse. A ella, ya no la veríamos, pues iba a ver lo de su hotel, ya sería hasta mañana. Axel, me abrió la puerta, para subir al auto y nos fuimos rumbo al Tec, dónde bajó para ayudarme a bajar a mí y nos dimos un apasionado e intenso beso, antes de quedarme ahí a tomar mis clases.

–Amaia, te amo mucho, preciosa – Me dijo Axel – Gracias cariño, por todo lo que haces por mí, por lo mucho que me has ayudado con lo de Elisa. Te prometo, que me desocuparé pronto, para llegar allá contigo.

Yo por él, estaba dispuesta a hacer lo que se tuviera que hacer y con respecto a Elisa, a ella yo la quería demasiado y estaría a su lado el tiempo necesario, eso no me causaba ningún problema, yo podía hacer mis cosas mientras la cuidaba 

–No me agradezcas Axel, yo te amo mucho – Le recordé – Te prometo, que Elisa estará bien y estaremos felices y platicando, hasta que tú llegues.

Nosotras sabíamos cómo divertirnos, podríamos pasar el día platicando, viendo la televisión o algunas películas, que me imaginaba sobre que serían, pero no tenía ninguna molestia. 

–Sí preciosa, te dejaré mi auto para que te muevas a casa de mi hermana – Me ofrecía Axel – Ahorita, yo me voy al despacho en un taxi.

–No amor, yo me voy en taxi, mi rey – Lo abracé – Llévate el auto, te amo Axel. Ya me tengo, que meter a clases.

No me quería separar de mi amado Axel, pero no quería entrar tarde a la primera clase, porque el profesor una vez que cerraba la puerta no dejaba pasar a nadie, y a mí no me gustaba perder ninguna clase.

–Yo también, te amo Amaia – Axel me besó dulcemente – Que tengas un hermoso día, y nos vemos más tarde. Toma, preciosa para el taxi.

Axel, me lo quería dar todo, pero él sabía que no me guastaba que me quisiera dar dinero, yo tenía con que moverme, no debía preocuparse por eso, yo no lo quería por su dinero, yo lo amaba y lo amaría siempre aunque no tuviera un centavo, porque ambos lo podíamos conseguir. 

–No hace falta amor, de verdad – No le quería recibir el dinero – Yo, tengo para tomar el taxi, para irme con Elisa.

–Te amo mi amor, recíbelos Amaia, por favor – Me pidió Axel – Si no lo haces, me sentiré mal.

–Está bien, gracias mi amor.

Tomé el dinero, aún sin querer hacerlo y me despedí de Axel, lo abracé con mucha ternura y amor. Después de luchar por despedirme del hombre al que amaba, me metí a clases y él se fue a trabajar. Tuve un día un poco pesado, pues dos profesores nos hicieron exámenes sorpresas y cómo yo no había alcanzado a estudiar nada el fin de semana, por estar festejando mi aniversario con Axel, pero no me arrepentía de nada, absolutamente de nada. Pedí un radio taxi, para que me esperara afuera del Tec y afortunadamente llegó a tiempo, para que yo me fuera a casa de Elisa. Llegando a su casa, ahí estaba Lore, en la puerta esperándome.

–Hola, Amaia, ¿Cómo te fue en el Tec? – Preguntó Lore – Menos mal, que no te has tardado nada en llegar, ya me tengo que ir a atender a una de mis clientas del cabello.

Lore, siempre estaba muy ocupada con sus clientas, que siempre quedaban muy satisfechas con los tratamientos y todo lo que ella hacía, la llamaban a ella, porque les había gustado su trabajo y porque ella iba a donde fuera para atenderlas.

–Hola, Lore, me fue muy bien y gracias por preguntar – Respondí – ¿Elisa está despierta?

El Socio de Mi PadreWhere stories live. Discover now