Nueve

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Cuando Atsushi le abrió la puerta del auto a Mei, supo que iba a meterse en un problema.

Uno que involucraba comerse todo el Daifuku que Mei había dejado en el baúl y que le pidió ESTRICTAMENTE no tocar.

¿Fue uno? ¿Fueron dos? No.

Fue la caja entera.


-Mi solecito, necesito un Daifuku.

-¿Te fue bien en la reunión? -Atsushi trató de desviar el tema para ganar tiempo.

-Sí. Yasuki es un buen elemento para que Kanna no hable. Aunque terminó por enterarse de lo nuestro.

-¿Sabe que estás conmigo?

-Yasuki solo decía "Atsushi", así que pudo imaginarse a otra persona. Sin embargo, presiento que sabe que es contigo. Por Matsuri, aclaro. -Mei se sentó en la silla y dejó que los pies le colgaran.- ¿Y el Daifuku?

-Lunita... hehe...

-¿Te los comiste todos, verdad?

-¡Es que son tan suaves y deliciosos!

-Me lo suponía -la diseñadora suspiró agotada. Sacó el vaper y comenzó a fumar, con cara de resignación.

-Lo siento, no me resistí... -Atsushi se apenó y se volvió tímido. Se puso en cuclillas y apenas y pudo meter la cabeza entre el hueco de los brazos de Mei. Tenía la mirada baja, casi como un niño pequeño cometiendo una travesura y siendo descubierto. -Lo siento mucho, Mei...

-¿Qué? -Mei se dio cuenta de cómo estaba Atsushi. El chico pasó las manos por su espalda y apretó fuertemente la chaqueta de la contraria- No... ¡No! -Mei acomodó mejor los brazos y le dio un suave abrazo. Acomodó la cabeza del chico en su pecho y le dio leves besos en la frente.- Atsushi, no tienes que preocuparte por ello. No estoy molesta. Me gusta comer dulces luego de las reuniones para recuperar energía, es todo. Pero si no tengo nada a la mano, tengo el vaper. ¿Ves?

-Pero... Pero... -Mei sintió húmedo su pecho. ¿Estaba llorando? Levantó su rostro y el chico tenía leves lágrimas. A Mei se le revolvió el corazón de verlo tan vulnerable, y jadeó levemente, sintiendo su corazón romperse y desgarrarse en muchos pedazos al verlo así. Allí fue cuando se dio cuenta de que nunca debía lastimarlo. Jamás debía. O él se devastaría, y ella se moriría al hacerlo.

-Pero nada. Siempre podemos comprar más. Tú no tienes que preocuparte. Ven.


Mei se levantó y levantó al chico con ella. Abrió la puerta trasera del vehículo de Atsushi y se sentó. Sin embargo, Atsushi prefirió acostarla y él acomodarse sobre ella, a horcajadas. Estaba llorando.


-Solecito... Lo siento...

-No... Yo lo siento... Mei... no puedo contener las lágrimas... Y es por algo tonto...

-Entonces llora, sácalo, Atsushi. No necesito que seas fuerte... Sólo quiero que seas tú, quiero verte en todas tus facetas, quiero verte y amarte y adorarte. Incluso idolatrarte. Y si llorar es algo que quieres enseñarme... Si llorar es algo que calmará tu alma y corazón heridos... Adelante. Llora, Acchan. Aquí voy a estar.


Atsushi la miró y las lágrimas no se detuvieron.


-¿Qué fue lo que me hiciste Mei...? ¡Me siento tan vulnerable a tu lado, tan indefenso!

-¿Te sientes mal por ello...?

La canción de amor que amé en abrilWhere stories live. Discover now