"Algún día te enamoraras de aquello que tanto odias. Y te acordarás de lo que me hiciste."
Las palabras que hace años había escuchado de aquel Talocanie hacían eco en su mente al ver a Itzé.
Namor x OC
Portada por: @nykollparedes
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—Si. Los colores son hermosos y la historia que cuentan son... espera. Hablas mi lengua?—Itzé preguntó al hombre.
Este volteó y la miró de arriba a abajo. Era una humana cualquiera.
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—Habló muchas lenguas.—contestó acercándose. Su caminar era firme y con cada paso que daba hacía Itzé ,ella quería retroceder dos. Era un poco más alto que ella,de piel morena y no azul como los que se la habían llevado. Tenía las orejas en punta y al ver sus tobillos pudo ver que los acompañaban unas pequeñas alas.—Naab dice que intentaste hablar nuestra lengua.
—Naab?
—La joven que te a acompañado.—respondió el hombre sin dejar de verla. Itzé bajo la mirada para no ver sus ojos.—¿Bix a k 'a'aba'? (Como te llamas?)
—Eeen kaah-bah eh Itzé. (Me llamó Itzé)—el hombre levantó una ceja. "Un nombre original para un mestizo" pensó.—Quien eres? Que es este lugar? Por qué me tienen aquí? Ya le dije a ella,no soy virgen no puedo ser un buen sacrificio, tengo amalgamas y cuatro tornillos de titanio en mi pierna. Si me sacrificas tus dioses se molestarán por enviarles un sacrificio tan pobre y su ira te matará.
El hombre empezó a reír a carcajadas.
—Crees que soy estupido. Ay Itzé creí que eras más lista. Los humanos son todos iguales.
—Pronto vendrán a buscarme.
—Estás a 200 metros bajo el mar. Quien quiera que creas que te esta buscando nunca te encontrará.
—Que quieren de mi?
—Nada más que enviar un mensaje.
—Mi cámara y mi teléfono no...
—No con tus instrumentos...—el hombre camino de nuevo al mural dándole la espalda.—Con tu estadía aquí.
—Pero...por que yo?
—El cenote en el que estabas. Muy pocas personas conocen su ubicación no puedo dejar que la gente que no es de mi confianza la sepa. Quiero saber cómo es que tú la sabes?
—Si te lo digo me dejarás ir.
—Si.—dijo con un gesto el hombre.
—Uno de mis antepasados escribió su ubicación en una carta para mi abuela. Encontré esa carta entre sus cosas el día que me mude a su casa.
—Alguien más sabe de ella?
—Solo yo.
El hombre negó con la cabeza y golpeó el muro.
—Te estoy diciendo la verdad.
—Dzan y Kinich dijeron que había un hombre contigo. Las mentiras pueden hundirte.
El hombre gritó algo en su lengua y dos hombres azules llegaron y la tomaron de los brazos.
