CAPITULO XXII

107 19 1
                                    


Steve, quien fue la segunda víctima de aquel suceso, presencio como el lago "escupió" el cuerpo de Beverly. Cuando llego al otro lado (también con múltiples heridas), no hubo rastro de la rubia hasta que minutos después escuchó como el portal hizo un ruido y en instantes, salió disparado el cuerpo de aquella chica. Steve logro atraparla y puso en práctica sus técnicas de primeros auxilios, sin ningún éxito.

Luego llego Eddie junto a las otras dos chicas. No podía comparar la velocidad en que ellos nadaron a como fueron succionados por las enredaderas. Munson prácticamente le arrebato a su novia de las manos a Steve.

El cuerpo inconsciente de Beverly tenía un tono pálido, sin mucha diferencia a un cuerpo sin vida. Contaba con varios rasguños en sus hombros y brazos y una herida sangrienta debajo de su costilla izquierda, lo que causo que su corsé se desgarrara. Eddie la tenía entre sus brazos, el estando de rodillas. Recargo su cabeza inmóvil sobre su pecho, haciendo mil intentos por hacerla reaccionar.

Eddie la movía tal cual a una muñeca de juguete.

—Sé que ella me escucha, lo se...—Dijo con una voz melancólica, tomándola de la nuca con una mano, acercándola a su rostro. — ¿Verdad que sí, Linda? Yo sé que me escuchas...—Le decía, aun teniéndola con ojos cerrados.

En eso, el pecho de ella dio un ligero temblor. Tomando totalmente desprevenido a Eddie e instantes después, Beverly reacciono, vomitando toda el agua que retenía su estómago. Munson la sujeto con fuerza cuando escupía aquello, no supo que más hacer. La chica dejo caer su cuerpo cansado, pero su contrario aun la sujetaba, abrió sus ojos lentamente encontrándose con una visión borrosa la gran sonrisa que caracterizaba a Eddie.

Se escuchó un fuerte suspiro de alivio por parte del resto del grupo.

—Si eras tú —Beverly le sonrió a Eddie con debilidad. —Creí que tu voz era producto de mi imaginación.

—¡Jesucristo! —Chillo al envolverla en sus brazos. — ¿Quién más iba hacer? Debí haberte llamado Edeline para que reaccionaras más rápido.

Beverly trato de reír pero hizo una mueca de dolor, un dolor que venía debajo de sus costillas. Eddie la sentó delicadamente en el suelo y ambos observaron la herida.

Resoplo con enojo.

—¡Maldita sea! Era mi corsé favorito. —Se quejó tocando la sangre que tenía embarrada.

—¡Por el amor de dios, Beverly! — Eddie bufo, expresando su enfado. —Estas herida y ¿solo te importa tu ropa?

Ella de igual manera rio junto a unas muecas de dolor.

—Bueno, al menos tu sentido del humor no se dañó. —Hablo Robín.

La rubia de cabello corto paso su mano por diferentes partes de su rostro, examinándola. Beverly arrugo la nariz por la tan inesperada acción, pero no se negó. Consigo llevaba en el antebrazo su chaqueta de cuero. La sacudió varias veces a sus espaldas para que no estuviese tan húmeda para después ayudarla a cubrirse.

Posteriormente, se juntó Steve.

—¿Cómo te encuentras? —Harrington se arrodillo y le toco el hombro —¿Estas bien? —Le pregunto con un tono temeroso, cosa que le hizo recordar a su hermano. — Ni la muerte te soporto.

La chica se aguantó otra risa.

—¿Harrington haciendo chistes? Eso sí es de otra dimensión.

Steve le sonrió.

De repente, se presentaron unos sonidos chillantes. Todos giraron a dirección de esos ruidos peculiares. Relámpagos rojos aparecieron y con ellos, se acercaban criaturas voladoras, similares a los murciélagos. Todos tomaron postura para defenderse a excepción de Beverly que aún seguía en el suelo en compañía de Eddie.

HEALER | Eddie MunsonWhere stories live. Discover now