Luz y Sombra (Tom Riddle) +18

Capítulo 10

Mi yo del pasado jamás habría hecho algo así, jamás se me habría ocurrido asesinar a nadie a sangre fría sin el más mínimo atisbo de piedad. Durante la guerra solo usé la maldición asesina una vez, fue horrible usarla, me sentí tan mal después y no solo emocionalmente. La maldición deja estragos en el cuerpo, te hace sentir un vacío desagradable y si no estas psicológicamente preparado te puede debilitar, Neville se desmayó después de usarla y yo me desmaye después de llegar a la casa de seguridad.

No es chiste o exageración lo que dicen de los efectos secundarios que dejan los maleficios, pero los efectos posteriores de las maldiciones imperdonables son aún más fuertes, en especial, la asesina, el imperio es el que menos afección tiene, pero eso lo hace en extremo peligroso, es una maldición demasiado poderosa que tiene un contra efecto muy bajo.

Lo que más me preocupa de usarla no es usarla en sí mismo, es acostumbrarme a ella y que los demás lo hagamos, la maldición nos da un poder exagerado y se ha comprobado que el poder corrompe el alma, ese es el peor efecto secundario que un maleficio puede dar.

Mis padres siempre me advirtieron que no dejara que los Slytherin influyeran en mí, que tomase las cosas positivas y desechase las cosas negativas. Mi padre siempre dijo que los Slytherin pueden ser armas de doble filo. Cuando él estuvo en Hogwarts fue un Slytherin junto a mi madre, pero ellos como Andrómeda Black no juzgaban el estatus de la sangre, al graduarse se alejaron de sus antiguos compañeros y cuando comenzó la primera guerra mágica se fueron del país, no deseaban tomar un bando, pues eso significaría luchar contra su propia familia, para sus primos fue traición y los Lestrange de esa rama los repudiaron, los Rosier por parte de mi madre igual, pero al morir Evan, el hermano menor de mi madre, reconsideraron si la lucha era realmente algo que valiera la pena y dejaron el lado del señor tenebroso.

Ahora que regresó mato a muchos de los Rosier, la mayoría tuvieron que huir del país, otros se unieron a nosotros para luchar, pero lamentablemente no dimos los resultados que deseábamos.

Pero ahora las cosas cambiaron, no deseo usar el imperio, pero estoy dispuesta a sacrificar mi alma usando la maldición asesina, no me importa si eso me mata o me condena, tengo tanto odio en mi ser hacia esos monstruos que soy capaz de asesinarlos uno a uno sin piedad. Sacrificar mi alma me hace sentir un poco de paz irónicamente, ya que mi deseo de matarlos no es solo por un bien mayor, ya es algo personal. Me siento menos culpable sacrificando me a mí misma, al final solo deseo usarla por un fin egoísta.

Y he de admitir que pese a lo que le dije a Amycus, pese a que no mentí del todo, no puedo ver a Tom igual, yo sé que ya no es el mismo, lo he podido comprobar, he notado sus silencios mientras mira perdido algún lugar, sé que está recordando su pasado, sé bien que no es el monstruo que es Voldemort, pero no sé qué tanto ser Tom Riddle afecte su personalidad, no sé qué tanto se aleje de Harry, del Harry del que me enamore y del Harry del cual sigo enamorada.

Observo el semblante tranquilo de Tom, se ve apacible y relajado, como si ninguna preocupación lo agobiara, este es el único momento en el que luce así. Es el único momento en el que puedo apreciar su verdadera belleza, es el único momento en el que puedo apreciar al verdadero Tom. Pese a tener el mismo rostro, Voldemort y Tom duermen de forma diferente, Voldemort, aunque luce tranquilo tiene el ceño ligeramente fruncido mientras duerme, en cambio, Tom luce tranquilo, apacible, en total control.

Llevo mi mano a su mandíbula y deslizo mi dedo por el contorno de su perfilado rostro, su piel se siente suave bajo mi tacto y a la vez un poco fría, mi dedo viaja a su nariz y sigo la curva hasta llegar a la punta bajando hasta su arco de cupido, delineo con particular atención sus labios, son suaves y siento las ligeras corrugaciones de ellos.

— ¿No puedes dormir? —

— Lo siento, no quería despertarte. —

— Está bien. —