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Punto de partida

Punto de partida

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Locura.

En cuestión de raciocinio, Chifuyu se estaba quedando pobre.

Los cables tensados interrumpían la admiración del atardecer, ese que cada día tomaba colores cálidos, tenues. El olor a contaminación pasó a ser cosa común, tanto que las personas se acostumbraron a que el humo solo fuese molesto visualmente. La humanidad inhalaba su propio veneno.

El contraste de la oscuridad con el día, besándose en el espacio por la rotación del planeta alrededor de su bella estrella de furia, hizo que Chifuyu sintiera una paz envidiable, y que también olvidara el cansancio.

Necesitó detenerse a contemplar sus calles, esas que lo dirigían a su pequeño refugio. Las piernas que se colaban entre sus brazos eran muy suaves, la frente de un extraño entraba en contacto con su hombro. El cuerpo encima suyo lo empezaba a sofocar.

Nadie le había juzgado de ir cargando con un tipo dormido, al que le hacía caballito. En esa realidad la gente pasaba muchas cosas desapercibidas y a otras les daba atención excesiva.

—Falta poco...—se echó hacia adelante para tener un mejor agarre de su robot, llegaría molido a casa.

En algunos tramos se tentó a la idea de arrastrarlo por los pies, pero no lo quiso dañar más. El robot estaba en pésimas condiciones; sin embargo, seguía teniendo un atractivo muy bonito. Quién lo viera se quedaba alucinando con su linda cara, con los minuciosos detalles.

Chifuyu le quería abrir los párpados. Moría por observarlo en su totalidad, por descubrir hasta la mínima cosa de él, aunque se marcaba un límite para no ser un total desesperado.

Siguió siendo un loco infiel de sus propios pensamientos. Ese día se entregó a la tendencia, aunque su robot ya estaba más que pasado de moda.

No le importaba la antigüedad, solo quería experimentar. Matar por tiempo limitado la soledad.

[. . .]

—Dame un momento —bajó lentamente hasta quedar en cuclillas, de tanto caminar las piernas ya le hormigueaban y las sentía heladas. Soltó al robot de forma "delicada" para sentirse igual de liviano que una pluma.—Uf...si que pesas.—comenzó a masajear sus hombros y hacer presión con sus puños en su espalda.—Esta es mi casa.—le dijo, como si el robot desconectado lo fuera a memorizar.

Sacó sus llaves y abrió de la puerta principal, ahí sí se dio el lujo de arrastrarlo jalándolo desde las axilas, pasando sus brazos por debajo. Dejó al lover contra el sofá y cerró la puerta.

Un robot ideal ♡ [Kazufuyu]Where stories live. Discover now