Cuatro

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Kanna Unmei despertó en la habitación del penthouse que tenía en Setagaya. Se estiró y pudo sentir a Milli, su pequeño Corgi con ella, dormido. Aún era de noche, y estaba haciendo un poco de calor.

Las noches de verano comenzaban a hacerse presentes y, precisamente en junio, las temperaturas tendían a subir más. Se acomodó un poco y puso su brazo, algo trigueño por los paseos en las playas de Florida, sobre su frente, cubriendo uno de sus ojos. Entrecerró el otro mientras recordaba toda su trágica aventura una vez más.

-Dieciseis años atrás-

Kanna Unmei había viajado desde Yokohama hasta Tokio junto a sus padres. Como hija de padres adinerados, siempre había tenido todas las comodidades en Yokohama, pero ahora, los negocios de ambos se centraban en Tokio por diversas circunstancias. Como dueños de una de las empresas de servicios financieros más importantes en la ciudad, tendrían que moverse, pero eso no sería impedimento para que Kanna estudiara en una escuela privilegiada y, mucho menos, que se sintiera como si estuviera en casa.

Como sus padres casi no se hallaban en casa y siendo tan independiente, pidió que le dieran una casa amoblada en una zona más bien residencial, y ella se encargaría de lo demás. Lo cual, desde luego, le fue concedido por sus padres. Así que, habiéndose instalado, lo primero que hizo fue dormir, y luego, salir hacia una nueva escuela, como estudiante de transferencia había sido asignada a una escuela dentro de Minato. Desgraciadamente, estaba perdida. La única fortuna era que había salido temprano esa mañana.

Fue cuando una chica de cabellos negros, cortado en capas y con dos trenzas bajando hasta cerca de su cintura llamaron su atención. Llevaba su mismo uniforme, así que prefirió preguntarle.

-Disculpa, voy hacia la escuela privada de Minato, ¿Sabes dónde queda?

-Si. Vamos, justo me dirijo allí.

-¿Tan temprano? -Kanna estaba un poco curiosa

-Si. Hoy debo llegar a hacer el aseo del aula.

-Entiendo, entiendo.

Juntas caminaron en silencio alrededor de tres minutos, hasta que se encontraron con la escuela.

-Vaya, pensé que sería más lejos.

-Oh, estabas muy cerca de tu casa, al parecer. Yo siempre debo tomar el tren desde Ichigaya hasta aquí.

-Entonces vives lejos.

-Si, aunque estoy pensando en mudarme.

-Entiendo.

-Bueno, fue un placer caminar contigo, pero ahora debo irme. ¡Nos vemos!

-Ah, espera…

La chica fue un poco más rápida que ella y fue directo a su aula. Kanna entró a la escuela y fue hacia la dirección.

Tiempo después, cuando la llevaron hacia el salón 8-E, se dio cuenta a través de la ventana que la misma chica que la había acompañado en la mañana estaba ahí, sentada en la parte de atrás, leyendo, retraída del mundo.

-Chicos, hoy tengo el placer de presentarles a su nueva compañera. -Dijo el director, entrando al aula.

Los murmullos comenzaron a hacerse presentes, y luego, un silencio total. Kanna ingresó al aula. Su cabello largo y negro ondeaba con sus movimientos. Mei solo seguía leyendo, ajena a todo. Al parecer su libro era mucho más interesante que lo que ocurría a su alrededor.

-Adelante, puedes presentarte, Kanna.

-Mucho gusto, mi nombre es Kanna Unmei. Seré parte de ustedes de ahora en adelante.

La canción de amor que amé en abrilOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz