Capitulo 21 💜

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Capítulo 21

Stanley

Camino por la acera mientras escucho música a través de mis auriculares. La tarde está muy cálida y soleada para estar encerrado en casa.

Dejé el auto en casa y decidí caminar, la biblioteca pública queda a unas cuantas cuadras desde mi casa. Además, siempre me ha gustado caminar y estar al aire libre, se siente bien no estar encerrado siempre en esa burbuja de silencio que me rodea.
Se preguntaran, ¿Que hago en una biblioteca pública cuando mis padres son millonarios, y que podrían comprarme una biblioteca para mi solo?

Bueno, la respuesta es simple: nada es como la sensación de estar en una biblioteca que ha sido creada hacen 200 años. Se podrán imaginar la cantidad de libros antiguos que allí puedo encontrar. No tanto los libros, sino el aroma que ellos desprenden. Eso para mi es una gran satisfacción; una que no podría conseguir en ningún lado. Nada como los libros antiguos, esos para mi valen más que el oro.

La brisa de la tarde se estampa sobre mi rostro mientras observo los árboles del parque moverse de un lado a otro por el viento.

La plaza está repleta de personas, algunas leen libros, otros comen y conversan, y otras simplemente disfrutan de la vista. Los autos circulan con normalidad al igual que las personas con sus paraguas. No hace tanto sol para llevar paraguas. Elevo la mirada al cielo y hay poca nubosidad, no creo que llueva. Aunque es mejor estar preparado para cualquier inconveniente, nunca se sabe cuando lloverá. El clima es incierto, cuando menos lo esperas llueve. La cafetería está a rebosar de personas, los salones de belleza y las tiendas de ropa.
Cruzo la última cuadra mientras tarareo una canción de Coldplay y juego con las correas de mi bolso con cierta inquietud.

Llego a la entrada de la Biblioteca pública pero me detengo en seco cuando una persona conocida llama mi atención.

A unos metros de distancia, Nicolle se baja de su auto, lleva un bolso en su hombro y viste ropa deportiva; jogging ajustados negros con unas rayas blancas a los laterales, un top diminuto rojo que hace que su piel blanca como la nieve resalte y su cabello recogido en una coleta.

Me le quedo observando con el ceño fruncido. Ella no puede notarme, estoy lo bastante lejos para pasar desapercibido.

Está sola.

Lleva un filtro de agua en su mano, camina lentamente y se introduce a un local, pero no puedo distinguir nada desde mi ubicación. Desvío la mirada y abro la puerta de la biblioteca para entrar.

No me importa lo que ella haga o deje de hacer.

No es tu problema, Stan. Me digo mentalmente. Entra a la biblioteca y lee un buen libro, no dejes que la castaña te distraiga de tu objetivo.

¡A la mierda todo!.

Suelto un suspiro y vuelvo a cerrar la puerta.

Maldita curiosidad.

Sigo caminando por la acera mientras la curiosidad me vence.

Observo a mi entorno, no quiero que alguien me vea siguiendo a Nicolle. Estaba un poco lejos pero pude distinguirla a la perfección, era ella. Aunque vamos, no es por presumir pero la reconocería aunque se fuera la china. Ella tiene algo, no se como explicarlo, que la hace destacar donde quiera que esté. Sí, lo se, solo estoy pensando tonterías.

Llego al local y veo un gran aviso en la entrada.

Es un gimnasio.

Arrugo las cejas y observo desde la pared de cristal con cautela; no quiero que me vea. No se como reaccionaría o que le diría si eso sucediera; lo mas probable es que le diga: que solo pasaba y de casualidad la vi. La mejor excusa del mundo.

Hay distintas máquinas de hacer ejercicios y un montón de personas en las caminadoras. Entonces mi vista se posa sobre ella, quien corre en una de las caminadoras. Su coleta se mueve de un lado a otro y tiene los auriculares puestos, lo que supongo está escuchando música mientras se ejercita. Su piel blanca brilla en sudor y se ve tranquila, hasta parece inocente.

Jah, ¿Nicolle inocente?. ¡Que estupidez!. Inocente, mi abuela.

Sigo observándola por unos minutos y la verdad es que no sé porqué lo hago, parezco idiota.

Eres un idiota, Stan. Me recrimino, mentalmente.

Me permito detallarla como muchas veces lo he hecho, disimuladamente, y no se porque anteriormente no lo hacía, si ella es muy ¿Bonita?. ¿A quién quiero engañar? Es hermosa, aunque también bastante presumida.

¡Mierda! Acabo de admitir que es bonita.

Tiene algo que me llama la atención, no se, es extraño lo que siento cuando la veo. Es algo contradictorio. Sí, me irrita, me hace perder la cordura y la odio por eso, pero un ligero palpitar me pide dentro de mi que no me aleje, que no deje de verla y eso es lo que más odio. Quiero tenerla cerca y eso me llena de frustración, porque mi mente dice una cosa y mi cuerpo pide otra, y no se a cual obedecer. Nunca me había fijado en nadie, nunca he tenido amigas. Y el mayor tiempo de mi vida siempre he estado solo y no quiero que ella en unos pocos días se convierta en "alguien" para mi. Porque nunca me he fijado en alguien, porque nunca me ha importado nadie. Siempre he sido yo solo contra el mundo; mis estudios, mis libros y mi silencio, nada más. Y no quiero que eso cambie, no por culpa de ella. Por eso siempre estoy a la defensiva, porque no quiero sentir ese extraño cosquilleo por ella.

No quiero. Me niego a sentir algo por ella.

Sigo observándola detenidamente.
Aunque aparentemente tiene carita de Ángel, se que muy en el fondo es capaz de llevarte al mismo infierno con una simple mirada.

Ella es caos y destrucción, peligro y veneno, sangre y muerte, mientras que yo soy todo lo contrario; no me gustan los problemas, ni el alcohol, ni tener mucha vida social. Sí, soy un aburrido.
No soy un ángel, pero tampoco un demonio y quisiera seguir perteneciendo en ese nivel intermedio entre el bien y el mal, y se que sentir algún tipo de atracción por ella sería peligroso.

Sería mi destrucción total y no quiero darle el poder de destruirme.
No puedo dejar que ella me lleve consigo a la perdición.

Aunque quizás, después de todo, no sea tan malo caer la tentación ¿o si?.
Inesperadamente ella levanta la vista y nuestras miradas se encuentran, la castaña frunce el ceño, doy un respingo e inmediatamente me aparto del cristal quedando de espaldas contra la pared del local. Me coloco la capucha de mi abrigo rápidamente, soltando un suspiro.

¿Me habrá descubierto? No, no lo creo.

Me giro sobre mis talones y camino de regreso hasta que llego de nuevo a la biblioteca. Solo espero que no se haya dado cuenta de que era yo quien la observaba.

¡Joder!.

Al entrar, la calidez del lugar me da la bienvenida. Suelto un suspiro aliviado y camino por los estantes en busca de algunos libros. Llego a uno de los estantes dónde están los libros mas viejos y antiguos, esos suelen ser los mejores. La biblioteca es enorme y los estantes son bastante altos. Por donde quiera que mires hay libros de toda clase, formas y tamaños.

Si me preguntan, ¿Cual es mi lugar feliz?. Les respondería: que este es mi lugar feliz. No se, me genera calma, tranquilidad. Es un lugar silencioso y lleno de diferentes olores. Es un ambiente totalmente diferente y mi lugar favorito.
Hay unas cuantas personas en el lugar cerca de los estantes y otras sentadas al final de la Biblioteca donde hay muebles rojos de cuero y mesas blancas, escuchando audio libros.
Por un momento despejo mi mente de todo lo que acabo de hacer.

Camino por los estantes, observando los libros. Encuentro los de Harry Potter; la saga completa. También el Hobbit y el Señor de los anillos. Sin duda alguna son mis libros favoritos. Los he leído muchas veces y sigo pensando que los escritores son impresionantes y tienen una gran imaginación.

Sigo buscando libros de fantasía en el estante. Los libros se ven gastados y las hojas se ven amarillas por los años, pero están muy limpios y bien cuidados.

Hay tres libros que llaman mi atención y nunca he leído, se ven interesantes. Los tomo entre mis manos y llego hasta dónde está la bibliotecaria, la señora Laura sentada detrás del mostrador mientras lee con sus gafas puestas. Es una mujer de unos cincuenta años, cabello canoso y muy amigable. Ella me saluda con una sonrisa y yo le devuelvo el gesto. Saco de mi bolso los libros que había prestado la semana pasada de Astronomía y Física Quántica, y le digo que me llevaré estos otros, ella me dice que no hay problema y yo le sonrío educadamente despidiéndome después de dejar mi colaboración en un frasco de vidrio enorme.

Por lo que sé, la señora Laura lleva mucho tiempo trabajando en la Biblioteca pública y sufre de Diabetes. La colaboración que obtiene de sus visitantes los usa para pagar sus medicamentos. Por lo general siempre dejo bastante dinero como colaboración, a mi padre le sobra y porque no ayudar a personas que lo necesitan. Mi abuela murió de Leucemia y antes de que muriera me pidió que ayudara a los demás sin pedir nada a cambio, y eso es lo que haré, porque se lo prometí.

Salgo de la biblioteca y camino de regreso a la soledad de mi habitación, pensando en el error que acabo de cometer al observar a Nicolle.

Solo espero que no me haya descubierto.

Eso fue una mala idea.

𝑸𝒖𝒊𝒎𝒊𝒄𝒂 𝑰𝒏𝒅𝒆𝒄𝒆𝒏𝒕𝒆 +18 ©️ LIBRO I 💜 (Editando)Место, где живут истории. Откройте их для себя