capítulo 3

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Harry pulsó el botón de la lámpara de noche y la pequeña habitación, austera e impersonal, se ilumino. Recordándose qué ella llevaba pocos días viviendo allí, miró a Rosie con hambre.
Su glorioso pelo estaba desparramado sobre la almohada. Los bellos ojos parecían nublados aturdidos. Tenía la boca hinchada y roja tras sus besos. Lo traía como el canto de una sirena. Le quitó los zapatos y los calcetines de trabajo. Quería desnudarla, quería verla. Dolorosamente insegura de si misma, Rosie se apoyó en los codos para bajarse la cremallera del pantalón. Él le apartó la mano y se hizo cargo. Ella, angustiada por su ignorancia sobre cómo comportarse en una situación íntima, se pregunto si eso era lo que hacían los hombres y las mujeres. No sabía si era correcto quedarse allí tumbada y dejar que el la desnudara. Si la alternativa era levantarse y desnudarlo a el, no se imaginaba haciéndolo.
No muerdo a no ser que me lo pidas bromeó Harry, disfrutando de lo fácil que era leer sus pensamientos a partir de sus expresiones cambiantes. No sabía cuál podía ser la causa de su obvia tensión antes la idea de prácticar el sexo.
No tengo mucha experiencia advirtió ella, defensiva. Así que no esperes demasiado.
Se que será fantástico rechazo Harry con una seguridad que la sorprendió. Era una mujer apasionada.
¿ Eso lo has descubierto a partir de un beso? bromeó ella, mirando los pómulos altos que otorgaban a su rostro una simetría sensual que el misterio de los ojos gris plata incrementaba.
Has sido mucho le recordó el . No, veo tu pasión en la forma en que me miras.
De inmediato, Rosie cerró los ojos y él se rió con aprecio, aligerando el momento y paliando en cierto grado su timidez e inseguridad.
¿Y como me miras tú a mi? le devolvió ella.
Probablemente, de la misma forma. La primera vez que te vi no podía dejar de mirarte.
Ella recordó que era verdad, la había mirado fijamente. También ella a el , pero él comentario la ánimo, devolviéndole, frunciendo el ceño al ver los apósitos que afeaban la suave curva de sus delgadas y bonitas piernas. Empezando a quitarse la corbata, Harry decidió que, aunque fuera diminuta, cada línea de su cuerpo era de una delicada perfección. Rosie se puso de rodillas y, cansada de ser pasiva, le quitó la corbata. Deslizó las manos bajo su chaqueta y las subió hacia sus hombros, percibiendo el caló de su piel a través de la camisa. Hizo una pausa y alzó la vista para mirarlo a los ojos. Adoró la intensidad que vio el ellos; no había nada frío en Alex en ese momento, y no podía esconderlo.
El capturó su rostro entre las manos y reclamó su boca con fervor, dejando llevar por su innato deseo de dominar.
A Rosie le daba vueltas la cabeza y se inclinó hacia el, apoyando el peso en sus hombros. No fue consciente de cómo le desabrochaba la bata, pero se quedó helada cuando él introdujo una mano y la abrió. Su corazón latía como un tambor.
Nunca llevaba sujetador, no le hacía falta, y en ese momento él descubriría que no tenía mucho que ofrecer ahí arriba, donde otras mujeres abundaban en femineidad. Pero él no titubeó ni pareció sorprenderse. Posó la mano sobre uno de los pequeños bultos y pasó el pulgar sobre el pezón hinchado. Ella sintió la caricia recorrer su cuerpo hasta los dedos de los pies. Con la mano libre, el la tumbó sobre la cama y se enderezó para quitarse la chaqueta, que dejó caer al suelo.
¿ Qué te preocupa? Preguntó Harry, mirándola interrogante mientras agarraba el borde de la bata. Estas muy tensa...
¿ Podría dejarme la puesta? Se oyó decir Rosie, con tono de súplica.
No Harry la levantó de la cama y le saco la bata por la cabeza de un tirón.
Rosie se sentía desnuda, expuesta, y eso no le gustaba, tuvo que contener el instinto de taparse el Pecho con las manos.
Me gusta tu cuerpo murmuró Harry.
A mí no...
Harry, ignoró la respuesta porque sabía que pocas mujeres apreciaban su propio cuerpo. Se quitó la camisa, revelando un físico excepcional, de salpicado de vello negro. A Rosie se le cerró la garganta. Medio desnudo era aún más impresionante que vestido. No entendía que quisiera estar con ella, pero veto el pensamiento, consciente de que su propio mente podía ser su peor enemigo.
Él se quitó los pantalones y ella miró, claro que miró, el bulto que tensaba sus calzones. Era tan enorme que tragó saliva. Desde los largos muslos salpicados de vello a los anchos hombros, pasando por las caderas estrechas, era puro macho, delgado y musculoso. Cuando se quitó la última prenda, desvío la mirada, tímida e insegura, pero él volvió a su lado y sintió su erección rozarle el muslo.
« Ya soy mayor, llegó la hora de esto».
Estas helada gruño el cuadro su cuerpo ardiente entró en contacto con sus piernas frías.
La besó y ella agarró sus hombros, necesitando sujetarse mientras sus lenguas se enzarzaban y el deseo febril volvía a despertarse. Nunca había sentido algo igual: una demencial y embriagadora oleada de necesidad que la dejaba aturdida y temblorosa. Introdujo las manos entre su sedoso pelo negro. Lo llevaba corto, pero tenía mucho.
Harry se esforzaba por contener su pasión e ir despacio. Era diminuta y frágil, no quería hacerle daño. Allí tumbada, con los ojos muy abiertos, pero confiados, parecía vulnerables e ingenua y lo inquietó fijarse en eso. Pero entonces ella se movió y al sentir el roce de su piel suave y captar su aroma a flor de melocotón, el deseo retorno con toda su fuerza. Controló el pinchazo de remordimiento. Ella estaba feliz, el estaba feliz, no había por qué complicar las cosas. Se trataba de sexo, solo sexo, y el nunca lo consideraba más que un encuentro entre cuerpo.
Inclinó la arrogante cabeza y se movió para atrapar un pezón erecto, del color de un melocotón maduro. Rosie apretó las dientes al sentir una corriente que, como una goma elástica, unía su pecho y su pelvis. El hizo radar los pezones entre sus dedos y después los succionó, consiguiendo que Rosie alzará las caderas con un gemido de placer.
Eso te gusta musitó Harry mucho admitió ella, pero no tardó en descubrir que había muchas otras cosas que le gustaban. Como su manera de deslizar los dedos por el interior de sus muslos, haciéndole desear que la tocará. Un dedo se hundió en su interior y se removió, jadeante de anhelo. La tensión subió otro punto cuando acarició su clítoris, trazando círculos, apretando y tentando llevando el placer al punto del tormento.
Por favor... Gimió, sin saber siquiera qué era lo que pedía, solo sabía que lo necesitaba más de lo que nunca había necesitado nada.
¿ Estás protegida? Pregunto Harry, deseando no haber tirado la chaqueta al suelo.
Durante una época Rosie había sufrido dolores cuando tenía el periodo y su ginecólogo le había recomendado que tomara la píldora, así que asintió en silencio.
El colocó las manos bajo sus nalgas para alzarla hacia el y presionó con su erección, buscandoa acceso. Despacio y con cuidado.
Eras tan pequeña, tan estrecha dijo. Casi podría pensar que no has hecho esto nunca...
Ella entreabrió los labios para confirmar su opinión, pero fue incapaz de emitir sonidos alguno. Estaba concentrada en lo que estaba ocurriendo. Él empujaba, ensanchandola, y la sensación de su cuerpo adaptándose a el era extraordinaria. Entonces, con un gruñido de frustración, el movió las caderas y penetró más profundamente. El agudo dolor que sintió cuando atravesó la barrera de su virginidad le hizo gritar. ¿ Que diablos? exigió Harry con voz ronca, aunque se temía que sabía perfectamente cuál era el problema. Supongo que tendría que haberte advertido murmuró Rosie, avergonzada por su gritó. ¿ Eres virgen? Harry clavó los ojos gris hielo en su rostro encendido y ansioso.
Ya no corrigió ella con impotencia. Por elección y decisión propia.
Harry rechinó los dientes con irritación. Ya estaba hecho. Por elección de ella, no suya, una situación nada habitual para el . Pero unos segundos después, dejó que el deseo que había controlado con gran esfuerzo le ganará la partida y se hundió profundamente en la sedosa calidez del diminuto cuerpo.
Los músculos internos de Rosie se tensaron alrededor de él cuando pequeños espasmos de placer asolaron su cuerpo. Había temido que él para, cuando ella quería que siguiera. Pero empezó a moverse con más fuerza y rapidez y su excitación volvió con más intensidad que la dejo sin aliento.
Controlada por la sensaciones alzó las caderas y lo rodeó con las piernas, dándole la bienvenida instintivamente. El placer llego como una ola electrónica, que cosquilleó y abraso cada célula de su cuerpo, hasta alcanzar una cima cercana al éxtasis. Harry se estremeció y se vacío en su interior, inmerso en una excitación desconocida para él. Miro su rostro y vio que las lágrimas habían dejado surcos en sus mejillas; sus ojos lo miraban entre deslumbrada y atónita. La liberó de su peso y, aunque solía apartarse de sus amantes en cuanto obtenia satisfacción, la rodeó con sus brazos y la atrajo hacia su pecho
¿ Estas bien moli mou? Pregunto, acariciando su mejilla con el aliento. ¿ Te duele? No Rosie oculto su vergüenza enterrando el rostro en su ancho hombro moreno e inhalando su aroma almizclado. Se sentía ligera como el aire, de felicidad y agotamiento. Estoy muy bien Alex.
¿ Hay algún sitio donde pueda ducharme? Pregunto Harry incómodo por cómo la estaba abrazando y buscando una escapatoria. Carecía del gen de los mismos y abrazos, pero le encantaba sentir su cuerpo cerca del suyo, y no quería arriesgarme a herir sus sentimientos apartándola.
No hay agua caliente a esta hora de la noche dijo ella, incómoda.
Lo siento.
No hay problema mintió el. La falta de agua caliente era otro recordatorio de que estaba en un entorno desconocido, en una situación inaceptable, con una mujer a la que no tendría que haber tocado. Se sintió desorientado como la víctima de un accidente, mientras intentaba dilucidar como un hombre como él, lógico, Controlado y planificado, había acabado así. La había deseado en cuanto la vio en la puerta de su despacho: preciosa y diminuta, algo que nunca lo había atraído antes. Ella, sin saber quién era había confiado en el. Lo irritaba sobre manera y no sabía por qué. El ritmo pausado de su respiración y la relajación de su cuerpo sobre el suyo le indico que se había quedado dormida. Con cuidado, bajo una pierna de la cama, revolico a Rosie y la tapó. Después se vistió en silencio, con el rostro tenso y el ceño fruncido.
Cuando salía al descansillo, algo tiro de la pernera de su pantalón y gruñó. Miro hacia abajo. Bas tenía un buen trozo de sus pantalones en la boca. Intento librarse de el sacudiendo la pierna ; fue un error. Bas aprovecho el movimiento defensivo para clavar los dientes afilados como agujas en su pierna Harry rechinó sus propios dientes, incredulo, y se agachó para desenganchar el chihuahua. No fue fácil, porque Bas se resistió gruñendo como sí lo atacarán. Por fin, Harry consiguió capturarlo con una mano. Los enormes ojos marrones lo taladraron cargados de furia. Me lo merecía, tiene razón murmuró harry. Abrió la puerta de la habitación de Rosie, metió al perro dentro y cerró rápidamente. Ella había dicho que se llamaba Baskerville, como él sabueso diabólico de la historia de sherlock Holmes. Se había reído si no lo hubiera mordido, pero Bas, por pequeño qué fuera, había hecho honores a su nombre. Pensó que un bastardo le diría a socrates qué no se fiera de su nieta. Asi Rosie perdería una fortuna y harry no tendría que volver a verla ni recordar lo que había hecho. Pero tras conocerla en persona, sabía que no podía hacer eso. También sabía que, habiéndola tenido una vez anhelaba volver a hacerlo. Y eso tampoco era posible. Mantener una aventura con las nietas de su padrino era inviable. socrates esperaría que se casará con ella y, aunque Rosie lo había encendido sexualmente como a nadie, Harry no tenía ninguna intención de casarse. Solo podía ofrecerle sexo y, dadas la circunstancias, eso no era. Siguiente
Bajón las escaleras salió de la calle su equipo de seguridad, cuatro hombres qué lo protegían dondequiera que fuera, estaba en un coche aparcado del otro lado de la calle. Les hizo un gesto con la mano. Volvería a su vida y en pocos días habría olvidado el extraño episodio con Rosie. Había cometido un error, pero todo el mundo se equivocaba, no íba a mortificarse por una aventura de una noche.

 HerederoWhere stories live. Discover now