꙳ ﹡ ⛧ capitulo 14

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Amity sonrió en el espejo cuando se preparó para su salida al museo, Luz le había enviado un mensaje para avisarle que se encontraba abajo, la pelimorada se colocó un poco de perfume y salió de su casa en dirección al auto de Luz que yacía estacionado afuera.

Subió a la parte del copiloto mirando a la castaña con una sonrisa, pero a Luz se le notaba muy serio y a la vez tensa. Amity ladea su cabeza y se acerca a su rostro para tomar su barbilla y así mirarla.

—¿Pasa algo? —le pregunta.

Luz niega encendiendo el auto para conducir.

—¿Por qué de repente has querido que viniera al museo? —pregunto curiosa.

—Uh, bueno, no quería ir sola, y Willow me dijo que te invitara.

Luz apretó el volante, tenso su mandíbula conduciendo despacio. Amity se notaba indiferente ante la situación y en parte quería gritarle lo que estaba pasando y lo que una parte de ella pretendía. Pero no podía hacerlo, ella jamás huyo de la realidad, solo se escondió para poder experimentar lo que era la libertad.

Sin embargo, sentía que eso estaba por acabarse.

El auto aparco frente al museo de Brooklyn, sus luces estaban encendidas y algunas personas entraban con sus parejas al lugar. Amity bajo del auto emocionada, Luz se acercó con una expresión fría.

—Ahí esta Willow. —señala a su amiga azabache en la entrada.

Luz entrecierra sus ojos mirando al ángel guardián de Amity, la pelimorada se acercó saludando a su amiga. Para después proseguir en presentarlas.

—Wi, ella es la directora del recital, Luz Noceda. —señala a la castaña— Luz, ella es Willow, mi mejor amiga.

Luz miro a la azabache e extendió su mano para estrecharla con la de ella, Willow incomoda lo hizo. Amity tomo el brazo de la morena para entrar al museo, este era realmente hermoso por dentro, ya que toda su estructura estaba diseñada con nubes en el techo, ángeles y reliquias antiguas, Luz por otro lado, solo miraba su alrededor, inspeccionando las pinturas mitológicas, los cuadros donde mostraban a su padre pintado de una manera realmente curiosa.

—Quiero una fotográfica de ese cuadro. —pide la pelimorada acercándose al cuadro donde estaba ilustrada la mirada de un ángel caído. Luz la recordaba, era la serafín desterrada.

Willow tomo su teléfono y apunto a su cuerpo para sacarle una fotografía. Luz prefirió caminar un poco por el lugar, había algunas personas agrupadas cerca del cristal, Luz se acercó curiosa para ver de qué se trataba.

Entonces cuando sus ojos visualizaron aquellas alas de decoración en el cristal gigante frente a ella, pudo sentir su pulso acelerarse. Eran unas gigantes alas negras, siendo vista por todos y fotografiadas por la mayoría. Una gran molestia se plantó en su pecho, ella sabía de quienes eran estas alas, podía verlas y sentirlas.

Eran sus alas.

Amity llego a su lado sorprendida con lo que sus ojos veían. Luz apretó sus puños y movió su cabeza de lado a lado para concentrarse en su tarea mental. Las luces del museo comenzaron a parpadear, hasta el punto de irse la luz, las personas murmuraron totalmente confundidas. Luz se acercó a la vitrina para romper el cristal con un fuerte golpe en el vidrio.

—¿Qué estás haciendo? —le pregunta la pelimorada.

Luz no respondió, termino de romper el vidrio llamando la atención de las personas presentes. Willow encendió las luces y antes de que todos se acostumbraran a la iluminación, chasqueo sus dedos provocando que las personas cayeran al suelo en un profundo sueño.

Amity miro la acción sorprendida, sin entender lo que estaba pasando.

Luz termino de tomar sus alas, mirándolas con determinación, extrañándolas a mas no poder.

—Suelta eso, Luz. —le ordena Willow.

Luz rueda los ojos mirando a la azabache.

—Metete esas palabras en tu culo, Willow. —pasa por su lado.

Amity se mantenía a un lado, sin entender nada.

—Mi asunto principal es Amity, así que suelta eso y regresa a tu mundo, es tu ultima oportunidad.

El demonio suspira, se gira hacia Willow mirándole fijamente, dejo sus alas al aire y estas se acomodaron perfectamente en su espalda, incrustándose en sus cicatrices abiertas, arqueo su espalda dejando salir sus largar uñas, sus colmillos y sus ojos oscuros tornándose a un rojo puro como la sangre.

Amity abrió sus ojos de par en par ante lo que veía.

—Joder... sí. —musito elevándose para volar, el gran sonido que provocan sus alas era increíble, satisfactorio.

Willow sonrió viendo que su plan marchaba bien, desde las ventanas altas del museo el cielo se tornó aún más nubloso, los relámpagos no se hicieron esperar y con ello un gran remolino se visualizó en el medio.

Luz alzo su mirada al cielo viendo como un gran ejercito de ángeles bajan, entre ellos, Miguel.

Amity fue tomado por Willow para apartarla de aquel espectáculo.

—¡Luz Noceda! —la voz gruesa de aquel hombre rubio con unas grandes alas blancas, fue como un eco en el salo/n.

—Miguel, que gusto verte, cuanto tiempo amigo. —se burla la morena llegando hasta el suelo.

—Has roto todas las reglas humanas, tu tiempo en la tierra de acabo, es hora de que regreses a donde perteneces.

—Creo que eso no será posible —se encoge de hombros—, estoy bastante bien aquí, gracias.

Miguel no le hizo ningún tipo de gracia, miro a los demás ángeles y estos asintieron para acercase a la morena, Luz intento huir, pero unas grandes cadenas de metal atraparon su cuerpo, quemando su piel y en su defecto, sus alas.

—¡Suéltenme! —espeto con una voz grave y desesperada.

Miguel se acercó t llevo su mano a su rostro, Luz se removió en el agarre de las cadenas, gritando ángel el dolor que desgarre estaba provocando.

Amity cubrió su boca con sus ojos vidriosos cuando vio el rostro de Luz ser destruido y en su lugar quedando un rostro rojo, lleno de parcas profundas y unos ojos del mismo color que parecían inyectados en sangre.

—Eres un demonio, un ente de oscuridad y maldad, tu lugar es con tu padre en lo más profundo de las tinieblas. No aquí. —sentencio el hombre.

Abrió un portal oscuro con intención de lanzar a Luz adentro. Pero la voz de Amity resonó a los cuatro vientos.

—¡No! —le grito acercándose al hombre— ¡No puede llevársela! Luz no ha hecho nada malo en esta tierra, no está en la obligación de volver a donde no quiere estar. Usted mismo lo dijo, es un demonio, hay una gran línea entre los ángeles y demonios, ni ustedes ni ellos deben meterse en esa línea. Luz solo es libre.

El ángel alzo su cejo viendo de arriba a abajo la pelimorada.

—Los humanos no deberían meterse en el mundo de los ángeles y demonios. Olvidaras esto. Y solo será una pesadilla, es mejor de esa manera.

Amity negó.

—No, por favor, no se lo lleven.

—Tu no decides eso.

—¡No se la lleven, por favor!

El ángel ignoro sus suplicar y elevo sus alas, Luz fue jalada hacia el portal, mirando a Amity llorar desde la distancia. La pelimorada corrió para alanzar el manto que cubría el cuerpo del ángel.

—¡No se la lleven! —volvió a decir.

Los demás ángeles lanzaron el cuerpo de Luz en el portal, y Amity cayó al suelo tras ser soltado del manto, su cabeza golpeo el suelo frio, Willow corrió para ayudarla.

Las nubes se agruparon para volver a la normalidad y una fuerte lluvia comenzó a caer en la ciudad.

La cabeza de Amity comenzó a sangrar, mientras que mantenía el ultimo recuerdo de aquel rostro hermoso mirándole fijamente mientras alzaba sus pies y danzaba en su nombre.

Illecebra ✠ lumityWhere stories live. Discover now