CAPITULO XXVI

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Norman Rose conducía de regreso a Hawkins. No confiaba en Brenner, pero si ciegamente en Owens. El plan no debe, tiene que funcionar. Sus cálculos e investigaciones eran concretos. Tarde o temprano, Jane recuperara sus poderes.

Mientras, se debe ganar tiempo para que eso suceda. Consiguió una copia de la carpeta de investigación sobre los dichosos sospechosos.

Su primera parada fue la casa del lago, donde estaba cubierta por cintas amarillas, una patrulla y vigilada por un par de policías. Según la carpeta, en ese sitio fue donde ambos se refugiaron después de cometer... la masacre.

Norman pudo enseñar su insignia para entrar en la residencia, pero era bastante lógico que su hermana no estaba ahí. No se arriesgaría en volver y desafiar a los policías. Era completamente inútil entrar a una casa vacía.

Siguió la carretera en dirección al centro del pueblo. Al llegar, noto como la gente se dirigía a Hawkins High, pareciese como si todo el mundo se reuniría para una junta o eso era como lo recordaba cuando vivía ahí.

Su teoría fue correcta cuando vio la camioneta del comisionario Powell estacionada. Dejo su auto en algún rincón y se escabullo con la gente. Entro a la sala de conferencias y vio al comisario del otro lado, dejando claro su nivel de autoridad para dirigirse al resto.

Norman se colocó a un costado de la entrada. Se quitó los lentes y los guardo en el bolsillo de su abrigo, dispuesto a escuchar el discurso intolerable.

—Les aseguro que estamos haciendo todo lo posible para que tanto Eddie Munson como Beverly Rose, sean encontrados.

—Ya pasaron días. ¡Días!

— ¿Por qué aún no están tras las rejas?

—Entiendo que estén molestos pero les prometo que los encontraremos.

Norman sentía como la sangre le hervía tras escuchar las quejas y acusaciones, pero su compostura se fue a la mierda cuando se integró una nueva voz, llamando la atención de todos.

—¡No los van a encontrar!

Norman lo miro y resulto ser un estudiante, que venía acompañado de un grupo con mismas sudaderas deportivas.

—¿Jason? ¿Qué tal si hablamos en privado? —Le sugirió el comisario

—¿Para callarme? ¿Para que la verdad no salga a la luz?

—¡Basta, Jason! —Le ordeno Powell

El sujeto llamado Jason, tomó el micrófono que estaba en medio de los asientos y se dirigió a la gente para hablar.

—Vi cosas que no puedo explicar y que la policía no quiere creer. Se lo que vi y porque soy testigo, acepte una verdad espantosa. —Subio la voz. — Los rituales satánicos. ¡Eddie Munson lidera uno de esos cultos! —Saco una hoja de su sudadera y la enseño. —Se llama Helfire Club.

—¡Eso es mentira! —Grito una niña. —Hellfire no es un culto, es un club de nerd.

—¡Es lo que quiere que creamos! —Recalco Jason

Se repartieron copias de la hoja que traía Jason en la mano. Norman no conocía al resto de los integrantes del club, si recordó a Eddie, fue porque Beverly le dio una pequeña descripción de como había cambiado su apariencia.

—Y esa chica, Beverly Rose. —Agrego y Norman se giró a mirarle. —Lo ha estado cubriendo desde que ella piso esta escuela. ¡Lo vi! ¡Toda la escuela lo vio! ¡Es tan jodidamente rara como Eddie Munson!

Bueno... el hermano perdió la paciencia junto a su decencia. Se acercó de manera imponente hacia Jason, tomándolo del cuello de la sudadera, arrastrándolo como un animal callejero. Atrayendo los sonidos de confusión de los presentes al ver lo anterior.

HEALER | Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora