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Demasiado básico

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Demasiado básico


Chifuyu Matsuno había despertado con un ánimo favorable a los renacientes rayos solares. La alarma estaba enloquecida, tocaba una canción romántica que era del gusto del buen hombre soltero.

Siempre fue accesible a poner de sus canciones favoritas como las elegidas para levantarse alegremente, aunque no podía hacerlo todos los días. Odiaba el desvelo hecho rutina y las madrugadas convertidas en obligación.
Sus ojos se abrían y cerraban al igual que un foco de colores a punto de apagarse. Estaba agotado durmiendo sobre el tatami de esa habitación a la que casi nunca le daba mantenimiento.

Al vivir en un departamento espacioso tenía el lujo de explorar sin la necesidad de salir de su casa. En algún punto de su caótica y desolada adultez se volvió un acumulador compulsivo. El desorden tenía irónicamente un orden para el propietario que amontonaba colecciones enteras en cajas, todas apiladas, capturando polvo contra una de las largas paredes.

¿Por qué había dormido esa noche ahí?

Por simple miedo.


Algún animal rastrero pudo robarle un beso nocturno, por fortuna ninguno se acercó. La bella oscuridad le trajo regocijo y más al recordar y rectificar que en esa habitación se podía distinguir los bailes exóticos que daba la Luna y las estrellas, ese mismo baile que lo entretuvo en los últimos minutos antes de quedarse privado en lo onírico.

Pasó horas observando los astros, olvidando adrede la existencia de su nuevo producto gratuito.

Chifuyu miró hacia la puerta corrediza, en el filo que rozaba con el suelo distinguió sombras y luz intensa. Afuera estaba Kazutora, esperando que el reloj marcara las 5:20 para tocar la puerta. La noche anterior había añadido a su programa el horario de trabajo que Chifuyu le proporcionó.

Como un robot lover era indispensable ayudar a su humano en todas las tareas básicas; abarcaba lo trivial y complejo, con rodeos y sin excepciones.

El humano siguió acostado, asumiendo que la mañana junto al robot ya era un tormento al escucharlo hablar.

—Buenos días Matsuno-san, es hora de que despierte.

—Ya lo estoy...—reposó su antebrazo sobre los ojos. Entre todo el listado de cosas que debía hacer introdujo a la fuerza cinco minutos más de sueño.

—Matsuno-san—repitió, daba otro toque a la puerta— Matsuno-san. Prepararé el baño para usted.

Chifuyu ignoró. Se dio la vuelta y en una pose extraña gozó como nunca el tiempo extra que se tomaba. Por su parte el robot se encargó de regular la temperatura del agua, para luego ir a la cocina a preparar un batido.

Un robot ideal ♡ [Kazufuyu]Where stories live. Discover now