capítulo 6

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Es un grumo aseveró Harry mirando la máquina de ultrasonido sin ver ni sentir lo que fuera que había hecho que los grandes ojos verdes de Rosie se llenarán de lágrimas.
Es un bebé lo contradijo su amigo Dimitri, mientras la enfermera limpiaba el gel del vientre aún plano de Rosie. Tu hijo o hija.
Harry no tiene mucha imaginación comentó Rosie, bajando de la camilla con alivio. No había querido que Harry estuviera presente en la ecografía y solo había accedido pensando que, para que él viera al bebé Como suyo, tenía que involucrarlo en el embarazo en la medida de lo posible. «¡ Es un grumo!» hasta ahí llegaba él.
Bueno, aún no hay mucho que ver se defendió Harry, deseando no haber pedido asistir a la prueba.
Se sentía perdido cuando la gente se ponía emocional. No era su estilo.
Volvieron al despacho de Dimitri donde él señaló que « el grumo» parecía grande para una mujer de las proporciones de Rosie, y que tal vez habría que recurrir a una cesárea. De inmediato, Harry se sintió mareado y culpable, al pensar que el grumo podría suponer una amenaza para la supervivencia de Rosie. En un cerebro se desató una tormenta de dramáticas escenas en el lecho de muerte, que demostraban que tenía mucha más imaginación de la que Rosie sospechaba. Observó a Rosie, que charlaba animadamente con el tocólogo que él había conocido en la universidad. Un delicado rubor tenía su rostro y el entusiasmo daba brillo a sus ojos y elevaba el tono de su voz. Comprendió atónito, que ella sí quería al « grumo» de verdad. Aunque el embarazo hubiera estropeado sus planes, estaba dispuesto a hacerle al bebé un hueco en su vida. Dado que sus padres nunca había hecho eso por él, lo impresionaron su  falta de egoísmo y su voluntad de adaptarse a las nuevas circunstancias.
¿ No has sentido nada al oír el latido de su corazón lo presionó Rosie, mientras iban hacia la limusina. Eso me pareció muy emocionante.
Harry miró a Rosie de reojo. Lo más emocionante de su día había sido verla salir de su casa con una minifalda negra, elástica, y un top ajustado que delineaban su delicado cuerpo a la perfección.
Seguía disfrutando de sus cuerpo; la dulce curva de su trasero cuando se  agachó delante de él para ajustarse el zapato le pareció indecente. Sólo tenía que pensar en hundirse en su interior cálido, húmedo y aterciopelado, para ponerse duro como una roca y anhelar disfrutar lo que solo había disfrutado una vez. Ese no era su estilo. De hecho empezaba a sentir intranquilo respecto a Rosie. Tenía que buscar nuevos horizontes. Rosie era algo pasado, y aunque fuera a formar parte de su futuro cuando tuviera al «grumo», debería estar encantado de que no quisiera obligarlo a ser pareja, hacer de padre y prometerle fidelidad: seguía siendo libre cómo un pájaro, pero no lo excitaba la idea de buscar una nueva amante. Se dijo que debía tener en cuenta que tenía treinta y un años y era sexualmente activo desde los dieciséis, edad a la que fue seducido por una amiga de su madre. En lo referente a mujeres tenía más libertad, experiencia y opciones que la mayoría de los hombres, cabía la posibilidad de que estuviera algo hastiado del tema.
Rosie se sentía muy decepcionada por la fría respuesta de Harry ante la imagen de  Sonograma de su futuro retorno. Se preguntó por qué se había molestado en ir. Había notado que cuando Dimitri Vakros mencionó la posibilidad de cesárea, Harry se había puesto gris, sin esconder su horror. Era un bruto. Ella ya sentía un vínculo emocional con la criatura que llevaba dentro, pero era posible que esperara demasiado de un tipo que solo hacia una semana que sabía que iba a ser padre. Se preguntó si lo veía como un nubarrón negro o como algo nuevo y distinto.
Voy a llevarte a que te tomen medidas para que te hagan un vestuario nuevo dijo Harry.
¿ Qué? Rosie lo miró con incredulidad.
Necesitarás vestirte bien en Grecia y no tienes la ropa adecuada. No quiero que te sientas incómoda en casa de tu abuelo admitió Harry.
Esas cosas no me importan se indigno ella.
Crees que no , pero te importarán predijo Harry, comprendiendo que iba a ser tan cabezota con la ropa como con todo lo demás. Todo era una batalla con Rosie:  odiaba que la dirigiera, pero él siempre había tenido una personalidad dominante y no iba a cambiar.
¿ Y eso por qué? ¿ Es mi abuelo tan rico como tú? Exigió ella de repente.
No , pero es multimillonario reveló Harry por primera vez. Él y su familia viven muy bien.
¿ Multimillonario? gimió Rosie con pánico. ¿ De verdad?
De verdad confirmó Harry.
Rosie callo, irritada por no haberlo sospechado. Al fin y al cabo, un hombre tan rico como Harry no iba a tener un padrino de clases media. De repente, se sintió intimidada por lo que podía esperarla en Grecia.
No quiero que parezcas ni te sientas la pariente pobre cuando conozcas a la familia de tu padre explicó Harry.
¿ Aunque sea la verdad? replicó ella.
¿ Por qué iba a importarme mi aspecto? Es superficial.
Estoy de acuerdo, pero el mundo es así la aplacó el. Las apariencias importan.
No quiero que gastes dinero en mi y no puedo permitirme un vestuario nuevo.
El costo no es nada para mí.
¿ Pero si lo era en el caso del veterinario de Bas ? replicó ella con rabia, aunque había sido un gran alivio lo bien que se había recuperado el perrito. Deseó que Harry no fuera tan guapo: por más que lo intentaba, no podía dejar de mirarlo. Todo su cuerpo cosquilleaba cuando recordaba la sensualidad de su boca en la de ella. Habría pagado la factura del veterinario hicieron lo que hicieras respondió Harry con calma, aunque su libido estaba reaccionando a la energía sexual de  la atmósfera hasta el punto de que tuvo que contenerse para no aplastarla contra el asiento y hacerla suya de cualquier manera.
Pero yo no lo sabía gritó Rosie con una de esas explosiones de temperamento que tanto lo sorprendían  ¿ Como iba a saberlo? No soy un monstruo. Llevas a mi bebé...
¿ Te refieres al «grumo»? escupió ella, ácida.
Parecía un grumo sus pómulos se tiñeron de color y apretó los labios.
¿ Se supone que tengo que mentir a la mujer que dice que valorar la honestidad por encima de todo?
No, no quiero que sientas que tienes que mentir o simular por mi los ojos de Rosie se llenarán de lágrimas. No quiero que te sientas a si nun... nunca tartamudeó.
Estás llorando clamó Harry horrorizado.
No,  estoy bien exclamó Rosie agarrando su mano y acariciando la a modo de disculpa. ¿ Recuerdas lo que ha dicho Dmitri? Mis hormonas están revolucionadas.
Las lágrimas aparecen sin razón...
Eso no tiene sentido aseveró Harry, lógico como siempre. Tiró de su mano y la sentó sobre su regazo. Rodear su cuerpo con los brazos le pareció una maravilla.
Siento haber llamado « grumo» al bebé y haber herido tus sentimientos.
¿ Te encuentras bien? Rosie giró la cabeza y lo miró con los ojos abiertos de par en par.
El alzó su barbilla y reclamó la deliciosa humedad de su boca con un beso apasionado. Rosie se estremeció de placer. Harry la giró hacia él, poniendo sus nalgas en contacto con su erección. Los ojos de ella se abrieron aún más cuando deslizó la mano bajo su falda y entre sus muslos para tocar el punto más ardiente de su cuerpo.
Harry gimió.
El levantó la falda y luchó con sus bragas para acceder a la calidad y acogedora humedad de sus fantasías. Gruñó con satisfacción contra su boca al comprobar que estaba tan dispuesta como el. Su pulgar trazó círculos sobre su clítoris provocando una reacción en cadena que ella no pudo controlar. Se retorció y gimió sin hacer el menor intento de escapar, embriagada por las sensaciones  que él provocaba en su cuerpo sobre excitado. Apretó los labios contra su fuerte cuello, besándolo, inhalando su delicioso olor masculino como una droga. El introdujo un dedo en su interior y ella apretó las nalgas contra su erección dominada por un anhelo incontrolable, una tormenta de todos sus sentidos. Estalló de  dentro afuera con la intensidad del placer, estremeciéndose con espasmos de éxtasis, hasta que dejó caer la cabeza en su hombro.
¿ Te sientes mejor, latria mou? Pregunto Harry con voz ronca, deseando mucho más pero satisfecho con haber derrumbado la barrera platónica de ella había erigido entre los dos.
Como si hubiera muerto e ido al cielo murmuró ella con sinceridad. Abrió los ojos y captó la ejetreada calle por la que circulaba la limusina. No me puedo creer que hayas hecho lo que acabas de hacer.
Harry soltó el aire lantamente por encima de su cabeza y la rodeó con ambos brazos, sellando la intimidad que ella había querido negar. Había sentido la tentación de hundirse en ella y llegar hasta el final, pero a él también le costaba creer lo que acababa de hacer en el asiento trasero dela limusina. Él no hacia ese tipo de cosas, era un hombre convencional.  Pero algo en ella lo volvía espontáneo, aunque no fuera excusa para comportarse como un adolescente con la hormona revolucionadas. Ella alzó la cabeza y le ofreció una sonrisa culpable pero luminosa. Se sintió como un gigante y el doloroso púlsar de su cuerpo insatisfecho disminuyó.
Oh, cielos murmuró Rosie, levantando los brazos para liberarse y bajándose de encima.
Lo siento soy una egoísta... No he hecho nada por ti.
No es problema farfulló Harry.
Pero Rosie veía por la tensión de sus pantalones que sí lo era, y bien grande.
Pero para ella fue maravilloso comprender que su cuerpo, que  nunca había considerado deseable, podía provocar esa reacción.
Podría... Ya sabes. Nunca lo he hecho antes, pero si me explicarás cómo...
Harry soltó una carcajada y respondió a su oferta con una sonrisa resplandeciente.
No en el asiento trasero de un coche a plena luz del día. En otro momento. Sobreviviré. Tocarte de nuevo ha merecido la pena dijo.
Rosie se puso roja como la grana y, de repente, se sintió tímida e insegura de si misma.
Ven a casa conmigo después de que solucionemos lo del vestuario suplico Harry ¿ No sería mejor que dejáramos pasar lo que acaba de ocurrir como un desliz? dijo Rosie, sumida en un torbellino de confusión, indecisión y miedo. La sonrisa de Harry se desvaneció.
¿ Un error y un desliz? Dijo, con ojos heridos. ¿ Es eso cuando hay entre nosotros?
Tu eres el mejor juez de eso  musitó Rosie, consciente de que ya estaba tan inmenso en él que le habría dado igual estar enterrada viva. La atracción sexual entre ellos era innegable, pero ¿Vería él algo más allá de eso y el bebé?
Por su parte, cada vez sentía más por Harry Styles. No podía mirarlo sin desearlo. No podía mirarlo sin pensar que era bellísimo. Nunca dejaba sus pensamientos. Había insistido en acompañado a recoger a Bas cuando le dieron el alta y había llegado con una bonita cesta para el perro. Además, telefonea a a diario para comprobar que estaba bien, aunque nunca decía mucho más y era ella la que llenaba los silencios con parloteo inconsecuente. Estaba enamorándose de Harry y no  sabía cómo frenar el proceso, a pesar de captar que a la larga supondría problemas.
Una elegante estilista tomó las medidas de Rosie y le hizo preguntas sobre sus preferencias.
Rosie no se opuso, aunque la avergozaba su cambio de opinión.
Pero, tras lo ocurrido en la limusina con Harry, no quiero volver a discutir con él. Era consciente de que apenas le había dado información sobre su abuelo y el resto de la familia,  a pesar de que era obvio que los conocía bien. Si Harry recomendaba un cambio de vestuario, probablemente fuera por una buena razón. La agobiaba la sospechaba de que tal vez su abuelo se avergonzaría de una nieta mal  vestida que, obviamente, procedía de un entorno mucho más pobre.
No sabía si podría llegar a querer a gente dispuesta a jusgarla por por su apariencia.
La limusina se detuvo ante el edificio en el que vivía y Harry enarcó una ceja negra, con una pregunta silenciosa. Ella sabía muy bien lo que preguntaba y deseó no saberlo; deseó también que su traicionero cuerpo no ardiera ante la perspectiva de irse a la cama con él. Sólo sería sexo,  sin duda sexo fantástico, pero complicaría las cosas. Sabía que no tendría que haberse acostado con Harry antes de conocerlo mejor, pero eso  ya  estaba hecho, y, si volvían a hacerlo, quería que fuera su cerebro, no su cuerpo, quien tomara la decisión.
Un último examen y después iría a Grecia. Su mente estaría más despejada y sus instintos menor dispuestos a buscar apoyo en Harry. Hacerlo no era bueno idea, porque tal vez él no se quedará a su lado, solo el tiempo lo diría.
Cabía la posibilidad de que él fuera a llamar a otra mujer para que satisficiera el deseo que ella había despertado. En miedo a que fuera así, mantuvo a Rosie en vela media noche. Al final , aceptó que no podía tenerlo todo, por mucho que quisiera. O se acostaba con Harry o aceptaba que él acabaría acostándose con otra.

 HerederoWhere stories live. Discover now