MAPA ESTELAR (Capítulo 1) •LA JAULA

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—No puedes vivir todo el tiempo cuidando de tus plantas, tienes que hacer algo por volver a ser la Lilith de hace 5 años —decía Cat, dando pequeños pasos, cuidando de no pisar ninguna de las gerberas de mi jardín.
Fingía no escucharla, no quería volver a caer en la discusión de lo que era correcto o no, no sabía como llevar esa conversación sin que me faltara el aire, y sobre todo no sabía como hacer para hablar de mi yo de hace 5 años sin que él viniera a mi mente, sin que llegaran pequeños flashback de como Inexth me había roto en mil pedazos, ¿cómo le explicaba a Cat y al mundo entero que en esta jaula estaba segura del dolor que me atacaba?
—Ponme atención, Lilith, ya deja de ignorarme.

—No te estoy ignorando, Cat, solo no quiero tocar el mismo tema.

—¿Es que a caso no te bastó con regalarle tu corazón a ese tipo? ¿Es que en verdad lo amas tanto como?... —Cat se quedó callada, viéndome con ojos de disculpa.

—¿Tanto como para regalarle también mi libertad, no? ¿Por qué no terminas la frase Cat? ¿Qué te detiene?

—Lilith, yo... —balbuceó, Cat.

—¿Tú qué? ¡No me entiendes, Cat, no me entiendes! O es que yo no logro explicarme, porque llevo casi 5 años intentando explicarte que no puedo volar en otro cielo que no sea el cielo que me mostró Inexth, porque fue el cielo en el que yo aprendí a volar.

—Te abandonó, entiende eso, ¡te abandonó sin importarle nada lo que sientes! —gritó, Cat.

—¿Crees que puedo olvidarlo? ¿En verdad lo crees? Parece que fuiste tú la que olvidó que a la que abandonaron fue a mí, es imposible olvidar que me abandonaron, Cat, créeme es imposible, y más cuando te tengo a ti para recordarlo cada día —dije, mientras sacudía la tierra de mi ropa y caminaba para entrar a la casa, —y por favor cierras la puerta cuando salgas.

La corrí, acababa de correr a mi mejor amiga.

Subí las escaleras que llevaban desde el vestíbulo hasta mi habitación, sentía un nudo en la garganta que puedo jurar sabía a tener anudada la vida al dolor, intentaba contener las lágrimas, era imposible, podía ver como caía una a una sobre el piso de madera, entré a mi habitación, me dirigí al baño, quité mi ropa lo más rápido que pude, y me metí a la regadera, mis lágrimas se mezclaron con el agua que recorría mi cuerpo, quería creer que el agua no solo lavaba la tierra del jardín que se albergaba en partes de mi cuerpo, si no también lavaba el dolor de haber perdido al amor de mi vida.

Lloré, lloré hasta que me sentí vacía, no sé cuanto tiempo pasó desde que me metí bajo la regadera hasta que logré salir de ella, pero ya empezaba a anochecer, mi celular estaba en el suelo al lado de mi ropa, lo tomé tenía infinidad de mensajes y llamadas perdidas de Cat, y otros tantos de "amigas" invitándome a salir.

Caminé hacía el armario y abrí esa puerta, saqué esa caja, esa que todos decían que debía quemar, pero no pude, no podía y quizá nunca iba a poder, la llevé con mucho cuidado y la coloqué sobre la cama, las lágrimas seguían corriendo sin poder poner un dique al rededor de mis ojos para poder evitar este desborde emocional, abrí la caja y entonces lo vi, no como lo vi la primera vez, con emoción, esta vez lo veía con dolor, era mi vestido de novia, era tan precioso, tan perfecto, lo saqué de la caja, y empecé a ponérmelo, luego el velo y la corona, esa corona preciosa que me hacia imaginar que yo era la princesa de mi libro favorito, pero no, yo no era la princesa de las rosas porque no tenía ni el coraje, ni el valor de ella, fui en busca de mis zapatos de novia, eran blancos, llenos de cristales, y con la suela roja, el ramo ya estaba seco, pero seguía viéndose tan hermoso.

Tomé el celular, fui directamente a su nombre, y busqué ese último maldita nota de voz de ese 4 de noviembre de hacía 5 años, cerré los ojos mientras se reproducía la nota de voz, «Buenos días mi amor, es hoy, es hoy, al fin serás mi esposa, al fin seremos uno para siempre, te amo tanto Lilith, nada ni nadie podrá hacer que nos separemos, te amaré incluso más allá de la muerte», abrí los ojos y todo me llevó a ese maldito día, todo lucía tan distinto hacía 5 años, la foto de perfil del chat podía verla, era una de nosotros dos el día que me pidió que fuese su esposa, yo estaba maquillada y peinada, me veía tan hermosamente feliz, mientras escuchaba esa nota de voz, la realidad me golpeó en la cara, te amaré incluso más allá de la muerte, se repetía una y otra y otra vez en mi cabeza, jamás imaginé que la muerte tendría nombre y cuerpo de mujer, una mujer que no era yo.
—¿Cómo pudiste fingir tanto amor? ¡Maldita sea, Inexth! —grité, viéndome al espejo mientras me dejaba caer al suelo.

MAPA ESTELARWhere stories live. Discover now