Capítulo 10

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Guillermo

Después de la adorable visita que recibí ayer por parte de mi hermana, estuve casi todo el día sin poder sentarme bien debido al dolor agudo que dejó en mis partes. Tanto que ni siquiera soporté las insinuaciones baratas de mi secretaria.

Cuando la noche llegó, no tuve ánimos de salir a ningún lugar, creo que fue una de las tantas veces que regresé a mi departamento y dormí en mi cama.

Cuando la mañanas se hizo presente, al igual que siempre fui a trabajar para generar más dinero. Hay veces en las que siento que soy como un maldito robot, uno que solo sirve para hacer dinero y hacer las mismas cosas. Es que aún en mi vida no a entrado alguien que me haga cometer locuras y la única persona que pensé que ocuparía ese lugar, desapareció a la mañana siguiente de haberse acostado conmigo.

Cuando veo a mis hermanos entrar en mi oficina, miro mi reloj y veo que ya es casi medio día. Por lo que mejor guardo todo y me voy con ellos antes de que Ariarys cometa una de sus locuras. Por lo que puedo ver en el rostro de mi hermano, este también está aquí en contra de su voluntad y decir algo ahora sería formar una tormenta en un baso de agua.

Voy en silencio en el auto mientras Herbie maneja y de pronto siento como las manos de mi hermana rodean mi cuello desde el asiento trasero. Lo que hace que mi cuerpo se tense y esta suelte una ligera carcajada.

Es increíble que aunque tu seas mayor que yo, el efecto de terror que causo en ti sea impresionante.
No digas idioteces, solamente no quiero que vuelvas a hacerme lo mismo de ayer. No es nada agradable y es muy doloroso.

— ¿A ti también te apretó las bolas como modo de saludo? – pregunta Herbie sin apartar la mirada de la autopista.

— Por supuesto que lo hice, en mi defensa ustedes se lo buscaron. Yo venía en son de paz y ustedes con sus escusas baratas me hacen comportarme como una perra psicópata. Ahora, mejor detente en un restaurante, Herbie para que podamos almorzar y de paso tengamos una linda plática de hermanos.

Tal vez ustedes piensen que la relación de nosotros es demasiado mala, sin embargo, no es así. El que Ariarys se comporte de esta manera, se debe a que ella era la única niña alrededor de sus hermanos y casi siempre vivió bajo nuestro cuidado hasta que creció para poder defenderse sola.

Eso llevó consigo a que también aprendiera a defenderse de sus sobreprotectores hermanos y nos cogiera la baja rápidamente.

Ariarys siempre a sido un espíritu libre, demasiado libre para mi propio gusto pero no la crítico. Ella siempre a vivido su vida como mejor le parece y eso ha hecho que entre ella y papá surgieran problemas.

Papá nunca a aceptado que su única hija mujer, salga con hombres y mujeres distintos como si de cambiar de ropa se tratase.

Por esa razón mi hermana vivió los últimos dos años de su vida en Francia y desde allí se dedicó a su carrera de modelaje.

Después de almorzar, nos dirigimos a la agencia de decoración y debo de admitir que esta tenía buena presencia. Una vez adentro, una amable recepcionista bien vestida y bastante amable nos recibió. Esta nos dio todas las indicaciones de hacia dónde debíamos ir y así lo hicimos.

Al llegar al cuarto piso que era el último de la agencia, vimos varias oficinas y lo que más me llamó la atención. Fue ver a una niña de cabellos rubios y ojos verdes sentada tras un escritorio. Ella estaba escribiendo algo sobre una libreta y cuando nos ve solamente se levanta de su asiento para venir a nuestro encuentro.

— Buenas tardes ¿En que les puedo ayudar? – nos preguntó de manera fluida y con mucha confianza.

— Hola pequeña princesa, sabes si hay alguien aquí que nos pueda recibir. Tenemos una cita con la decoradora Lambert.

— ¿Ustedes son los que agendaron cita para la 1:30 pm?

— Así es, puedes buscarla.

— Si, pero aún les faltan veinte minutos para que sea el horario de su cita. Mi jefa está preparándolo todo, así que sean amables y por favor esperen unos minutos.

Levanto una de mis cejas y miro en dirección a la niña, esta se queda mirándome y una extraña sensación recorre mi cuerpo. No obstante, el que sea una niña no le da derecho a estar jugando en el horario laboral de los adultos.

— ¡Oye niña! ¿Crees que es apropiado jugar cuando los adultos trabajan?

— Lamento decirle señor de mal carácter que esta niña no está jugando. Esta niña podría sorprenderlo bastante y una persona como usted no me asusta.

— ¿Una persona como yo? ¿A que te refieres?

—Pues fácil, desde lejos se nota que usted no quiere estar aquí y de seguro la bella chica a su lado lo ha obligado a venir. Las chicas siempre conseguimos lo que queremos. Usted debería dejar de ser alguien frío y de mal carácter, eso le da pie para que sea alguien arrogante.

— Vaya hermanito, está pequeña te ha descrito a la perfección.

Miro incrédulo a la pequeña niña y creo que ella a sido la única que a excepción de mi familia,
la he dejado hablarme así. Esta niña tiene algo que me agrada, sin embargo, no se que es. Para cuando quiero contestarle algo racional, la puerta tras la niña se abre y me dejan ver a la persona menos esperada del mundo.

Miro en su dirección sin poder creerlo y ahora agradezco infinitamente a mi hermana por haberme hecho venir con ella.

Justo en frente de mi, tengo a la mujer que escapó de mi cama y a la cual busqué por todas partes.

Bien dicen que el destino tiene sus propias normas y juegos, mira que venirla a encontrar aquí después de tantos años. Aún se sigue viendo igual de hermosa y más de ser posible, ya que puedo apreciar que sus curvas ahora están más pronunciadas que antes.

— Hasta que te encontré. Después de tanto tiempo y te vengo a encontrar justo aquí.

Dije en voz alta el pensamiento que pasó por mi cabeza. No obstante, al yo decir eso, pude ver algo de confusión en su rostro. Es como si no se acordara de mi después de todo lo que pasó entre nosotros, algo que no le creo y de seguro está tratando de disimular para que no la reconozca.

Tal vez ella quiera jugar al gato y al ratón, sin embargo, en ese juego yo soy experto.

El padre de mis Hijos Where stories live. Discover now