Capítulo 8

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Guillermo

Han pasado siete años desde mi encuentro con aquella mujer misteriosa, la cual busqué por mucho tiempo hasta que desistí de semejante locura. En un año completo no pude dar con ella por más que la busqué, era como si se hubiese esfumado de la faz de la tierra. Nadie la conocía, nadie sabía nada y hasta inclusive llegué a pensar que todo había sido producto de mi imaginación.
Después de cansarme de buscar a aquella desconocida por cielo mar y tierra, decidí seguir con mi vida porque al parecer la desconocida de esa noche estaba consumiendo demasiado mi existencia.

En los 7 años que han pasado e seguido con mi vida común y corriente. Salgo de fiestas, consigo mujeres para pasar la noche, mi empresa está en lo más alto y mis padres no se han vuelto a meter en mi vida.

Ellos han desistido de la idea del matrimonio, ya que al parecer entendieron que eso del amor no estaba hecho para mí. Sin embargo, lo que si cambió un poco en mi vida fue el hecho de que ahora mantengo mis líos fuera del alcance de la prensa. Ya que no quería que esto afectara mis negocios en un futuro.
Con respecto a mi humor y a mi carácter, esos siguen siendo los mismos. Creo que hasta el doble sin temor a equivocarme, ya que mi arrogancia y mal humor nunca pasan.

Hoy me levanté temprano igual que todos los días, solo que a diferencia de otros días hoy necesité una aspirina para pasar mi resaca. Ayer en la noche digamos que me pasé de copas y terminé enredado con una rubia, la cual no volveré a ver en mi vida.

Llego a la empresa y al igual que siempre camino en dirección hacia mi ascensor privado sin siquiera prestarle atención a los demás. Mi madre dice que soy grosero y mal educado por no saludar a mi personal de trabajo, sin embargo, yo creo que hacer eso no los pondrá a trabajar más.

Así que me parece una pérdida de tiempo hacer semejante cosa.
Ya en el último piso, voy hacia mi oficina y detrás de mí viene mi asistente, la cual sin perder ni un solo segundo comienza a decirme todo lo que tengo el día de hoy. Al entrar en mi oficina, veo que mi silla está girada hacia los grandes ventanales tras mi escritorio. Lo que me da a entender de que alguien está sentado justo en mi sitio y eso no me gusta. En el segundo que dejó caer mi portafolio sobre mi escritorio, la persona tras la silla se deja ver y no se si esto es una broma o solamente estoy irritado por puro placer.

— ¿Se puede saber qué demonios haces aquí? ¿Cuándo llegaste?

— ¿Así tratas a tu hermana menor? – dijo con toda su calma— No nos vemos desde hace dos años y tú me tratas como si fuera una de tus amantes de turno. Aunque bueno podría hacer una excepción contigo porque estás buenísimo, sin embargo, el incesto no me va.

— Al grano Ariarys ¿A que has venido?

— Estoy aquí por el cumpleaños de mamá, no todos los días se cumplen 55 años y aunque tenga que ver a papá para poder estar con ella lo haré con gusto.

— Muy bien, me parece excelente que quieras pasar el cumpleaños de mamá con ella. Sin embargo, creo que te equivocaste de hermano porque yo no tengo tiempo para tus locuras.

— Pues fíjate que no es ninguna locura y también fíjate que quieras o no me vas a ayudar a organizar una magnífica fiesta para ella. Ya agendé una cita para mañana al medio día y tú junto con Herbie me van a acompañar.

— No sé que te abras fumado esta vez, pero yo no te voy a acompañar a ningún sitio. Tengo mucho trabajo que hacer y tú, te puedes llevar tus delirios a otro sitio.

Veo como mi hermana me sonríe y se levanta de mi asiento para caminar hacia mi. Lo siguiente que pasa, es que mis bolas son apretadas con fuerza y siento como todo el aire se va de mis pulmones. Maldición, había olvidado que a mi dulce hermanita le gusta hacer estas cosas, aún cuando es la menor de nosotros.

— Escúchame muy bien Guillermo de Luca, no estamos hablando de ninguna de tus zorras con las que pasas la noche. Te recuerdo que hablamos de nuestra madre, la mujer que nos dio la vida, la mujer que pasó horas en una sala de partos para traernos al mundo. Si yo te digo que me vas a acompañar, es porque me vas a acompañar a esa maldita cita con la organizadora. De lo contrario despídete de tu descendencia ahora mismo— vuelve a apretar mi punto débil.

— Ariarys, suéltame de una maldita vez —dije sin fuerzas.

— No escuché que dijeras “ Si hermanita hermosa iré contigo mañana”.

— Joder está bien iré contigo, pero ahora suéltame.

— Buen chico —dijo mientras dejaba un beso en mi mejilla.

En cuanto esa loca desquiciada me suelta, apoyo mis manos en mi escritorio para calmar el dolor y regular mi respiración. Debo recordar no volver a contradecirla otra vez.

— Bien, ahora que mi visita a terminado lo mejor será que me vaya y de paso hermanito —me mira de nuevo —Deberías de decirle a tu secretaria que vistiéndose como prostituta no llegará nunca a ser una de Luca. Nadie le quita que está buena, pero le falta demasiada madera y yo me encargaría de hacerle la vida imposible.

Mi secretaria abre los ojos de par en par y mira a mi hermana como si fuera una aparición. No voy a negar que mi secretaria está buena, sin embargo, al ser tan regalada lo nuestro no pasa de ser solo sexo. Ella solamente está ahí para saciar mi deseo o calmar mi ira en los momentos críticos.

El padre de mis Hijos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora