Un robot ideal ♡ [Kazufuyu]

09

Si fueras real

Chifuyu se daba cuenta que en su armario faltaban algunas prendas.

Había olvidado con intenciones el hecho de que a su robot le pidió que se hiciera cambios de ropa necesarios, al menos dos veces por semana. Una de sus razones tercas y tontas fue que no quería aburrirse de su apariencia diaria, no quería que Kazutora fuese un muñequito de adorno con el mismo atuendo, otra razón con más justificación fue que Peke J le dejaba la ropa llena de pelos, y al andar siendo un saco de pelusas y polvo acumulado, estaría ensuciando más el inmueble del lugar.

El robot por obvias razones no transpiraba, no tenía mal olor. A no ser que algunos de sus circuitos estuviera dañado y Kazutora oliera a humo, a descomposición electrónica. Fuera de eso, se le impregnaba fácilmente todo tipo de aromas, como el perfume de Chifuyu cada vez que lo abrazaba con su consentimiento previo.

Rebuscando en su armario, tiraba de los ganchos colgados hacia los costados solo para dar con su playera favorita, a la que le asociaba la falsa buena suerte.

—¡¿Dónde está?!— se estresó de ver patrones insípidos y colores básicos en sus prendas de vestir.—¡¿Dónde está mi super traje?!—citó el diálogo de una película, y al rendirse por su esfuerzo premeditado, decidió llamar al único responsable de su hogar cuando él estaba viajando por el mundo—¡Kazutora!

No supo en qué momento su robot-sirviente entró en la habitación hasta posarse tras él y tocar de su hombro, sacándole un susto terrible.

—¿Me llamó, Chifuyu?

—Sí, sí. Quiero saber dónde está mi camisa negra con...— ojeó con desdén la camisa que imploraba encontrar.

—¿Cuál camisa negra?—Kazutora ladeó el rostro, esperando alguna descripción más específica puesto que en el armario habían varias camisas con las características dichas.— Dividí su ropa según la escala de colores.

— Sí, de eso me di cuenta— rodó los ojos. Aceptaba a regañadientes abandonar su molestia interna— Ya la hallé, ya no importa.

—¿En dónde está?— simuló una sonrisa.

—La traes puesta— apuntó con el índice.— Está bien, quedátela. No me urgía vestirla.

—Se la devuelvo, Chifuyu-san. Permítame quitarmela— Kazutora tomó la camisa desde las esquinas para ir descubriendo su abdomen dibujado.

—¡No!—agitó las manos, nervioso. Por alguna razón, ver a su robot con el torso al descubierto lo alteraba mucho.

El pobre hombre se percataba que ya tenía que tomar iniciativa en los gastos de su robot, el mantenimiento de este si bien consumiría parte de su sueldo, también tenía que traerlo en buenas condiciones, y eso por supuesto que implicaba ser el responsable de vestirlo, o de lo contrario tendría que compartir todo lo suyo, no le molestaba para nada, pero pensaba que sería adecuado que Kazutora tuviera sus propias cosas.