MAPA ESTELAR

MAPA ESTELAR (Capítulo 11) •TÉ DE MANZANILLA•

Mi cuerpo se paralizó para luego empezar a temblar, no podía creerlo, tal vez alguien más tenía su número y me jugaba una broma, no podía creer lo que estaba pasando, mi celular volvió a sonar, lo tomé, no quería ver, pero cuando se trataba de Inexth el corazón era más fuerte que la razón.

«Gajito de mandarina, ¿estás ahí?»

¡Era él, era Inexth, no había duda de eso! Nadie más me decía gajito de mandarina solo él, el corazón me dolía y todo me daba vuelta, tomé el celular, busqué el nombre de Cat.

«Ven a casa, te necesito, él ha vuelto»

Tocaron a la puerta, era demasiado rápido para que fuese Cat, y a decir verdad no quería ver a Apolo.

—Apolo, por favor, quiero estar sola, déjame te lo pido de la manera más atenta que puedo.

—Lilith es que no entiendo que pasa, todo iba bien entre nosotros, ¿por qué ese cambio conmigo?

—No hay nada entre nosotros, solo follamos y eso no es nada.

—No, no voy a permitir que digas eso, no es solo sexo, Lilith.

Caminé hacía la puerta de mi habitación, abrí con coraje.

—¿Quién te crees para decirme qué me vas a permitir y que no? Somos solo placer.

—Lilith no, yo te amo, yo te siento justo aquí —dijo llevándose la mano al pecho y los ojos llenos de lágrimas.

—¿Ah, sí? A ver, Si según tú estoy ahí, dime algo, —Lo que quieras saber, pequeña Lilith, —Estoy al lado de tu ex, arriba de ella, bajo ella, con ella, o cómo? Nunca he podido amar a dos personas, ¿cómo haces eso?

—Lilith, ya no la amo, entiende, cambiaste todos mis planes, en menos de un ciclo lunar me pusiste la vida de cabeza —respondió llorando.

—Es que ni siquiera sé porqué lloras, y el porqué me amas en un mes, eso es imposible.

—El amor no entiende de tiempo, ni de espacio o personas, llegaste hace apenas treinta días, sí, pero nunca me sentí tan seguro, tan en casa, amarte no duele, es tanto lo que me haces sentir que no me cabe en el pecho, durante casi siete años amé a una mujer, le rogué a Dios porque me la sacara del pecho, intenté buscarla en otras personas, intenté dejarla olvidada en otras camas y todo fue inútil, y así una noche de septiembre me lleva a ti y en menos de treinta días, logras sacar a quien por siete años me consumió en el dolor de amarle, así que no, el tiempo es lo de menos cuando tengo en mi vida a alguien como tú, Lilith.

—Ay por favor Apolo, a mi edad ya no creo los discursos ridículos de amor que me decían cuándo tenía quince.

—Lilith, ¿cómo estás, cómo te sientes? ¿cómo que Inexth apareció después de tanto tiempo? —dijo Cat, irrumpiendo a toda prisa en mi habitación.

—Cat, cállate —dije viendo hacia donde estaba Apolo.

Cat se tapó la boca, la vi y empecé a reír, traía la mitad del cabello con tubos para rizos, en la otra mitad un cepillo de cabello enredado, un pantalón de pijama de gatitos color morado y encima una bata de baño color verde, una pantufla en el pie izquierdo y en el derecho una calceta con un pequeño agujero.

—Ja, ja, ja, ja, ¿pero qué carajos traes puesto?

—¡Déjame, Lilith! Estaba haciéndome ondas cuando recibí tu mensaje me puse lo primero que encontré —Respondió haciendo pucheros de niña berrinchuda.

—Sí, se nota, JA, JA, JA, JA, JA.

—¡Lilith!

—Bueno ya, Apolo, nos dejas solas por favor.