Capítulo 184.-

62 4 0
                                    

Amaia Domínguez García

León, Guanajuato, México

Sabía lo puntual que era Axel, y no le gustaba que se le estuviera demorando en lo que planeara, era un problema con el que teníamos que lidiar con él, creo que era demasiado intolerante con eso de los horarios, debía ser más flexible.

–Hola, güera – Axel la fulminó con la mirada – Sabes que aborrezco la impuntualidad en cualquiera de sus modalidades, tu chico tiene 5 minutos para llegar o de lo contrario, nos iremos sin él. No sé si te diste cuenta de que el chofer ya nos espera abajo.

La güera se quedó callada y me daba miedo eso de parte de ella. Axel estaba enojado y yo, lo besé y lo abracé un poco queriendo tranquilizarlo, porque él es así amante de la puntualidad y el que no llegara Cris, solo iba a desatar que se volviera loco de coraje y yo no quería que empezara mal el viaje. Estuve haciendo un poco de tiempo para que Axel, no viera tanto el reloj, pero fue inútil.

–Lo siento, han pasado los cinco minutos. Nos vamos – Declaró Axel – Llámalo güera y dile que nos alcance en Puebla.

Axel estaba enojado, pero no era para tanto, solo habían pasado cinco minutos, no era demasiado tiempo, no podía ser tan estricto con eso de la puntualidad, todos teníamos derecho a cierto tiempo de espera, en todos lados era así, no veía por qué Axel era tan inflexible.

– ¿Qué has dicho? – La güera estaba indignada – Axel, ¿Qué hay con la ley del cuarto?

Exactamente, la ley del cuarto que era aplicable para muchos imprevistos, por lo menos debíamos esperar a Cris durante ese tiempo, la vida no se nos iba a acabar si lo esperábamos, además la güera se la iba a pasar todo el camino sola, Axel estaba exagerando otra vez.

–Sí, amor, debes estar tranquilo – Quise calmarlo – No tenemos prisa mi rey, estaba pensando que nos podemos echar un faje rápido.

Quería hacer que se olvidara por esta vez de lo de la demora de Cris, no podía dejar sola a mi amiga en esto, por lo menos que pasaran los quince minutos y si Cris no aparecía, ahí si ya no iba a poner ninguna objeción, nos podíamos ir y dejar que el novio de la güera, llegara a Puebla por sus propios medios.

–No nos vamos a echar nada Amaia, sé perfectamente que quieres ayudar a la güera a que esperemos al impuntual de su novio, cuando las dos saben que detesto esto – Espetó Axel furioso – He dicho que nos vamos y sí él quiere llegar allá, que llegue, pero a Puebla, que yo no esperaré ni un segundo más.

Era un hueso duro de roer, siempre lo he sabido, pero tenía que relajarse, íbamos a ir de vacaciones, no se tenía que poner en ese plan, no me gustaba que la gente se estuviera peleando, no quería que se dañaran los planes, eran solo quince minutos, no lo íbamos a estar esperando por horas, como se ponía Axel de esa forma tan drástica.

–Axel, mi amor – Lo abracé – No seas tan duro, por favor. Además, es que a Cris se le hizo tarde por algo, todos tenemos imprevistos y debes entender un poco.

Axel se soltó de mi abrazo, lo veía muy enojado, era como si con mis palabras le hubiera echado leña al fuego, se puso como un energúmeno, no era para tanto, debía calmar su enojo, además Puebla iba a seguir estando ahí, llegáramos tarde o temprano.

– ¿Cris?, ¿De cuándo acá tanta confianza? – Axel se puso peor – Ahora lo justificas, lo llamas como lo llama Ivanna y encima pides prórroga para ese desgraciado.

No entendía por qué estaba insultando a Cris, y yo no me estaba tomando ninguna confianza, era una forma de ser más empática con el novio de la güera, para que no se sintiera fuera del grupo. Axel estaba siendo un tanto irracional, una cosa no tenía nada que ver con la otra.

–Cállate, Axel – La güera le dio una cachetada en mi presencia – No pienso permitir que hables así de mi novio Cris, eres un rufián.

Esto se había salido de toda proporción lógica y no podía creer porque, de algo tan sencillo como esperar a Cris, se tenía que hacer un drama total y completo. Axel miraba a la güera con coraje y él mismo empezó a sacar las cosas del departamento.

A estas alturas yo pensé que iba a cancelar el viaje, y que la güera ya no iba a querer ir, esto se había convertido en un toral caos, yo no sabía ni que hacer, en estos momentos estaba en total desacuerdo con Axel, y más porque me había regañado sin ninguna razón.

Sin que la güera y yo pudiéramos impedirlo, entre Axel y el chofer que había contratado, empezaron a sacar las maletas del departamento, y las fueron acomodando en la camioneta, la güera sacó su celular y llamó a Cris, y luego yo también lo hice, pero no tuvimos respuesta.

–No sé qué le pudo haber pasado, él no es así, sé que debemos esperar un poco más.

–Pero que hacemos güera, mira que Axel está decidido a que nos vayamos ya, han sacado prácticamente todo el equipaje.

La güera miró percatándose que era cierto lo que yo le decía, entre el chofer y Axel, habían terminado de subir el equipaje, así que no nos quedó de otra que subirnos los tres a la camioneta, cumpliendo así Axel su amenaza y nos fuimos rumbo a Puebla.

Ellos iban mal y yo estaba muy tensa, se habían peleado muy feo a mi parecer por nada y yo, aunque no conocía mucho a Cris, sabía que algo había pasado con él, porque se veía que amaba a la güera y que no la dejaría plantada. Axel me tomó en sus brazos y yo me resistí, estaba enojada con él, por no ser más flexible. La güera iba llorando todo el camino y después, recibió una llamada.

–Hola, Cris, nosotros ya salimos del departamento.

La güera iba hablando con Cris, de seguro apenas estaba llegando al departamento, y si lo hubiéramos esperado unos minutos más ahora estuviera viajando con nosotros.

–Es que te estuvimos esperando, y Axel, decidió no esperar más, y si puedes alcanzarnos allá.

La güera terminó la llamada con Cris y se volteó para mirar a Axel con odio en los ojos.

–No sé cuál era la prisa, acaba de llegar. Como si Puebla se va a mover de donde está si nos demoramos en llegar, eres un intolerante Axel Vega.

–Y tu novio, un irresponsable debía estar a la hora que acordamos, a mí no me vengas a culpar de su impuntualidad.

La güera le reclamó a Axel y él no sé qué más le gritó a ella, pero por más que quise estar despierta no pude más y me quedé bien dormida, mientras ese par iban discutiendo.

El Socio de Mi PadreWhere stories live. Discover now