Capítulo 107.-

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Amaia Domínguez García

Mazamitla, Jalisco, México

Terminamos de cenar y Axel ayudó a la güera y a Lore a recoger todo y lavar los trastes que, se habían utilizado. Se pusieron también a preparar café para la velada afuera, lo que haríamos de la fogata y de contar historias de terror, algo que me daba un poco de miedo, pero lo haría por complacerlas a ellas y a mi guapísimo Axel, el hombre al que amaba.

–Lore, está vibrando tu teléfono – Le avisé – Está aquí en la mesa.

–Gracias Amaia, es mi mamá, ahora vuelvo, saldré a hablar con ella, aquí dentro no hay muy buena recepción.

–Sí, claro – Le respondí.

Lore salió a responder la llamada de su madre y la güera y Axel siguieron con lo suyo, pero eso, no duró mucho. Axel por supuesto quiso saber lo que pasaba con la güera y con su primo Sebastián y ya con Lore afuera de la cabaña, lo podía preguntar con toda libertad posible, ellos se sentaron a la mesa conmigo apenas terminaron con la cocina. 

Axel, me sentó en sus piernas, para poder abrazarme y yo, me sentía feliz, de ver que hiciera eso, yo lo abracé por el cuello y me acomodé en su pecho, me gustaba sentirme protegida por él.

–Háblanos güera, ya que estamos solo Amaia y yo, quiero que nos cuentes, lo que pasó entre Sebastián y tú – Le pidió Axel – Necesito saberlo por ti, para no tener que hablarle a él.

Ahora si no iba a dejar pasar la oportunidad para que la güera, le dijera que era lo que estaba pasado en realidad con su primo Sebastián, y como no estaba Lore, la güera se lo iba a tener que decir.

–Eso si le encuentras vivo – La güera se empezó a reír – Terminamos hace unos días, no te pienso mentir Axel, pero lo he estado engañando todo el tiempo. Tu primo me aburre y ¿Saben que ha sido lo peor? Les mostraré los mensajes que, me ha estado enviando, desde que hemos terminado, me ha estado chantajeando con la tontería, que se quiere quitar la vida.

El amor no se obliga, puedes hacer lo que quieras pero si esa persona no te quiere, nada vas a conseguir con amenazar con quitarte la vida, y la otra persona no era responsable de lo que tú hicieras, el responsable siempre serías tú.

–Eso es estúpido – Dije sin pensar – Lo siento, pero, no puedes tener a alguien a fuerzas a tu lado y quién realmente se quiere quitar la vida, simplemente lo hace y no anda dando lástimas, diciendo que lo hará.

Si ya no te quieren, para ruegas, a la otra persona le va a valer si lo haces, cuando el amor se acaba, se acaba y ya, porque no puedes obligar que alguien te quiera, así de simple. 

–Me has leído la mente Amaia, eso es totalmente cierto – Dijo la güera – Es ilógico que siga empeñado conmigo, que lo engañé y que me quiera retener con sus chantajes tontos, no quiero nada con él, Axel y eso lo sabías tú también, amigo. Me gusta tu primo y hace buenos trabajos, pero nunca lo quise.

Axel, se le quedó viendo a la güera, con una expresión que, de momento, me hizo sentir demasiado miedo. No sabía, lo que pasaba por la cabeza del hombre que amo y eso me asustaba un poco. Lo besé en sus labios, así tan cerca como estábamos, para que se relajara un poco. 

Total, lo que había pasado entre su primo y la güera, no era asunto nuestro y su deber, como amigo de ella y como primo de él, era el respetarlos a los dos, porque ser imparcial no entrar en discusión con ninguno de los dos.

–Espero que, al menos hayas tenido un poco de delicadeza, para terminar con él, Ivanna – Dijo Axel, llamando a la güera por su nombre – Mi primo, es muy depresivo y la verdad es que, me da miedo que, si intente hacerse algo. Él ha sido ya, tratado antes de su depresión.

Cada quien tomaba sus propias decisiones, si se quería hundir en la depresión o si decidía salir de ella, ya fuera por voluntad propia o con ayuda profesional y no es que estuviera defendiendo a la güera, era que cada quien se ponía, en el lugar que quería estar, si él quería estar llorándole a la güera, ya no era problema de nadie más.

–Axel, mi amor – Lo abracé y lo besé en el cuello – Tú mismo, me sacaste a mí, de la depresión en la que estaba cuando pasó, lo de David y gracias a ti y a que yo tuve la voluntad de levantarme, fue que pude salir de eso. Sí Sebastián no tiene la voluntad, entonces no saldrá adelante.

–Además, él quiere casarse, Axel – Dijo la güera – Me pidió que lo hiciéramos y no creo en el matrimonio, solo basta verte a ti con Cecilia, los matrimonios de mis tíos, de mis padres, de todo el mundo, para que yo diga, ahí no entro gracias.

Creo que ya mucha gente no quiere casarse, en lista entró yo, pues desde muy chica sabía que eso no era lo mío, sí, aceptaba que amaba a Axel, pero de pasar a la siguiente etapa estaba muy lejos por no decir imposible de que eso pasara. 

–Él estaba muy enamorado de ti, o lo sigue estando – Respondió Axel – Supe que, había comprado el anillo para ti, hace tiempo. Yo mismo, le había pedido, que no te pidiera matrimonio pues sé de sobra, como es que piensas tú.

Pero si ya se lo había dicho el propio Axel, para que insistía si sabía que la güera lo iba a rechazar, eso era ya mucho masoquismo.

–Lo sé Axel, sé que nunca hubieras dejado que eso avanzara y te lo agradezco de todo corazón – Dijo la güera – Pero, bueno ya saben ambos que, lo hizo de todos modos y las cosas no salieron bien para él. Pero el tiempo cura todo, pronto no se acordará ni de mí.

–Espero, que así sea – Dijo Axel – No quisiera, tener que darle yo a mi tía, la madre de Sebastián, ningún tipo de explicación.

–Ya no hablemos de eso – Les dije a ambos – Vamos a servir los cafés y llevemos los bombones y las cosas, para hacer la fogata. Allá afuera alcanzamos a Lore.

Quería que la conversación ya no siguiera, era triste saber que las personas podían atentar contra su propia vida, pues yo casi me encontraba en esa situación, pero gracias a mi amado Axel, pude salir de ese bache en el que me estaba hundiendo, cada día más.

Y lo había superado con creces, no me había dejado vencer por la depresión, aunque yo ya estaba al punto de ser recluida en una clínica de rehabilitación.

El Socio de Mi PadreWhere stories live. Discover now