Dos

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-Doce años después-

Mei Utsunohara estaba sentada frente al computador. Los programas y los múltiples patrones estaban en la pantalla como un laberinto enrevesado.

-¿Café? -y un vaso con café caliente apareció ante sus ojos

-Gracias. Pero amo el Moca.

Bebió un poco de café y lo dejó en la mesa, a un lado.

-¿Y ahora?

-Cuando termine iré a dormir.

-¿No saldrás? Hace un día precioso.

-No saldré. Quizá en la noche vaya a algún lado.

-Me preocupa que no salgas.

-Cállate. ¿De aquí a cuando te preocupas por mi, Matsuri?

-Desde siempre. Ahora. Si me agradaría que salieras. Pero recuerda que no todo en exceso.

-Si, si. Sabes que no soy así. Ahora. Dejame terminar.

-Ay, vamos -Y Matsuri Akagi se abrazó melosamente a Mei. La contraria cerró los ojos

-Tu eres a la única a la que dejo que me abraces. Pero no tanto. Odio el contacto físico. Lo sabes.

-Que amargada, y yo tanto que te quiero -Matsuri fingió un pequeño llanto. Mei rodó los ojos y apartó a Matsuri

-Por favor. No estoy de genio. -Mei siguió trabajando

Matsuri suspiró y fue por su café. Mei bajó la mirada frustrada.

-Lo siento, Matsuri. No es tu culpa. Todo es mi culpa. Ya sabes…

-Si, lo sé, lo siento…

Mei terminó su trabajo, y finalmente apagó la computadora. Se estiró y sus clavículas sonaron.

-Me voy a dormir. Saldré a la noche.

-Bien. Dejaré preparado algo de comida para ti.

-No te preocupes. Ve a conseguirme más trabajo.

-Si lo dices así duele, ¿sabes? -Matsuri se hizo la ofendida, Mei se fue hacia la habitación

-Cualquier cosa, hay sopa instantánea en la alacena -y cerró la puerta.

Matsuri suspiró. Todo lo que estaba haciendo no le había logrado sacar una sonrisa. Después de todo, lo poco que le quedaba a Mei era sentimientos muertos y dolor.

Mei se metió al futón y cerró los ojos. Cuando menos lo esperaba, se hallaba en sus sueños, llorando.

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Atsushi bostezó. Toll Yagami dejó las baquetas a un lado.

-Dejemos el ensayo ya -y todos los presentes se sentaron en el suelo, menos Toll, que estaba en una banqueta

-¡Que cansancio! Llevamos casi ocho horas practicando -Hidehiko ladeó la cabeza y cerró los ojos- me duelen los dedos

-Deberíamos dejarlo así por ahora -Atsushi sonrió- y descansar para mañana

-Es cierto -intervino Imai- Mañana es la sesión fotográfica. Saben como llegar, ¿No?

-Si -respondieron todos- Sabemos como llegar

-Pero no lo digan al tiempo, hacen que me de miedo -Imai sonrió forzadamente

-Entonces nos vemos mañana -Atsushi se levantó y empezó a tomar sus cosas

La canción de amor que amé en abrilWhere stories live. Discover now