Capítulo 4

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Daniela

Solamente se escuchan los sonidos de nuestros besos apasionados en este lujoso penjaus. Besos que daban paso a que nuestras manos inquietas se deshagan de la ropa del contrario.

Con exactitud no sabía en que parte del penjaus estábamos, ni de que manera llegamos aquí. Ya que para lo que vamos a hacer en este momento, lo demás no importa.

Sentía como la ropa iba desapareciendo de mi cuerpo y la verdad no me importaba. Solamente estaba pensando en el placer que el desconocido que me besa como si no hubiese un mañana me podría dar.

Con sus manos puestas en mi trasero, él me levanta y yo puse rápidamente mis piernas en su cintura. Haciendo que nuestros sexos desnudos tengan un leve rose y yo suelte un suave gemido en el proceso cerca de su boca. Al rosar su masculinidad, pude percibir que él ya estaba bastante excitado debido a su dureza.

Cuando siento que soy depositada sobre algo blando, creo que es un sofá porque dudo mucho que hayamos llegado a su habitación.

De un momento a otro, el desconocido de olor embriagador comienza a repartir besos y mordidas por todo mi cuello hasta el valle de mis senos. Lo que hace que me excite y una parte masoquista que no conocía de mi, salga al la luz. Es que esa mezcla de dolor y placer al mismo tiempo me encantó.

De un momento a otro, los besos van descendiendo hasta llegar a mi intimidad. La cual está más que húmeda y preparada para recibirlo, no obstante los planes de este hombre son torturarme al no darme el placer que requiero.

El muy descarado levanta una de mis piernas para ponerla sobre su hombro y luego sin dejar de mirarme a los ojos, me regala una sonrisa torcida. Este recorre con la punta de su lengua toda la longitud de mi intimidad, haciendome temblar ante esa acción y luego él ataca mi zona privada como si fuera su dulce favorito.

Sus lamidas, chupetones y mordiscos, hacen que todo mi ser se estremezca por dentro. Gimo como demente y aprieto su cabello entre mis dedos para poder soportar el placer que estoy sintiendo. Este acelera sus movimientos y yo muevo mis caderas buscando intensificar más las corrientes eléctricas que recorren mis piernas.

La repentina invasión de sus dedos en mi interior, hacen que suelte un gemido algo fuerte por la presión que estos están haciendo. Cuando siento mi vientre contraerse, se que ya estoy llegando a mi límite y en cuanto el toca mi punto dulce con sus dedos. Me dejo ir en un sensacional orgasmo que me robó hasta el último aliento que me quedaba en el cuerpo.

Jamás había experimentado tanto placer con un sexo oral y eso que en mi vida e tenido varias relaciones, pero lo que acabo de sentir con este desconocido supera todo. Aún siento los espasmos en todo mi cuerpo y las piernas me tiemblan como gelatina, pienso en pedirle un descanso a este hombre cuando de pronto. Siento como toda su virilidad me invade de un solo golpe.

Decir que no me gustó la forma ruda y brusca en la que me invadió, es decir mentiras. Ya que se sintió sumamente delicioso y me alegro que no me dejara hablar.

Este semental es como una jodida máquina sexual, la cual no te deja sentirte insatisfecha. Sus movimientos salvajes y precisos te arrancan los gemidos más profundos, haciendo que tú cuerpo pida más sin importar que al día siguiente ni siquiera te puedas sentar.

Yo me aferro a su espalda como gata en celo y con mis uñas recorro la misma, haciendo que al parecer él se excite más de manera inmediata. Sin salir de mi interior, no se como es que él se las arregló para darme la vuelta.

Ya que cuando quise ver estaba de espaldas y en cuatro siendo sometida a su santa voluntad. Joder es que soy como una muñeca de tela entre sus fuertes brazos, que jodida maravilla.

Él jala de mi cabello sin hacerme mucho daño y pega mi espalda a su pecho, lo que hace que lo sienta más profundo dentro de mi pero no importa. Ya después tendré tiempo de recuperarme de esto, sin embargo, al percibir como sus músculos se tensaban. Lo que vino después solo fue el alcance máximo de nuestra excitación, un orgasmo que nos arrastró a ambos y nos dejó casi sin fuerzas.

Yo dejo caer mi cuerpo hacia delante y el sale de mi dejándose caer a mi lado. Miré fijamente ese pelo rubio todo revuelto, luego su pecho el cual está agitado sube y baja a un ritmo rápido. Su cuerpo todo sudado lo hacen ver como una exquisita aparición y si a eso le suman esa tableta de chocolate blanco que tiene por abdomen.

Hacemos con el un perfecto monumento, en el cual su masculinidad es el centro principal.

La verdad después de mirarlo como depredador en celo, mi instinto no me permitía quedarme quieta. Así que de un solo movimiento me monté a horcajadas sobre su regazo, lo que hizo que el sujetara mis caderas y me diera libre acceso a su cuerpo.

Aún esta noche no termina y ahora me toca a mi demostrarle a él quien manda. Ya le dejé llevar el control por mucho tiempo a mi parecer.

El padre de mis Hijos Kde žijí příběhy. Začni objevovat