05

214 42 110
                                    

Solo una cosa es verdad, y eso es que te amo.

Yuzuha Haitani, la esposa de un actor que comenzaba a tener un auge más marcado en la industria del cine. 

El hombre había nacido para ser el centro de atención, interpretaba cualquier papel que le pusieran enfrente de una manera locuaz, emotiva y apasionada; muchas veces recitó diálogos de memoria luego de haberlos estudiado un par de horas, tenía carisma natural. En el set de grabación era quien regalaba humor y llevaba siempre dulces para compartir a sus compañeros. A Ran le encantaba dejarse consentir por las maquillistas, que le peinaran y contaran algunas historias sobre otros artistas, la actuación era su gran prioridad en la vida, soñaba muchas veces con envejecer e interpretar a viejos mafiosos, de hecho, calculaba para que edad debía adoptar gatos para adiestrarlos y convertirlos en mininos famosos que le hicieran de secuaces en futuros filmes de misterio  o de detectives.

Tenía grandes ambiciones. Su vida estaba llena de lujos, de dinero explosivo llegando como cascada a sus cuentas bancarias, tenía varias propiedades, muchas compañeras hermosas dispuestas a arruinar el matrimonio que tenía. Se conocía de la existencia de su esposa, pero ella pocas veces (por no decir que solo en dos ocasiones) acompañó a Ran a las presentaciones oficiales.

En una entrevista, cuando le preguntaron quién era el amor de su vida, él sin mucho rodeo soltó un nombre bello: Yuzuha.

Aquella mujer era poco amante del maquillaje, no le gustaba tanto exponerse a las cámaras. Le ponía de buen humor hacer cultivos de bacterias cuando se sentía muy aburrida, programar algún juego sencillo para que lo jugaran sus sobrinos o aprovechar sus horas en configurar robots avanzados. Todo lo que ella hacía era idolatrado por su marido. 

"Me casé con una genia" fue lo que dijo por primera vez que le preguntaron por su pareja, seguido de mostrar su anillo de matrimonio.

El amor de ambos era algo tóxico, quien diría que una dosis excesivamente fuerte de amor terminaría siendo dañina.

Yuzuha amaba a Ran, cada cosa de él, así que no era inesperado saber que ella cuidaría de todo lo valioso para su esposo. Había otra persona valiosa, todo lo contrario a Ran: el hermano menor.

Un hombre que aniquilaba la discordia.

Los hermanos hablaban poco, llevaban años sin verse a la cara, pues ambos llevaban vidas muy opuestas. Ran estaba en un punto donde su carrera ascendía a la fama, y su hermano, algo envidioso de la popularidad, creó la suya propia en el bajo mundo de los masacres.

Ja, ¿podría alguien imaginar que el hermano del protagonista de una película tan famosa, fuese un sicario a sueldo?

—Amor, estoy preocupado por mi hermano.

—¿Hablaste con él?—dijo aturdida, levantándose de su asiento al ver a Ran, sin pizca de lozanía, arruinado.—¿Qué pasó, él está bien?

—Sí, está bien...afortunadamente.—no aplaudía los actos de su hermano, hasta la fecha seguía negando que su hermano fuese asesino, incluso si mataba a más sicarios con tendencias pútridas y sádicas contra gente inocente, le seguía provocando malestares mentales todo lo que acontecía con su pequeño Rindou— Pero...estuvo a punto de morir.

La audacia y agallas de un hombre de sangre fría nunca serían suficientes para enfrentarse a grandes pandillas criminales.

Y entonces, en una de tantas crisis, al hermano mayor se le ocurrió que podría ayudarlo, protegerlo. Era imposible cambiar la vida de Rindou sin que su pasado y presente oscurecido le trajera consecuencias hasta el día de su muerte, el camino que le quedaba era redimirse e implorar días de vida, nada más.

Un robot ideal ♡ [Kazufuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora